El embaucador y su enigma
En los primeros minutos de Fraude (1973), Orson Welles afirmaba que todo relato contiene, inevitablemente, una mentira. Acto seguido, el director proced¨ªa a desarticular, burlonamente, la veracidad del formato documental para convertirlo en territorio de incertidumbre. Es decir, para colocarlo en la zona de ambig¨¹edad de la realidad misma. Ich bin Enric Marco, de Santiago Fillol y Lucas Vermal, podr¨ªa ser un estimulante fruto del ¨¢rbol geneal¨®gico del cl¨¢sico de Welles, pero, tambi¨¦n, una coda ejemplar de uno de los trabajos m¨¢s monumentales que ha dado el g¨¦nero de no ficci¨®n: Shoah, de Claude Lanzmann. Como Fraude, la pel¨ªcula de Fillol y Vermal tiene a un embaucador en su centro y al modo Shoah, su trayecto narrativo se articula a partir de la confrontaci¨®n de un testigo con los escenarios de su pasado. En este caso, de su doble pasado: la experiencia real y su ficci¨®n, su automitolog¨ªa. Una mentira que quiz¨¢ cumpli¨® una funci¨®n.
ICH BIN ENRIC MARCO
Direcci¨®n: Santiago Fillol y Lucas Vermal.
Int¨¦rprete: Enric Marco.
G¨¦nero: documental. Espa?a, 2009.
Duraci¨®n: 86 minutos.
Respeta el misterio encarnado por su protagonista, y eso eleva el filme
Los referentes no son gratuitos: ¨¦sta es una de las pel¨ªculas espa?olas m¨¢s ambiciosas del a?o y, tambi¨¦n, una de las menos pagadas de sus logros. No es su menor m¨¦rito el pudor de no resolver el problema que plantea: la complicada figura de Enric Marco no es instrumento para ilustrar una tesis preconcebida y acaba elevando este trabajo su respeto al enigma encarnado por su protagonista. La imagen de Enric Marco -el que fuera presidente de la Asociaci¨®n Amical de Mauthausen y tuvo que enfrentarse a un pasado que refut¨® su discurso vital-, conteniendo sus turbulencias interiores y resisti¨¦ndose a la s¨²plica de perd¨®n en el escenario de ese campo en el que nunca fue prisionero, es una desafiante, radical sobrecarga de contenido.
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