3. ?Qu¨¦ hay de nuevo por el camino?
"Se llevan mochilas al siguiente albergue; dos euros", reza un cartel en la puerta de un bar en Triacastela. En otra cuadra cercana, el due?o ha quitado los animales y ha puesto media docena de m¨¢quinas de vending: desde s¨¢ndwiches hasta caf¨¦ caliente, pasando por ap¨®sitos para las ampollas. Hay un chorro de dinero circulando y nadie quiere perder tajada.
El auge de las peregrinaciones a Compostela ha vuelto a traer una nueva edad de oro al Camino de Santiago y, como ya pas¨® en la Edad Media, las poblaciones por las que transita se transforman. Cada a?o llegan m¨¢s peregrinos que el anterior y cada nuevo Xacobeo significa un empuj¨®n a las estad¨ªsticas. A principios de noviembre de 2009 ya hab¨ªan llegado a la catedral compostelana tantos peregrinos como en 2008 (unos 125.000), y para este nuevo Xacobeo 2010 se prev¨¦ que las cifras se desborden.
Sarria, en Lugo, ostenta por ahora el r¨¦cord: ocho albergues para romeros
parec¨ªa imposible se?alizar cada cruce y desv¨ªo en 800 kil¨®metros. pero hecho est¨¢
comercio y picarescaQue te cobren cinco euros por un desayuno con magdalenas industriales envasadas en pl¨¢stico o 25 por dormir en una habitaci¨®n infecta de una casa particular (y dando gracias, porque igual hay 500 personas pernoctando en un pueblo de 100 habitantes) es algo habitual, sobre todo en verano. Claro que no hay por qu¨¦ escandalizarse: la cosa viene de largo. Ya en 1133 las autoridades de Compostela amonestaron a los comerciantes tras comprobar que cobraban m¨¢s al peregrino que al residente. Y unos a?os despu¨¦s, el obispo Gelm¨ªrez mand¨® canalizar agua hasta una fuente en la fachada norte de la catedral de Compostela para librar a los peregrinos de la codicia de sus caseros, que pretend¨ªan cobr¨¢rsela.
Hoy la se?alizaci¨®n del Camino Franc¨¦s est¨¢ ya muy consolidada, pero al principio de este boom hubo algunos que desviaban las flechas amarillas para que el man¨¢ jacobeo pasara por delante de su bar o de su hotel.
Vida para pueblos olvidados
Lo cierto es que hay pueblos perdidos en las soledades de la estepa castellana y de nombre singular, como El Burgo Ranero o Calzadilla de los Hermanillos, a los que entra m¨¢s gente por la senda jacobea que por la carretera nacional. En Rabanal del Camino, una min¨²scula localidad de los montes de Le¨®n, existen cuatro albergues de peregrinos, dos hoteles y una casa rural. M¨¢s paradigm¨¢tico es el caso de Foncebad¨®n, un pueblo tambi¨¦n leon¨¦s abandonado y derruido desde hace al menos un siglo, en el que ya se han abierto tres albergues, una hospeder¨ªa y un restaurante con carta medieval. Sarria (Lugo) ostenta de momento el r¨¦cord: ocho albergues para romeros (aunque posiblemente mientras lee estas l¨ªneas se est¨¦ inaugurando alguno m¨¢s). Todo esto ha redundado en comodidad para el peregrino. Hace unos a?os hab¨ªa que planificar las etapas con cuidado porque escaseaban los sitios donde comer y pernoctar. Hoy, la cifra de albergues para peregrinos diseminados por todo el Camino Franc¨¦s asciende a 254.
albergues p¨²blicos y privados
Si hay algo que identifica al Camino de Santiago y lo hace diferente a cualquier otra ruta senderista del mundo es la red de albergues exclusivos para peregrinos. Es la herencia de aquella tradici¨®n hospitalaria que permiti¨® a los viajeros medievales moverse por el mundo. En ellos s¨®lo pueden dormir quienes peregrinen a pie, en bici o a caballo y est¨¦n en posesi¨®n de la credencial de peregrino, una especie de pasaporte que expiden iglesias, asociaciones e incluso los propios albergues, y que los hospitaleros van sellando para autentificar el paso de los verdaderos peregrinos. Y evitar que se les cuelen veraneantes en busca de alojamiento barato.
