"Los cuidados paliativos recuperan el humanismo de la medicina"
Ram¨®n Navarro (1953) es jefe de servicio del ¨¢rea m¨¦dica integral del hospital Padre Jofr¨¦ de Valencia y preside la Sociedad Valenciana de Medicina Paliativa, que la semana pasada celebr¨® una jornada marcada por dos objetivos: la formaci¨®n en esta materia a los profesionales sanitarios y transmitir a la sociedad que tener una buena atenci¨®n en el trance final de una enfermedad avanzada es un derecho de los ciudadanos. "La medicina paliativa est¨¢ recuperando el humanismo de la medicina cl¨¢sica, que se hab¨ªa perdido con la elevada tecnificaci¨®n actual", sostiene.
P. ?En qu¨¦ consisten los cuidados paliativos?
R. El punto de partida de nuestra formaci¨®n es biologista y consiste en curar. A veces se intenta curar m¨¢s all¨¢ de las posibilidades reales, extralimitando los esfuerzos y haciendo actos f¨²tiles en pacientes con enfermedades avanzadas, como tumores, enfermedades cardiovasculares avanzadas o neurodegenerativas, sin ninguna capacidad de recuperaci¨®n y mal pron¨®stico. Llega un momento en el que hay que racionalizar los esfuerzos terap¨¦uticos porque produces m¨¢s dolor y molestias que beneficios.
El paciente tiene derecho a recibir la informaci¨®n que desee tener
P. ?De ello se ocupa la atenci¨®n paliativa?
R. Tan importante es curar como atender a los pacientes con calidad al final de la vida, respetando las opiniones y deseos del paciente en la medida que las haya expresado directamente, a trav¨¦s de voluntades anticipades o de sus familiares. Nuestros paciente tienen necesidades f¨ªsicas que debemos controlar: dolor, dificultad para respirar, n¨¢useas, malestar general. Pero adem¨¢s, tienen necesidades emocionales y psicosociales. Pasan por diversas fases de aceptaci¨®n de la enfermedad, muestran miedos, angustias, temores...
P. ?Qu¨¦ beneficios aportan estos cuidados?
R. Con la morfina podemos contolar m¨¢s del 90% de los casos de dolor al final de la vida. Pero muchas veces no es posible controlar todos los s¨ªntomas f¨ªsicos si el paciente no tiene resuelta su situaci¨®n emocional o psicosocial. La dimensi¨®n espiritual est¨¢ en la ra¨ªz de las emociones profundas y todo el mundo la tiene, sea o no religioso, especialmente en el final de la vida y es valorada como muy importante por pacientes y familiares. Se ha demostrado que si se maneja bien este tema, la calidad del paciente mejorar¨¢ por muy bien que sepamos controlar el dolor con los f¨¢rmacos actuales.
P. ?Qu¨¦ papel tiene el paciente?
R. La toma de decisiones compartidas tiene cada vez m¨¢s peso en la medicina de hoy. El equipo multidisciplinar aporta su saber y su experiencia, pero el enfermo aporta sus creencias, deseos y opiniones. El paciente forma parte de las decisiones en la medida en que pueda expresarlas y sea consciente de ello. Y si ya ha perdido esta capacidad, hay medios para haber dicho o dejado escrito cu¨¢les son sus opiniones, como las voluntades anticipadas, y rechazar medidas extraordinarias, como pueda ser la reanimaci¨®n cardiopulmonar, la ventilaci¨®n mec¨¢nica invasiva u otras medidas.
P. ?Qu¨¦ grado de informaci¨®n debe recibir el enfermo?
R. Tiene el derecho, y nosotros la obligaci¨®n, de recibir el grado de informaci¨®n que quiera, de igual forma que tiene derecho a no ser informado, si es lo que quiere. A veces hay una conspiraci¨®n del silencio por parte de los familiares, que tienen toda la informaci¨®n y no s¨®lo no la transmiten al paciente, sino que nos piden a nosotros que no lo hagamos. Muchas veces esto nos crea un conflicto con ellos. De todas formas, hay que saber transmitir este tipo de informaci¨®n. No es algo que se suelte de sopet¨®n. Es un proceso que lleva su camino, que hay que recorrer poco a poco. De ah¨ª la importancia de trabajar en equipo, con psic¨®logos, trabajadores sociales...
P. ?Est¨¢ superada la cultura del sufrimiento, asociada a la moral cat¨®lica?
R. La Iglesia acept¨® ya en el Concilio Vaticano II la teor¨ªa del doble efecto. En ella se acepta que un paciente que se encuentra en sus ¨²ltimos d¨ªas de vida pueda recibir un tratamiento para el dolor con morfina aunque surja un efecto no buscado, como la disminuci¨®n de su nivel de conciencia o acortarle la vida. Esto, desde luego, no tiene nada que ver con la eutanasia, cuyo primer objetivo es acabar con la vida.
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