Stop. Nos vemos en Madrid. Stop
Un documental descubre los rincones de la capital en la posguerra por los que se mov¨ªa Juan Pujol, 'Garbo', el agente doble que enga?¨® a Adolf Hitler
"Madrid era uno de los lugares m¨¢s interesantes para el espionaje, una de las ciudades que m¨¢s tr¨¢fico de informaci¨®n ten¨ªa del mundo". As¨ª recuerda la condesa de Romanones, periodista, modelo y esp¨ªa para Estados Unidos, esa capital de posguerra, deprimida y agitada, entre cuyas calles se forj¨® la figura de uno de los agentes m¨¢s importantes y desconocidos de la historia, Juan Pujol (Barcelona, 1912-Caracas, 1988).
Las haza?as del agente doble, que trabaj¨® para Alemania y el Reino Unido y enga?¨® a Adolf Hitler sobre el lugar donde se iba a realizar el desembarco de Normand¨ªa, protagonizan el documental Garbo. El esp¨ªa. Pero antes de crear sus ¨¢lter ego (Alaric, Arabal y Garbo) y de ser la ¨²nica persona en el mundo condecorada con la Cruz de Hierro y la Orden del Imperio Brit¨¢nico (m¨¢ximas ense?as alemana y brit¨¢nica, respectivamente), Juan Pujol vivi¨® casi dos a?os en Madrid.
El entorno de la Cibeles, el Caf¨¦ de Lyon o el Embassy fueron zonas clave
La ciudad se convirti¨® en el epicentro del espionaje de la ¨¦poca. "Se trataba de un lugar clave para el Eje y los aliados. Aqu¨ª llegaba informaci¨®n de Lisboa, T¨¢nger o Am¨¦rica Latina, y los alemanes ten¨ªan una de sus delegaciones m¨¢s grandes, con casi 250 agentes. Los ingleses y estadounidenses no quer¨ªan perder su posici¨®n diplom¨¢tica, para mantener a Franco fuera de la guerra [la II Guerra Mundial], y estrat¨¦gica por la cercan¨ªa del Tercer Reich", explica Javier Ju¨¢rez, escritor de Juan Pujol, el esp¨ªa que enga?¨® a Hitler.
Los alrededores de la Cibeles, la Embajada de Alemania, el Caf¨¦ de Lyon o el hotel Embassy fueron lugares clave en los que teji¨® su red de contactos y donde urdi¨® una trama de falsas identidades, colaboradores ficticios y mentiras, muchas mentiras.
Sin la contrainformaci¨®n de Garbo "es posible que la victoria el d¨ªa D no hubiera ocurrido", resume el historiador ingl¨¦s Nigel West en el documental sobre el esp¨ªa. Entre las entrevistas de la cinta, que se ha estrenado este fin de semana, se alternan im¨¢genes reales y cortes de pel¨ªculas de Hollywood. "Al no tener material de la ¨¦poca prefer¨ª tomar fotogramas que la recrearan, como Greta Garbo interpretando a Mata-Hari o Alec Guinness en el papel de Nuestro hombre en La Habana", explica el director Edmon Roch.
A principios de 1939, Pujol dej¨® Barcelona y se mud¨® a Madrid con un objetivo, el n¨²mero 16 de la calle de Fernando el Santo. Desde la sede de la delegaci¨®n brit¨¢nica que, tras la intervenci¨®n del arquitecto W. S. Bryant en 1966, se mantuvo como Embajada del Reino Unido hasta febrero de 2009, Pujol quer¨ªa luchar contra el nazismo. Debido a la cercan¨ªa ideol¨®gica entre Franco y Hitler, los brit¨¢nicos ten¨ªan orden de no confiar en ning¨²n espa?ol, por lo que el catal¨¢n cambi¨® de t¨¢ctica y se encamin¨® al flamante paseo de la Castellana para trabajar con la Embajada alemana, ahora el restaurante italiano Da Nicola. S¨®lo una peque?a capilla aleda?a al edificio, que acoge a la Comunidad Evang¨¦lica Alemana de Madrid, recuerda el dominio germano del centro de la capital. La red nazi se reun¨ªa en el hotel Ritz, celebraba sus ¨¦xitos en la cervecer¨ªa El ?guila (al principio de la call¨¦ de Alcal¨¢) y recorr¨ªa sin problemas el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Los aliados, por su parte, se citaban en peque?as tabernas junto a escritores, pintores y artistas extranjeros. Ese ambiente de los alrededores de Cibeles alent¨® el esp¨ªritu antifascista de Garbo, que acud¨ªa regularmente a las charlas del Caf¨¦ de Correos y las tertulias del Caf¨¦ de Lyon, tambi¨¦n frecuentado por el escritor D¨¢maso Alonso o el Nobel Vicente Aleixandre.
La cripta del Lyon, reconvertido en el pub irland¨¦s James Joyce Irish Pub (Alcal¨¢, 59), adem¨¢s de acoger las reuniones de los falangistas de Primo de Rivera, era paso obligado de intelectuales. En la cripta se mantienen algunos murales de los a?os treinta, como el famoso La ballena alegre. Otro de ellos decora el piso superior.
Tanto brit¨¢nicos como nazis apreciaban el glamour. En el Madrid de posguerra, el hotel Embassy (Serrano, 56) era casi el ¨²nico sin¨®nimo de delicatessen. Lleno de productos imposibles de encontrar en la ciudad, durante las meriendas en los salones los informadores aliados y los oficiales de la Gestapo se saludaban mientras en los s¨®tanos del edificio una red de evasi¨®n organizaba la huida de jud¨ªos a Gibraltar.
Tras ganarse la confianza de los alemanes, en julio de 1941 Garbo tambi¨¦n dej¨® Madrid. Su maleta: un frasco de tinta invisible, una clave para cifrar mensajes y 3.000 d¨®lares. Su destino: Londres. Su misi¨®n: espiar en la capital brit¨¢nica. Su verdadero objetivo: "Hacer todo lo posible para evitar el sat¨¢nico esplendor de los nazis". Y a juzgar por el resultado de su trabajo, lo consigui¨®. Siguiendo los mensajes de Garbo, Alaric para los teutones, las tropas del F¨¹hrer esperaban a los americanos en el Paso de Calais en lugar de en Normand¨ªa. Tras morir dos veces, Pujol se gan¨® el anonimato hasta ser enterrado en Venezuela en 1988. Por las calles de Madrid todav¨ªa se pueden seguir sus pasos.
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