Un espect¨¢culo en manos de mediocres
La tauromaquia no est¨¢ en decadencia. Es el espect¨¢culo taurino, obsoleto, anodino, aburrido, decadente y manipulado, el que tiene encendida la luz roja desde hace a?os.
Cuando el Parlamento catal¨¢n vote hoy si contin¨²a adelante la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la desaparici¨®n de las corridas de toros en Catalu?a, los diputados no estar¨¢n decidiendo la abolici¨®n de la tauromaquia, porque no puede desaparecer un sentimiento, un chispazo de luz, un arrebato instant¨¢neo... La genialidad, la armon¨ªa, la inteligencia... la belleza y el arte, en suma, no saben de leyes.
Pero es justo reconocer que la iniciativa catalana ha convulsionado el panorama taurino. Gente de la cultura, de la intelectualidad, de la pol¨ªtica de aqu¨ª y de m¨¢s all¨¢ de los Pirineos clama al cielo contra lo que considera un atentado a la libertad y una grave p¨¦rdida para el patrimonio hist¨®rico y cultural de Catalu?a. Y han aflorado los miedos porque los antitaurinos catalanes amenazan con trasladar su iniciativa al resto de las comunidades.
El enemigo est¨¢ en casa; son los taurinos los que se sirven de la fiesta para sus intereses
?Cu¨¢l ser¨¢ el futuro de la fiesta si triunfa la moci¨®n? ?Ser¨¢ verdad que esa decisi¨®n puede ser el principio del fin? ?Podremos respirar tranquilos si es rechazada?
Que no cunda el p¨¢nico. No parece que el porvenir del espect¨¢culo taurino est¨¦ en juego por lo que hoy se dilucide en el Parlamento catal¨¢n. Por el contrario, la fiesta depende de ella misma m¨¢s que de todas las discusiones pol¨ªticas posibles.
Adem¨¢s, la pol¨¦mica sobre la fiesta de los toros es tan antigua como la propia tauromaquia. Papas y reyes la prohibieron y la autorizaron; intelectuales de todas las ¨¦pocas se han dividido entre amantes y enemigos, y, por lo visto, la discusi¨®n sigue hoy encendida. Algo debe de tener el agua cuando la bendicen. Alg¨²n inter¨¦s despertar¨¢ esta fiesta cuando se mantiene en el tiempo y es objeto de una disputa permanente. Porque es indiscutible que est¨¢ intr¨ªnsecamente unida a la historia de este pa¨ªs -no se entiende el siglo XX sin el protagonismo de los toros- y ha embelesado a las almas m¨¢s sensibles.
Es l¨ªcito, por tanto, que unas personas se manifiesten contrarias a la fiesta y defiendan su desaparici¨®n; como debe ser respetable que otras se conmuevan ante un animal bravo y un h¨¦roe artista. Quiz¨¢, por eso, no tiene sentido la prohibici¨®n; porque debe prevalecer la libertad de elecci¨®n antes que aceptar la hipocres¨ªa de perseguir los toros como una forma de lavar conciencias mientras se acepta callada y pasivamente las muchas lacras que sufre la humanidad.
?Qu¨¦ pasar¨¢ si triunfa la ILP en el Parlamento catal¨¢n? Nada. Mejor dicho: se dar¨¢ carta de naturaleza a una realidad, cual es que en Catalu?a no hay afici¨®n a los toros, a pesar de los manifiestos que firman y de las vestiduras que ahora se rasgan muchos que no han pisado jam¨¢s la plaza de Barcelona. Motivo de otra reflexi¨®n ser¨¢ el an¨¢lisis de este desapego, pero la ILP llega al Parlamento porque encontr¨® un caldo de cultivo propicio en la sociedad catalana.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si se desestima la propuesta ciudadana? Pues nada. Y ¨¦se es el problema; que los taurinos pensar¨¢n que han ganado una batalla, y todo seguir¨¢ igual.
Es el espect¨¢culo el que est¨¢ enfermo entre la desidia de todos sus protagonistas. No interesa a los pol¨ªticos, acomplejados ante Europa y los grupos ecologistas; no interesa a los toreros, aut¨¦nticos enemigos del toro bravo y encastado; no interesa a la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia, que ha permitido la desnaturalizaci¨®n del elemento fundamental del espect¨¢culo... Si el problema es que la fiesta de los toros no interesa a nadie... Si el problema es que todos los que de ella viven han permitido que la decadencia se haya instalado en su seno con grave peligro de que la enfermedad sea irreversible. Si el problema es que parece que todo el que se acerca al negocio taurino lo hace con el ¨²nico objetivo de ganar dinero r¨¢pido...
El enemigo est¨¢ en casa; son los taurinos los que se sirven de la fiesta para sus intereses. Ellos, con la colaboraci¨®n necesaria de las autoridades, son los culpables de que un animal fiero y poderoso sea hoy una masa informe y moribunda que rueda por los suelos. Ellos son los responsables de que el aficionado huya de las plazas, cansado de tanto fraude y aburrimiento.
Ojal¨¢ la ILP catalana sirviera de revulsivo para afrontar los problemas de la fiesta. Pero no ser¨¢ as¨ª. Gane o pierda la propuesta, la fiesta seguir¨¢ desangr¨¢ndose.
Por cierto, Jos¨¦ Tom¨¢s y la plaza de Sevilla no han alcanzado un acuerdo para que el torero act¨²e en la Maestranza el pr¨®ximo a?o. ?Motivo? El maldito parn¨¦.
Ayer, en estas mismas p¨¢ginas, una frase de Domingo Domingu¨ªn reflejaba a la perfecci¨®n la realidad: un espect¨¢culo brillante en manos de mediocres. Pues, eso...
Babelia
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