La popularidad de Obama entra en declive por la reforma sanitaria
El ¨ªndice de aprobaci¨®n del presidente de EE UU baja por primera vez del 50%
Lastrado por un debate envenenado sobre la reforma sanitaria, las encuestas confirman el declive de la popularidad de Barack Obama, cuyo ¨ªndice de aprobaci¨®n baja por primera vez del 50% y que se enfrenta a un pa¨ªs que ha dejado mayoritariamente de creer en sus propuestas pol¨ªticas y en su carisma para remontar los m¨²ltiples obst¨¢culos que tiene por delante. Antes de cumplirse un a?o de su llegada a la Casa Blanca, Obama sufre la mayor erosi¨®n de popularidad de los ¨²ltimos presidentes en ese mismo plazo. S¨®lo un 47% aprueba su gesti¨®n, seg¨²n una encuesta de la cadena NBC y el diario The Wall Street Journal.
Ese sondeo arroja datos a¨²n peores para el presidente de EE UU: un 61% cree que carece de las cualidades que se requieren para el cargo y un 55% considera que la naci¨®n camina en la direcci¨®n equivocada. El p¨²blico desaprueba su pol¨ªtica econ¨®mica, duda de las posibilidades de salir de la crisis de los ¨²ltimos a?os y estima desacertada la promoci¨®n en estos momentos de una reforma sanitaria.
Los ciudadanos desaprueban la pol¨ªtica econ¨®mica de la Casa Blanca
S¨®lo en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica exterior se producen algunos resultados positivos. Una mayor¨ªa del 49% la respalda en su conjunto, un 44% apoya las decisiones del presidente sobre Afganist¨¢n y m¨¢s del 50% est¨¢ a favor del env¨ªo de m¨¢s soldados a esa guerra.
La encuesta, en t¨¦rminos generales, es algo m¨¢s que una se?al de alarma sobre el rumbo de esta Administraci¨®n: es un indicador de que la esperanza depositada en Obama se ha evaporado y de que el pa¨ªs est¨¢ sumido de nuevo en el pesimismo. ?Cu¨¢les son las razones y cu¨¢les pueden ser las consecuencias?
Empezando por las ¨²ltimas, esta encuesta -que consolida los datos de otras anteriores- podr¨ªa ser el anticipo de una sonora derrota del Partido Dem¨®crata en las elecciones legislativas de 2010, si no fuera porque hay algunos que a¨²n deben preocuparse m¨¢s que Obama por los datos de este sondeo: los republicanos. S¨®lo un 23% expresa sentimientos favorables a la oposici¨®n.
El problema est¨¢ en el propio Gobierno, en su gesti¨®n y en la comunicaci¨®n de esa gesti¨®n. Y, especialmente, en dos ¨¢mbitos de la actuaci¨®n del Gobierno: la econom¨ªa y la reforma sanitaria.
La econom¨ªa ofrece signos positivos desde hace alg¨²n tiempo: la Bolsa sube, las empresas vuelven a tener beneficios, los bancos se olvidan de los n¨²meros rojos y el Gobierno est¨¢ recuperando el dinero que les entreg¨® para evitar su quiebra. Pero los empresarios no est¨¢n a¨²n creando puestos de trabajo de forma ambiciosa, los bancos todav¨ªa no prestan con confianza y, como resultado, el p¨²blico percibe que esta recuperaci¨®n repercute s¨®lo en el bolsillo de los ricos y no en el de los trabajadores, que se ven condenados a una tasa de desempleo del 10%.
El Gobierno ha puesto en marcha distintos mecanismos para equilibrar esos desajustes, regular el mercado financiero y crear empleo, y conf¨ªa en que en los pr¨®ximos meses, antes del verano, comience a percibirse una mejora general de la situaci¨®n econ¨®mica entre los ciudadanos.
La otra fuente de da?o para Obama ha sido el debate sobre la reforma sanitaria. La Casa Blanca -sin ninguna ayuda de los dem¨®cratas- ha perdido totalmente la batalla de la comunicaci¨®n en ese terreno; el p¨²blico es incapaz de valorar hoy los beneficios de una ley que dar¨ªa cobertura sanitaria a m¨¢s de 30 millones de personas que ahora mismo no la tienen.
Las ideas m¨¢s descabelladas, como la que el senador republicano Tom Coburn expon¨ªa ayer en The Wall Street Journal ("los ancianos morir¨¢n antes si el Congreso aprueba esta ley"), se han impuesto entre la opini¨®n p¨²blica, que ha acabado viendo esta iniciativa como un costos¨ªsimo proyecto de naturaleza comunista que destruir¨¢ el estilo de vida estadounidense. Un 50% prefiere que el Congreso la rechace.
Faltan d¨ªas para que se sepa la suerte que esa ley va a correr. El presidente y el liderazgo dem¨®crata en el Senado est¨¢n intentando una votaci¨®n antes de Navidad. Sobre esa ley confiaba Obama en reconstruir su imagen. No ser¨¢ f¨¢cil. Si la reforma no es aprobada, ser¨ªa una verdadera cat¨¢strofe que pondr¨ªa en peligro todo el resto de la presidencia. Pero si lo es, el presidente va a necesitar a¨²n muchos esfuerzos para convencer a sus compatriotas de que ha sido en su beneficio.
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