La isla m¨¢s ecologista y rentable
Genera toda la electricidad que necesita con biodi¨¦sel, molinos y paneles - Sus habitantes son ejemplo para Dinamarca y adem¨¢s ganan dinero
Tras desenroscar el tap¨®n del dep¨®sito de combustible de su tractor, Erik Koch coge con el dedo un poco de carburante y se lo mete en la boca: "El sabor es bueno". Este granjero dan¨¦s de 64 a?os debe ocuparse a diario de sus 11 vacas y sus campos para forraje en la peque?a isla de Sams?, pero su verdadera pasi¨®n es la energ¨ªa. Hasta tal punto, que ha convertido la granja en la que vive en una especie de laboratorio de energ¨ªas renovables: en el establo fabrica ¨¦l mismo aceite de colza que luego transforma en biodi¨¦sel, en su tejado tiene a la vez colectores solares de agua caliente y placas fotovoltaicas, y tras una puerta presenta orgulloso la caldera de biomasa que mantiene su hogar a salvo del viento g¨¦lido de estas tierras. "El mejor negocio son los molinos de viento", comenta Koch, que ahora tiene una nueva idea metida en la cabeza: "quiero comprarme un coche el¨¦ctrico". El mal que sufre Erik resulta bastante com¨²n en la que en Dinamarca se conoce como la isla de las energ¨ªas renovables.
"Exportamos m¨¢s electricidad que patatas", dice un vecino
En Espa?a, El Hierro trabaja tambi¨¦n para autoabastecerse
Situada a unos 150 kil¨®metros de Copenhague, en el mar del Norte, Sams? es famosa por un proyecto comenzado en 1997 para llegar a ser autosuficiente con energ¨ªas limpias. Y no est¨¢ muy lejos de conseguirlo. Esta diminuta isla de campos verdes, salpicados de granjas y peque?as casas, cuenta en tierra con 11 molinos de viento (de un megavatio) que pueden llegar a cubrir ellos solos toda la demanda de electricidad y con centrales de biomasa para calefacci¨®n que, junto con un parque de 2.500 metros cuadrados de colectores solares y otros sistemas, producen el 70% del calor que necesitan. Tras m¨¢s de 10 a?os, lo que no han conseguido cambiar ha sido la dependencia de petr¨®leo del transporte. Sin embargo, a 3,5 kil¨®metros al sur de sus costas, disponen de 10 gigantescas turbinas (de 2,3 megavatios) con las que compensan todas las emisiones generadas por los veh¨ªculos a motor e incluso por los transbordadores que conectan la isla.
?Qu¨¦ pasa cuando no sopla el viento? Sams? sigue enganchada al cable de la red el¨¦ctrica del pa¨ªs por si hace falta. Eso s¨ª, suelen ser muchos m¨¢s los kilovatios que salen de la isla que los que entran. "En Dinamarca son muy conocidas las patatas de Sams?, pero tenemos un secreto: exportamos mucha m¨¢s electricidad que patatas", incide Frank Mundt, un profesor de la isla, tambi¨¦n nuevo entusiasta de estas energ¨ªas. Como cuenta, en estas tierras mayoritariamente agr¨ªcolas y de poblaci¨®n envejecida eran pocos los que sab¨ªan algo de energ¨ªa al principio y hubo incluso un cierto rechazo. Sin embargo, hoy es dif¨ªcil moverse por la isla sin ver placas solares o palas de turbina dando vueltas.
"?Cambiamos porque eramos verdes? No. ?Por idealismo? No. ?Por pol¨ªtica? No. Lo hicimos por el dinero", reconoce Mundt, que asegura que la clave del ¨¦xito fue involucrar a los vecinos y favorecer que se convirtieran ellos mismos en productores de electricidad; ya sea como uno de los 1.500 accionistas de los grandes aerogeneradores del mar o como vendedores de energ¨ªa desde sus propias casas.
Brian Kjaer es el electricista de Sams?, y cerca de 7.000 horas al a?o tiene las palas de una turbina de 22 metros de alto girando delante de su casa. ?l mismo se ocupa del mantenimiento de la m¨¢quina y ha ideado un sistema que le convierte tambi¨¦n a ¨¦l pr¨¢cticamente en autosuficiente. Con la electricidad que produce puede dar corriente a su casa o incluso venderla, pero tambi¨¦n la utiliza para hacer funcionar un calentador el¨¦ctrico con el que se olvida de tener que pagar calefacci¨®n, y para recargar la bater¨ªa de uno de los dos ¨²nicos coches el¨¦ctricos que hay en la isla. "Es de mi mujer y es perfecto para las distancias de Sams?", comenta mientras ense?a un peque?o auto color amarillo de dos plazas de fabricaci¨®n danesa enchufado en el garaje. En 1999, llegaron a la isla cuatro coches el¨¦ctricos que fueron sustituidos al poco tiempo por otros de gasolina. Era demasiado pronto para esta tecnolog¨ªa. Sin embargo, ahora vuelven a ser una de las opciones para que el transporte sea tambi¨¦n 100% renovable, junto al biodi¨¦sel como el que fabrica Koch en su granja. El transporte es hoy el mayor quebradero de cabeza de las autoridades de la isla para cumplir su sue?o de conseguir una isla con 100% de energ¨ªas renovables.
Como este curioso experimento a peque?a escala en Dinamarca, la isla espa?ola de El Hierro, en Canarias, trabaja tambi¨¦n desde hace m¨¢s de una d¨¦cada en un proyecto para llegar a autoabastecerse alg¨²n d¨ªa ¨²nicamente con energ¨ªas limpias, s¨®lo que ah¨ª todo ha ido mucho m¨¢s lento. Justamente, este mismo verano comenzaron las obras de su novedosa central hidroe¨®lica, y para 2010 se espera que lleguen desde Alemania los molinos de viento.
Un modelo exportable
- Superficie. La isla de Sams? est¨¢ entre Dinamarca y Suecia. Tiene 114 kil¨®metros cuadrados y 4.100 habitantes.
- Suministro. Su energ¨ªa proviene de once aerogeneradores en tierra de un megavatio cada uno; cuatro centrales urbanas de calefacci¨®n y agua con biomasa (paja y madera); un parque de colectores solares de 2.500 metros cuadrados y 10 aerogeneradores en el mar de 2,3 megavatios.
- Transporte. Eliminar la dependencia de la gasolina es lo ¨²nico que le falta. En la isla hay dos coches el¨¦ctricos.
- El Hierro. La isla canaria (278 kil¨®metros cuadrados y 10.700 habitantes) ha iniciado un proyecto para ser autosuficiente. Consta de una central hidroe¨®lica con parque e¨®lico de 5 aerogeneradores de 2,3 megavatios, dos grandes tanques de agua y un sistema de bombeo. Cuando sobra viento se aprovecha para subir el agua al tanque, y cuando falta se produce electricidad haciendo caer el agua.
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