El velo interior
La ventaja de ser catal¨¢n es que los debates c¨ªclicos en Europa sobre la identidad nunca nos pillan desprevenidos. El problema es que la discusi¨®n la limitamos a menudo a la identidad respecto a Espa?a pasando por alto la transformaci¨®n de nuestra identidad como sociedad. Basta observar algunos de los barrios de ciudades metropolitanas que acogieron la inmigraci¨®n interna o algunas ciudades cercanas a Girona para ser conscientes del polvor¨ªn, del desaf¨ªo social que significa la llegada masiva de la inmigraci¨®n para la poblaci¨®n, con la que entra en competencia en el mercado de trabajo y las prestaciones sociales.
El vistazo a la realidad o a las estad¨ªsticas tambi¨¦n sirve para valorar c¨®mo se ha absorbido el aluvi¨®n que significa que entre 2002 y 2007 Catalu?a ganara 122.000 habitantes extranjeros cada a?o sin grandes tensiones sociales. Pero la crisis econ¨®mica puede complicar la situaci¨®n.
La baja conflictividad nos ha evitado entrar en un gran debate p¨²blico sobre temas como el uso del velo o las mezquitas
Sectores intensivos de mano de obra como la construcci¨®n y los servicios absorbieron el r¨¢pido aumento de la poblaci¨®n inmigrada en Espa?a entre 2000 y 2009, que pas¨® de 800.000 a 4.400.000, seg¨²n la EPA. Si en 2005 el paro entre la poblaci¨®n inmigrada era del 12,3%, actualmente est¨¢ en el 28%.
Seg¨²n un reciente estudio de la Fundaci¨®n BBVA, el 60% de los espa?oles perciben la inmigraci¨®n como un problema y se sobreestima el porcentaje de inmigrantes, que la mayor¨ªa de los encuestados calculan alrededor del 24%, mientras que la cifra real en Espa?a no llega al 12%.
Como sociedad nos cuesta abrir debates serenos sin que est¨¦n espoleados por la urgencia. La decisi¨®n suiza de prohibir la construcci¨®n de minaretes, el debate sobre la identidad francesa o el tipo de integraci¨®n turca en la Uni¨®n Europea no nos deber¨ªan ser ajenos, pero la baja conflictividad ha favorecido que evitemos un gran debate p¨²blico sobre cuestiones como el uso del velo isl¨¢mico o la construcci¨®n de mezquitas, permitiendo que en Badalona, por ejemplo, con 10.000 seguidores del islam, o en Barcelona no haya una mezquita de poco m¨¢s de 40 metros cuadrados, que el rezo de los viernes se haga en polideportivos y que haya multitud de bajos sin salidas de emergencia convertidos en oratorios.
Algunos buenistas criticar¨¢n la decisi¨®n suiza sin intentar buscar el origen del enfado y el miedo a la p¨¦rdida de identidad que hay detr¨¢s. Pero tiene m¨¢s minaretes el cartel utilizado en la campa?a a favor de la prohibici¨®n en refer¨¦ndum que el propio pa¨ªs, donde hay exactamente cuatro, no llaman a la oraci¨®n y solamente el 5% de la poblaci¨®n es musulmana.
La prohibici¨®n es ofensiva y sobre todo contraproducente. Confundir los minaretes con los problemas reales dificulta la b¨²squeda de soluciones. Problemas para la integraci¨®n son la desigualdad de las mujeres en la sharia, el patrocinio de mezquitas por parte de los radicales wahabitas saud¨ªes, el respeto de los valores irrenunciables de nuestra sociedad.
La Suiza ejemplo democr¨¢tico ha dejado de serlo esta vez y el peligro es que el rechazo se extienda a otros pa¨ªses.
En Francia, la "laicidad positiva" de Sarkozy tambi¨¦n est¨¢ en revisi¨®n. Una comisi¨®n parlamentaria fijar¨¢ pr¨®ximamente una posici¨®n sobre la legalidad del burka. El velo integral afecta a 367 musulmanas en Francia, pero ha abierto un gran debate sobre la libertad y la subordinaci¨®n de la mujer. Un debate que ya provoc¨® en su d¨ªa el velo isl¨¢mico en la escuela antes de ser prohibidos los s¨ªmbolos religiosos en ella en 2004. La permisividad y la integraci¨®n en las escuelas han evitado un problema similar en Espa?a, donde la tolerancia y la mediaci¨®n han sustituido la prohibici¨®n. Pero no podemos pensar que siempre ser¨¢ as¨ª y que sortearemos los problemas de convivencia de nuestros vecinos.
El mes pasado, en Tarragona, los Mossos desarticularon una banda integrada por musulmanes fan¨¢ticos, seguidores salafistas, que conden¨® a muerte a una mujer de origen magreb¨ª acus¨¢ndola de haber cometido adulterio. Solo una justicia implacable proteger¨¢ a los moderados. A la pregunta de por qu¨¦ ser tolerantes con los intolerantes, la respuesta es: por inter¨¦s y apoyo a los moderados, para que las ni?as tengan opci¨®n a quitarse el velo interior de la sumisi¨®n.
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