Los se?ores de las cajas
Gayoso y M¨¦ndez, en sus cargos desde 1965 y 1981, han compartido consejos de hasta seis empresas al tiempo que se enfrascaban en sonoras batallas
Cuando un ejecutivo sale del Banco de Espa?a tras una reuni¨®n sabe desde el primer momento c¨®mo han ido las cosas. Si le acompa?a hasta la puerta principal uno de los altos cargos presentes en la cita, no hay problema. Si lo hace una de sus secretarias, todo cambia. No es una an¨¦cdota. Tampoco un t¨®pico. Es, en palabras de un financiero gallego, "una sutil norma de la casa". Desde que asumieran la primera l¨ªnea de Caixanova y Caixa Galicia, en 1965, uno, y en 1981, el otro, Julio Fern¨¢ndez Gayoso y Jos¨¦ Luis M¨¦ndez habr¨¢n perdido ya la cuenta de las veces que han atravesado la puerta de la plaza de Cibeles. De hecho, desde que el vigu¨¦s fue nombrado director general de lo que antes era Caixa Vigo, han sido ocho los gobernadores que ha visto pasar por el Banco de Espa?a. M¨¦ndez ha conocido a cinco.
"Julio", dijo M¨¦ndez, "?c¨®mo vamos a definir t¨² y yo los pr¨®ximos 15 a?os?"
Gayoso ha sobrevivido a ocho gobernadores del Banco de Espa?a
M¨¦ndez tiene a dos hijos en la caja y Gayoso, a tres en firmas vinculadas
La ley de 2005 permiti¨® perpetuar al actual presidente de Caixanova
De que el tiempo en las finanzas gallegas se mide por relojes distintos da idea otra fecha en el calendario. Cuando Jos¨¦ Luis Baltar asumi¨® la presidencia de la Diputaci¨®n de Ourense, en 1990, Gayoso celebraba sus bodas de plata como director general de la caja de Vigo. M¨¦ndez (A Coru?a, 1945) y Gayoso (Vigo, 1931) accedieron a sus cargos en la treintena. En todos estos a?os de competencia, a veces feroz, sobre todo tras las fusi¨®n de las cajas del sur, en 1999, las relaciones de ambos financieros han pasado por diversas etapas, pero siempre ha habido "cordialidad" y "entendimiento en los asuntos en los que hab¨ªa que estar", aclaran desde ambas entidades. Ellos mismos, seg¨²n fuentes cercanas a quienes ahora negocian la fusi¨®n de ambas cajas, son conscientes de su papel en el futuro entorno financiero. Una cita ilustra esa percepci¨®n. Meses antes del verano, cuando ya se perfilaba una fusi¨®n que ahora se rechaza con virulencia desde el sur, en una reuni¨®n mantenida entre ambos financieros en presencia de Feij¨®o, el director general de Caixa Galicia desliz¨® una pregunta a su interlocutor: "Julio", inquiri¨® M¨¦ndez, "?c¨®mo vamos a estar t¨² y yo definiendo la caja para los pr¨®ximos quince a?os?". Una sonrisa fue, seg¨²n los presentes, la respuesta que obtuvo de Gayoso.
Con el paso de los a?os, ambos han compartido al menos seis consejos de administraci¨®n (Uni¨®n Fenosa, Ahorro Corporaci¨®n, Lico, R, Inesga y Crecentia, ¨¦stas dos ¨²ltimas promovidas por la Xunta) y puestos en decenas de patronatos. M¨¦ndez, de 64 a?os, y Gayoso, de 78, son las dos caras de una misma moneda, las finanzas gallegas, marcadas por personalidades muy distintas, casi contrapuestas. Sus propios colaboradores destacan la timidez envuelta en un supuesto desafecto del primer ejecutivo de Caixa Galicia, que contrasta con la cordialidad de Gayoso en las distancias cortas. Un comercial en esencia, el vigu¨¦s, frente a un sesudo t¨¦cnico, el coru?¨¦s. "Soy un enamorado de mi profesi¨®n", confes¨® M¨¦ndez en 2007 al recibir la medalla de oro del Colegio de Economistas de A Coru?a.
Comparten algunas cosas m¨¢s: gustos gastron¨®micos frugales, una calculada sobriedad en el look y cuarteles de invierno en las zonas costeras pr¨®ximas a Vigo y A Coru?a: por Canido opt¨® el de Caixanova, y por Pontedeume, el de Caixa Galicia. Tambi¨¦n tienen en com¨²n un rasgo criticado desde algunas esferas pol¨ªticas y empresariales: la incorporaci¨®n de sus hijos a empresas vinculadas a las cajas, cuando no a las propias entidades. Si M¨¦ndez ha situado a sus dos hijos en Caixa Galicia y en su corporaci¨®n industrial, Gayoso ha hecho lo propio con tres de sus cuatro v¨¢stagos en firmas vinculadas de una u otra forma a Caixanova: IBM, encargada de la divisi¨®n inform¨¢tica de la caja; Deloitte, auditora en la que se bas¨® el informe de rechazo a la fusi¨®n, y E¨®lica Galenova, la empresa con la que concurri¨® al concurso e¨®lico del bipartito.
