Eduardo Arroyo, literatura y boxeo
El Muvim recrea en una muestra la pasi¨®n del pintor por un deporte "clandestino"
"Debo ser el ¨²nico espa?ol al que le interesa esto", anunci¨® ayer Eduardo Arroyo en el Museu Valenci¨¤ de la Il¡¤lustraci¨® i la Modernitat (Muvim) durante la presentaci¨®n de la muestra que estrecha v¨ªnculos entre la literatura y el boxeo, un proyecto largamente madurado que rinde homenaje a su "locura pugil¨ªstica" por un deporte "que ha vuelto a ser clandestino".
Arroyo (Madrid, 1937) aporta a la exposici¨®n su espectacular estilo art¨ªstico -"hay pocas cosas porque es dif¨ªcil pintar las pasiones"-, sus vastos conocimientos sobre el combate de dos hombres sobre la lona y, sobre todo, numerosos ejemplares de una biblioteca "que se rompe por todos los lados". Durante d¨¦cadas ha atesorado cuantos libros han acercado el boxeo a la literatura, bien en ficci¨®n o mediante biograf¨ªas noveladas, entre los que no faltan ejemplares de Ernest Hemingway, Jack London, Jean Cocteau, Bernard Shaw, Norman Mailer, Ram¨®n de la Serna o Ignacio Aldecoa con Ram¨®n Massats. Y c¨®mo no, tambi¨¦n se muestran vol¨²menes del propio artista, como Panam¨¢ Al Brown, 1902-1951, la biograf¨ªa que dedic¨® hace casi tres d¨¦cadas al famoso p¨²gil paname?o campe¨®n del mundo del peso bantam (gallo en espa?ol, de 51 a 54 kilos). O su obra de teatro titulada Bantam.
"Ahora realmente el boxeo no existe", se quej¨® el pintor, escritor y escen¨®grafo. Y en parte ech¨® la culpa a EL PA?S -"fue el bander¨ªn de enganche del antipugilismo"-, por su decisi¨®n de no publicar noticias referidas al boxeo. Argument¨® que, aunque en muchos pa¨ªses se produce ahora un renacimiento del deporte, lo que muestra la exposici¨®n "es prehistoria". Y lo lament¨® porque cree que "el boxeo ha ofrecido momentos absolutamente extraordinarios y ha estado poblado de personajes que rezuman poes¨ªa".
Ah¨ª es donde tienen cabida las referencias al m¨ªtico combate en Barcelona en 1916 entre el "boxeador inexistente" Arthur Cravan y el gigante negro Jack Johnson, que derrot¨® en el sexto asalto, y no antes porque ten¨ªa pactada una pelea larga para poder ser filmada, al poeta y sobrino de Oscar Wilde (otro ilustre boxeador). Aunque la parte de la exposici¨®n que m¨¢s se presta a la nostalgia es la dedicada al combate que enfrent¨® en 1935 a Al Brown con el boxeador de Torrent Baltasar Berenguer Sangchili, que adopt¨® ese nombre para que su padre no supiera de su afici¨®n a los guantes. El valenciano derrot¨® a los puntos en 15 asaltos al hasta entonces casi invicto campe¨®n. Despu¨¦s, enga?ado por sus m¨¢nagers se qued¨® en Rep¨²blica Dominicana sin dinero para el pasaje pero el propio Al Brown le ayud¨® a financiar la traves¨ªa para mantener una revancha en Par¨ªs, en la que el paname?o recuper¨® el t¨ªtulo. Para Arroyo se trata de historias de "hombres peque?os de poco m¨¢s de 50 kilos que eran guerreros absolutamente ¨¦picos". Historias "que ahora no le interesan a nadie".
El Muvim tambi¨¦n estren¨® tres exposiciones dedicadas a la masoner¨ªa, a los impresos de vanguardia en Espa?a entre 1912 y 1936 y al barrio de Ciutat Vella.
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