Todo empez¨® en Barcelona
Santana, Gimeno y Orantes creen que la Davis introdujo el inter¨¦s por el tenis en Espa?a
Todo empez¨® as¨ª: un d¨ªa de agosto de 1965 frente a 7.000 personas en la pista talism¨¢n del Real Club de Tenis Barcelona. No era una cita cualquiera. Por primera vez, Espa?a jugaba los cuartos de la Copa Davis y se med¨ªa a la potente Estados Unidos. Era una cita importante para un pa¨ªs que renac¨ªa de la postguerra y necesitaba ¨¦xitos para subir la moral. Pancho Gonz¨¢lez, capit¨¢n del equipo estadounidense, calent¨® el ambiente pregonando que no les ganar¨ªan ni un set. Pero, de repente, surgi¨® la fuerza de Manuel Santana, Joan Gisbert y Lis Arilla y lo que deb¨ªa ser una masacre fue un triunfo hist¨®rico. All¨ª comenz¨® todo. All¨ª Espa?a descubri¨® lo que era una pelota de tenis.
"Yo hab¨ªa ganado ya dos torneos de Roland Garros", cuenta Santana, "pero hab¨ªan pasado desapercibidos. En cambio, aquella victoria contra Estados Unidos, que no perd¨ªa en ning¨²n deporte, enganch¨® a la gente. Jugamos en agosto, bajo un calor impresionante, pero la pista estaba llena". Los estadounidenses llegaron a Barcelona pensando que era el tercer mundo: se trajeron la comida, las Coca-Cola, y desconfiaban de todo. "Aquello nos toc¨® la fibra. Les metimos un 3-0 y salimos a hombros. Y en las semifinales contra India, tuvieron que poner ya gradas supletorias y jugamos ante 11.000 espectadores". Aquel a?o, Espa?a jug¨® la primera final de la Davis en Australia y dos a?os m¨¢s tarde regresaron all¨ª para disputar la segunda. "Sin el sistema de challenge round [el ganador jugaba la final en casa], probablemente habr¨ªamos ganado la Ensaladera", analiza Manuel Orantes, que debut¨® en 1967 y se convirti¨® en el jugador m¨¢s joven en disputar una final. "Nos mov¨ªamos en condiciones muy precarias. Todos hab¨ªamos salido por generaci¨®n espont¨¢nea y necesit¨¢bamos el tenis para salir adelante. Cuando viajamos a Australia hicimos siete escalas y tardamos 48 horas. Y estuvimos all¨ª entren¨¢ndonos 15 d¨ªas en hierba. Pero nos topamos con un equipo que llevaba un mont¨®n de t¨ªtulos grandes: Emerson, Stolle, Newcombe, Roche. En tierra les habr¨ªamos ganado. En hierba, imposible".
"Fuimos pioneros, creamos las bases de todo lo que pasa ahora", agrega Andr¨¦s Gimeno; "el tenis era elitista y desconocido en Espa?a. Costaba ser una figura". Entonces los medios eran escasos. Pero la proyecci¨®n de aquellos ¨¦xitos permiti¨® que a?os despu¨¦s surgieran generaciones que alcanzaron la gloria que a ellos les fue negada. "Todo ha cambiado mucho", concluye Orantes. "El trabajo que se realiz¨® con la base para los Juegos de 1992 dio su fruto: de ah¨ª surgieron varios campeones de Roland Garros, que luego se convirtieron en t¨¦cnicos y dejaron su semilla que se expandi¨® por Valencia, Mallorca y Madrid. Y ah¨ª naci¨® el equipo actual".
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