Albert R¨¤fols-Casamada, pintor y poeta catal¨¢n
Aport¨® una coherente obra de abstracci¨®n colorista
El pintor Albert R¨¤fols-Casamada (Barcelona, l923), que hubiera cumplido 87 a?os el pr¨®ximo 2 de febrero, falleci¨® de un paro cardiaco en Barcelona en la noche del 16 de diciembre. Reconocido como uno de los pintores m¨¢s importantes de Espa?a, aport¨® una de las obras m¨¢s coherentes, l¨ªricas y personales de la abstracci¨®n colorista, que bebe sus fuentes de Matisse, Mir¨® y Rothko. A ellos les deb¨ªa la importancia concedida al color, que ¨¦l estructuraba en un esquema geom¨¦trico extra¨ªdo de su tan admirado Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa.
R¨¤fols-Casamada abandon¨® los estudios de arquitectura y estudi¨® en la Academia T¨¢rrega, en donde conoci¨® a la que se convertir¨ªa en su esposa, la tambi¨¦n pintora Mar¨ªa Girona. En l950, con una beca del Cerce Maillol, se fueron a Par¨ªs, una estancia que fue definitiva para descubrir la modernidad.
Me preguntan los periodistas cu¨¢l ha sido su importancia en el arte de nuestro pa¨ªs y qu¨¦ vac¨ªo dejar¨¢. El vac¨ªo ser¨¢ inmenso, digo, porque hab¨ªa pocas personas tan cultas y tan generosas, tan abiertas de esp¨ªritu y tan solidarias, tan curiosas y din¨¢micas. Esta ¨²ltima particularidad parecer¨ªa imposible en alguien tan callado y tranquilo, de leve presencia, como la representaci¨®n, liviana y sint¨¦tica, de los objetos en sus cuadros. "Nunca aprend¨ª tanto de alguien que hablara tan poco", me dec¨ªa ayer nuestro com¨²n amigo Miguel Mil¨¢.
Sin embargo, bastaba explicarle una exposici¨®n vista, un nuevo proyecto o un libro le¨ªdo, para que sus ojos brillaran con inter¨¦s. En el reciente homenaje que Edicions 62 le hizo en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), Josep Maria Castellet y yo coincidimos, sin dec¨ªrnoslo, en un mismo recuerdo: mientras en Cadaqu¨¦s todos ¨ªbamos a la playa, Albert se quedaba dibujando o pintando, y lo mismo hac¨ªa en su querido Calaceite: cuando los dem¨¢s hac¨ªamos la siesta o charl¨¢bamos, ¨¦l estaba ya con uno de sus cuadernos haciendo dibujos.
Ayudaba a los j¨®venes
No puedo olvidar una cualidad que hoy ya es rara, vistos los tiempos de competitividad y de crisis que corren: Albert ayudaba siempre a los j¨®venes, captaba inmediatamente el talento de los dem¨¢s, se interesaba por los proyectos ajenos y fue mentor espiritual y art¨ªstico de Carlos Pazos, Ram¨®n Herreros, Jordi Pablo, Jordi Colomer....
?l hered¨® lo mejor de las actitudes de la Catalu?a de preguerra: la civilidad del Noucentisme y la actitud abierta y radical de las vanguardias. Cuando conjuntamente con su esposa Mar¨ªa Girona, el pintor Joan Hern¨¤ndez Pijuan y el escritor Carles Hern¨¤ndez Mor creamos la revista AMPIT, en l982, Albert nos hablaba de las peque?as revistas catalanas de vanguardia que ¨¦l conoc¨ªa perfectamente: Un enemic del poble, Trossos, Arc Voltaic, L'amic de les arts o H¨¨lix. Su cultura literaria y po¨¦tica era grande y admiraba a Rimbaud, Mallarm¨¦, Ausi¨¤s March y Joan Salvat Papasseit, como a Flaubert, Henry James, Proust o Virginia Woolf. Por otro lado, pienso en su tarea de educador y de educador de gustos: la escuela EINA, que ¨¦l cre¨®, se adelant¨® completamente a su tiempo. No s¨®lo porque pens¨® en ense?ar la disciplina del dise?o tan pronto como en 1967, sino porque en sus aulas y jardines se hicieron acciones conceptuales de enorme radicalidad, como las Esculturas vivientes (en el curso 1974-1975) o el proyecto En torno a un tronco. Y en l980, adelant¨¢ndose al boom actual sobre la gastronom¨ªa, se dieron clases magistrales de cocina en sus aulas (con Lloren? Torrado, Xavier Oliv¨¦, Miquel Espinet y Joan Enric Lahosa ejerciendo de chefs).
Como amigo que fue desde principios de los setenta hasta hoy, Albert R¨¤fols fue la persona m¨¢s fiel, cari?osa, alejada de conflictos y abierta a las novedades que he visto en muchos a?os. ?l y Mar¨ªa Girona constitu¨ªan una de las parejas m¨¢s queridas del mundo intelectual catal¨¢n. Lo vamos a a?orar mucho.
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