El ritual m¨¢s contaminante
El Gobierno trata de reducir el consumo energ¨¦tico y la emisi¨®n de CO 2 en el ba?o diario de los japoneses
La mayor¨ªa de japoneses se quedan anonadados cuando se les explica que en muchos pa¨ªses que sufren periodos de sequ¨ªa, como Espa?a, se realizan campa?as que animan a los ciudadanos a ducharse en vez de ba?arse. "Eso en Jap¨®n ser¨ªa impensable", explica Rika Furuya, oficinista de 36 a?os. Todas las noches, Furuya se ducha con agua caliente frot¨¢ndose el cuerpo con jab¨®n. Una vez aseada, llena hasta arriba la ba?era con agua hirviendo y se introduce durante media hora para relajarse. As¨ª es como funciona la costumbre japonesa del ba?o diario, una tradici¨®n secular desarrollada a partir de pr¨¢cticas sinto¨ªstas y budistas que en el siglo XXI contribuye al calentamiento del planeta.
A los japoneses les cuesta creer que este relajante h¨¢bito que consideran muy beneficioso para la salud -y que contribuye a su notoria longevidad- pueda da?ar el ecosistema. Sin embargo, datos del Ministerio de Medio Ambiente nip¨®n se?alan que calentar el agua es la actividad que mayor energ¨ªa consume en cada hogar, un 39% del total. Eso viene a suponer parte importante de los 166 millones de toneladas de CO2 que cada familia emite al a?o en Jap¨®n (un 13% del total del pa¨ªs), seg¨²n cifras de 2005. Por si fuera poco, esos mismos datos tambi¨¦n se?alan que las emisiones de los hogares se han disparado con respecto a 1990, aumentado un 30%.
"Si el agua no escalda, no es un ba?o japon¨¦s de verdad", explica Furuya. Su casa, como la mayor¨ªa en este pa¨ªs, utiliza una estufa para el ba?o. La factura del gas resulta asequible en Jap¨®n y por ello, seg¨²n un estudio del Ministerio de Medio Ambiente de 2008, sus ciudadanos no tienen conciencia real de lo que consumen.
Como el h¨¢bito nacional del ba?o est¨¢ muy lejos de ser cuestionado, el anterior Gobierno del Partido Liberal Dem¨®crata inici¨® campa?as de sensibilizaci¨®n animando a las familias a ducharse durante menos tiempo y a compartir el mismo agua de la ba?era. Tambi¨¦n se ha alentado el uso de la energ¨ªa solar t¨¦rmica -cuya instalaci¨®n resulta muy costosa- para calentar el agua o el de medidores electr¨®nicos que indican el consumo y su coste, y alertan del despilfarro. Estos ¨²ltimos resultan cada vez m¨¢s populares, aunque no tanto como las bombas de calor el¨¦ctricas de alto rendimiento, el llamado sistema EcoCute, que reduce en un 30% el consumo y en un 50% las emisiones.
Aunque el coste del sistema sigue resultando alto (cada bomba cuesta unos 3.800 euros), el anterior Gobierno se marc¨® como objetivo la instalaci¨®n financiada de 5,2 millones de aparatos en hogares y recintos comerciales para 2010. Se llevan vendidas dos millones.
El nuevo Gobierno del primer ministro Yukio Hatoyama, que ha prometido reducir las emisiones en un 25% para 2020 con respecto a 1990, est¨¢ estudiando aplicar un mayor gravamen a las energ¨ªas menos limpias. La medida supondr¨ªa un menor despilfarro en los hogares. Pero tambi¨¦n amenazar¨ªa con hacer desaparecer a toda una instituci¨®n nacional como son las casas de ba?os p¨²blicos, llamadas sento, tremendamente populares en Jap¨®n; a ellos acuden incluso aquellos que tienen ba?era en casa porque son un importante foco de socializaci¨®n. Muchas sento a¨²n utilizan combustibles f¨®siles para calentar sus enormes ba?eras, y por ello su supervivencia podr¨ªa verse amenazada.
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