Operaciones financieras de calado les han unido, como la entrada casi al un¨ªsono en el capital de Sacyr, la constructora que se hizo con la privatizaci¨®n de Audasa; su posterior salida de la propietaria de la Autopista del Atl¨¢ntico, y de vuelta a sentarse en la misma mesa a negociar otra vez la incorporaci¨®n de Caixa Galicia y Caixanova en la nueva It¨ªnere, ¨¦sta vez en manos estadounidenses. Otras les han separado, como la operaci¨®n de regalleguizaci¨®n de Uni¨®n Fenosa antes de caer en manos de ACS. Gayoso opt¨® por apoyar la oferta de Amancio Ortega (Inditex) y Jacinto Rey (San Jos¨¦) para comprar en septiembre de 2005 el paquete del 22% que el Santander pon¨ªa a la venta. Ese movimiento tect¨®nico en el mundo empresarial gallego se realiz¨® sin contar con otro accionista relevante de la el¨¦ctrica, Caixa Galicia, que ten¨ªa entonces con un 10% de Fenosa, de la que M¨¦ndez fue vicepresidente.
Ambos tambi¨¦n se sientan desde 1996 en la junta de gobierno de la Federaci¨®n Galega de Cajas de Ahorros, una suerte de patronal entre cuyos objetivos est¨¢ el de "ostentar la representaci¨®n de las cajas ante los poderes p¨²blicos". Ese ¨®rgano, ahora m¨¢s desdibujado que nunca, qued¨® regulado desde la ¨²ltima reforma de la ley, de marzo de 2005, que otorgaba a la Xunta mayor control sobre las cajas. En su articulado se establec¨ªa que Econom¨ªa (ahora Facenda) ejercer¨ªa las funciones de inspecci¨®n de las cajas sin perjuicio de las que le correspondan al Banco de Espa?a y, lo que es m¨¢s relevante, fijaba, "en funci¨®n de los recursos propios de cada caja, la necesidad de autorizaci¨®n previa para las inversiones en determinados activos, la concesi¨®n de grandes cr¨¦ditos y la concentraci¨®n de riesgos en una persona o grupo". Las propias entidades apelan a la escasa dotaci¨®n de los servicios t¨¦cnicos de la conseller¨ªa para justificar que la Xunta nunca hiciese uso de esas atribuciones.
Esa ley de marzo de 2005 reservaba una disposici¨®n transitoria que encajaba como un guante en la situaci¨®n del entonces director general de Caixanova: establec¨ªa una edad m¨¢xima de 75 a?os y un per¨ªodo l¨ªmite de permanencia de doce en los consejos de las cajas, con la excepci¨®n de que lo cumplieran en el transcurso de su mandato. En ese caso, podr¨ªan permanecer en el puesto ese mandato y uno m¨¢s. Gayoso se aferr¨® a esa letra peque?a para seguir como presidente y representante de los impositores en el consejo de administraci¨®n de la caja.
Deserciones a uno y otro bando tambi¨¦n ha habido en este tiempo. El ejecutivo vigu¨¦s ha tenido que ver c¨®mo uno de sus vicepresidentes, Manuel Rodr¨ªguez, propietario del astillero Rodman, lo dejaba para incorporarse como consejero a la corporaci¨®n industrial de Caixa Galicia. Hace unos meses, M¨¦ndez dec¨ªa adi¨®s al catedr¨¢tico Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internancionales (AFI), que ahora apoya con sus informes el "no" de Caixanova a la fusi¨®n.
Ocho integraciones a sus espsuma M¨¦ndez aldas para conformar lo que es hoy Caixa Galicia, por una, a tres bandas, Gayoso. Tambi¨¦n una eterna rivalidad que ha dado paso en el ¨²ltimo a?o y medio a un "profundo malestar" entre ambas entidades con cr¨ªticas nada disimuladas ante determinadas operaciones.Ahora ambos afrontan lo que en medios pol¨ªticos y financieros se define como su "¨²ltima fusi¨®n", salga o no. La de un ejecutivo, Gayoso, que en 1948, con 17 a?os, acced¨ªa a la caja viguesa como subalterno, y la de otro, M¨¦ndez, que en 1977 llegaba con 32 a?os a la direcci¨®n general adjunta de la extinta Caja de Ahorros de Ferrol procedente del Banco del Noroeste.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.