Una an¨¦cdota de Pedro Altares
Pertenezco a la generaci¨®n de la Transici¨®n y no me resisto a contar esta an¨¦cdota, ilustrativa de una forma de ser. Conoc¨ª a Pedro Altares en 1963 en Toulouse, en un congreso de las Juventudes Socialistas. ?l iba como observador de las juventudes dem¨®crata-cristianas y yo con un compa?ero, en representaci¨®n del interior. Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE en el exilio, nos recibi¨® a los tres en su despacho, donde le espet¨® a Pedro: "?Hombre, Altares!, menudo susto le va a dar usted a sus t¨ªas las solteronas cuando les diga que ha estado con el que prohibi¨® los crucifijos en las escuelas". A lo que respondi¨® Pedro: "Hombre, no presuma, que su fundador se llamaba Iglesias".
No lo volv¨ª a ver hasta los a?os noventa en el pub del Santiago Bernab¨¦u tomando una copa, le salud¨¦ y nos re¨ªmos recordando. Nunca m¨¢s le volv¨ª a ver, pero le le¨ª. Era buena gente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.