Polic¨ªas y confidentes, bajo la lupa
Cada vez menos agentes quieren entrar en los grupos antidroga debido a la vigilancia sobre los informantes - Las ¨²ltimas detenciones siembran miedos
"Est¨¢ claro que los polic¨ªas tienen miedo. Los jefes sospechan por el simple hecho de que un confidente pregunta por ti. Ahora nadie quiere entrar en los grupos antidroga. Y los que est¨¢n dentro quieren salir". Un polic¨ªa refleja la tensi¨®n y el ambiente irrespirable que padecen los grupos antidroga, desde que las tres principales unidades contra el narcotr¨¢fico en Sevilla y M¨¢laga hayan sufrido investigaciones a cargo de Asuntos Internos entre 2008 y 2009.
Los agentes no se f¨ªan de sus propios confidentes. Los pinchazos de los tel¨¦fonos est¨¢n generalizados, y en cuanto sale a relucir el nombre de un polic¨ªa, las sospechas se disparan. Las conversaciones siempre admiten m¨²ltiples interpretaciones y los agentes no pueden controlar todas las charlas de sus confidentes, que por otro lado suelen ser traficantes de droga. Este miedo, subrayan sus protagonistas, es ajeno al hecho de que la corrupci¨®n policial est¨¦ presente en el Cuerpo, con m¨¢s o menos frecuencia. Los pinchazos ayudan a una investigaci¨®n, pero los golpes siempre se logran gracias a los confidentes.
"Estos polic¨ªas se mueven en la ¨²ltima frontera, entre la delincuencia y la civilizaci¨®n. El informador es un elemento b¨¢sico, pero tambi¨¦n es un delincuente con el que se entabla una relaci¨®n", apunta un abogado experto en narcotr¨¢fico. Los confidentes son un arma de doble filo. El problema principal, coinciden todas las voces, es la falta de regulaci¨®n para el pago a confidentes. Porque ¨¦stos facilitan chivatazos a los agentes, pero "?siempre lo hacen por amor al arte?" interroga un fiscal. Las dudas planean sobre estos agentes cuando salta un esc¨¢ndalo en sus filas, pero a¨²n as¨ª los grupos antidroga siempre gozaron de un prestigio en el cuerpo que ahora se ha difuminado.
El robo de 154 kilos de droga de los calabozos en la Jefatura Superior de Sevilla fue una pesadilla para la Udyco durante 15 meses, pero el despertar despu¨¦s de la detenci¨®n del agente en excedencia Lars Sep¨²lveda ha sido incluso peor para la moral de la unidad. La juez del caso ha imputado a tres mandos basada en indicios y conversaciones grabadas con confidentes, supuestamente favorecidos por el jefe de la unidad, seg¨²n la investigaci¨®n de Asuntos Internos. Y la buena fama que atesoraban estos mandos ha generado incredulidad y desconfianza en la lucha antidroga. "Si han imputado a los mandos con m¨¢s prestigio y expediente... ?Qu¨¦ no har¨¢n contra los ¨²ltimos monos de la unidad?", cuestiona un agente.
El pasado noviembre una juez ha imputado a un agente del Grupo VII contra el tr¨¢fico mediano de drogas por sus supuestas relaciones con una banda de narcotraficantes, uno de los cuales era socio suyo. La teor¨ªa es sencilla: un agente se re¨²ne con un confidente y el jefe de grupo siempre est¨¢ al tanto del encuentro. Pero en la pr¨¢ctica nadie puede controlar en qu¨¦ t¨¦rminos hablan de los polic¨ªas estos informantes con otros narcotraficantes. Ah¨ª est¨¢ el problema.
El fiasco del Grupo X de Sevilla
El esc¨¢ndalo de la llamada mafia policial surgi¨® en Sevilla en 1991 tras las denuncias de supuestas torturas, robo y otros delitos relatadas por la confidente y traficante Rosario Acu?a. Las investigaciones preliminares llevaron a la c¨¢rcel durante varios meses a 10 polic¨ªas. Pero siete a?os despu¨¦s el juez del caso archiv¨® los seis delitos m¨¢s graves de los que fueron acusados todos los polic¨ªas del Grupo X de Seguridad Ciudadana. "Asuntos Internos estuvo un a?o enga?ando al juez y tras siete a?os de instrucci¨®n, todos exculpados", rememora ahora uno de los agentes.
Este ejemplo demuestra los peligros que esconde acusar a un polic¨ªa de corrupto. Y, m¨¢s a¨²n, con pruebas basadas en interpretaciones de pinchazos y testimonios de confidentes, que suelen tener una relaci¨®n de amor-odio con los agentes. "De cada cinco confidentes, siempre uno te traiciona. Pero si no se trabaja con ellos, el rendimiento baja", revela uno de ellos.
La detenci¨®n en 2008 de varios mandos de la Udyco Costa del Sol afect¨® a los resultados de manera ostensible. Ahora es el turno a Sevilla, donde un nuevo jefe de la Udyco se enfrenta a una tarea tit¨¢nica para remontar las cifras de incautaciones.
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