Una gran campa?a de 'agitprop'
La campa?a de agitprop lanzada a principios de verano por sectores extraparlamentarios del independentismo catal¨¢n ha desbordado a Esquerra Republicana (ERC) y a Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) y ¨¦sta es una de las principales consecuencias a extraer de la mal llamada jornada de consultas del domingo. En el campo del nacionalismo catal¨¢n hay m¨¢s de lo que estos dos partidos abarcan.
El l¨ªder de ERC, Joan Puigcerc¨®s, ha hecho todo lo que ha podido para encabezar y canalizar hacia sus redes el potencial electoral que esa movilizaci¨®n supone para el futuro inmediato. Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) se ha refugiado en la ambig¨¹edad, poniendo un huevo en cada cesta como en los tiempos del m¨¢s plet¨®rico Jordi Pujol. El huevo de Converg¨¨ncia en la cesta independentista, con Felip Puig como ponedor, y el de Uni¨® en la otra, con Duran en el papel de moderado valedor del autonomismo.
El primer ¨¦xito de la campa?a independentista fue que la radiotelevisi¨®n de la Generalitat la tratara como un refer¨¦ndum de verdad
A Pujol sol¨ªa salirle bien. Pero est¨¢ por ver si a sus sucesores tambi¨¦n les vale. Todo apunta a que una de las particularidades de las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas ser¨¢, precisamente, la divisi¨®n del espacio pol¨ªtico-electoral de Esquerra Republicana, del que el Reagrupament de Joan Carretero pretende llevarse una buena parte. Uno de los objetivos declarados de Carretero es evitar una eventual renovaci¨®n del pacto de gobierno de las izquierdas catalanas, con lo que queda bastante claro que CiU podr¨ªa ser la beneficiaria de toda esta agitaci¨®n si logra mantener su ambig¨¹edad y consigue que el desbordamiento reste esca?os s¨®lo a Esquerra.
Las cerca de 200.000 personas que el domingo aceptaron el juego propuesto por la coordinadora independentista sab¨ªan que no participaban en un refer¨¦ndum, sino en una nueva modalidad de manifestaci¨®n pol¨ªtica, bastante m¨¢s sofisticada que la mera y tradicional concentraci¨®n y desfile por plazas y calles. Desde este punto de vista, el primer ¨¦xito de los impulsores de la iniciativa lo hab¨ªan alcanzado ya semanas atr¨¢s, al conseguir que la radiotelevisi¨®n de la Generalitat le diera un intensivo seguimiento con el mismo tratamiento y el lenguaje convencional con el que se informa de los verdaderos referendos.
La radiotelevisi¨®n de la Generalitat se ha mantenido como el referente informativo del nacionalismo y el independentismo, una orientaci¨®n que la llegada del tripartito en 2003 no modific¨®. Junto con algunas cabeceras de prensa local y comarcal, algunas televisiones locales y ahora tambi¨¦n la emisora de televisi¨®n del Bar?a, forman el espacio medi¨¢tico nacionalista. Como tales han participado con entusiasmo en la tarea de publicitar la jornada de agitaci¨®n del domingo pasado como si de una verdadera convocatoria pol¨ªtica general se tratara.
A este ¨¦xito han contribuido tambi¨¦n, parad¨®jicamente, los medios de comunicaci¨®n que, denostando los fines de la campa?a, hablaron una y otra vez de refer¨¦ndum. Lo mismo ha sucedido con aquellos medios que, aun con el distanciamiento propio de la voluntad meramente informativa, han dicho y repetido que a la consulta estaban efectivamente llamados 700.000 ciudadanos, han denominado observadores internacionales a los correligionarios extranjeros invitados por los organizadores y han hablado de censo electoral.
La campa?a independentista parte de la premisa de considerar muerta la v¨ªa del autonomismo, para lo que han encontrado un eficaz aliado entre quienes consideran inconstitucional el actual Estatuto de Autonom¨ªa. Pero, en realidad, muchos de los promotores y participantes en esta campa?a no han sido nunca autonomistas y cuando hablan de fracaso del autonomismo se refieren m¨¢s a sus deseos y a sus objetivos que a la realidad pol¨ªtica.
Esto no obvia, sin embargo, que una campa?a como la que el domingo supo sacar de sus casas a cerca de 200.000 personas no puede dejar indiferente a los defensores del modelo constitucional y de desarrollarlo en sentido federal. Mantenerse al margen de campa?as tan potentes como ¨¦sta, como han hecho las direcciones de PSC y de Iniciativa Verds, puede valer para no darles, precisamente, m¨¢s vuelo. Pero el ecosistema pol¨ªtico catal¨¢n est¨¢ demasiado condicionado por el ruido que el activismo independentista produce sin cesar, muy superior a lo que merece el 21% de la poblaci¨®n que representa seg¨²n los sondeos del Centro de Estudios de Opini¨®n (CEO). Y a veces se echa en falta el contrapeso.
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