Pero hasta en esto el Camino ha cambiado. Los albergues empezaron siendo gestionados por la Iglesia, ayuntamientos y asociaciones de amigos del Camino, y s¨®lo se ped¨ªa la voluntad. Pero muy pocos dejaban la voluntad; es m¨¢s, algunos aprovechaban para llevarse la caja. Aquel cartel que coloc¨® un cura en el cepillo: "Peregrino, deja lo que puedas, toma lo que necesites", es ya un recuerdo nost¨¢lgico. Lo normal es que pidan ahora un precio fijo (tres o cuatro euros), excepto honrosos casos, como los albergues gestionados por la Federaci¨®n de Amigos del Camino de Santiago, que siguen fieles al sistema de donativos.
Ante la afluencia masiva de romeros y la escasez de plazas en estos albergues p¨²blicos ha surgido una figura nueva: el albergue privado. Son seudohostales con servicios para el caminante, que poco a poco van siendo regulados por ley, en los que se ofrece alojamiento en literas, calefacci¨®n, agua caliente y diversos servicios a un precio fijo, que suele oscilar entre siete y 10 euros. La mayor¨ªa ofrece el mismo esp¨ªritu de acogida que los p¨²blicos, en zonas donde antes no hab¨ªa nada y con buena relaci¨®n calidad / precio. Pero tambi¨¦n los hay que s¨®lo ven en el caminante un negocio, sin resquicio a la hospitalidad. En un albergue privado de Hospital de ?rbigo vi c¨®mo le negaban la entrada a un peregrino porque no pod¨ªa pagar siete euros, a las siete de la tarde de un d¨ªa de invierno.
'Compostela' o certificado
Hasta ahora, los peregrinos que llegaban a Santiago y demostraban mediante la credencial que hab¨ªan completado los 100 ¨²ltimos kil¨®metros a pie o a caballo o los ¨²ltimos 200 kil¨®metros en bicicleta obten¨ªan la compostela. Un documento en lat¨ªn que certifica haber hecho el Camino por devotionis affectu, voti vel pietatis causa, es decir, por la devoci¨®n, el voto o la piedad. Antiguamente se utilizaban las conchas de vieira, que s¨®lo se pod¨ªan comprar en Santiago. Tan rudimentario sistema de certificaci¨®n fue evolucionando con los siglos hacia las cartas probatorias. Pero ante la heterodoxa riada actual, la Iglesia quiere reconducir el car¨¢cter religioso de la peregrinaci¨®n. Ahora, al llegar a la oficina de acogida de la catedral, al peregrino se le pregunta por sus motivaciones. Si son religiosas, se le concede esta compostela. Si son de otro tipo, se le entrega un certificado de bienvenida, en espa?ol.
La flecha amarilla
Se?alizar todos y cada uno de los cruces y desv¨ªos a lo largo de casi 800 kil¨®metros de ruta parece tarea imposible. Pero est¨¢ hecho. Empez¨® en los a?os ochenta el cura de O Cebreiro El¨ªas Vali?a, que iba con un cubo de pintura amarilla y una brocha pintando flechas por el monte. Y siguieron administraciones y asociaciones de amigos del Camino. Hoy se puede ir de Roncesvalles a Santiago sin p¨¦rdida. Adem¨¢s, desde el Xacobeo 2004 se han construido m¨¢s desv¨ªos para sacar la ruta de los pocos tramos que quedaban a¨²n por el arc¨¦n de carreteras nacionales.
Otros caminos
Todo esto ocurre en el Camino Franc¨¦s, el m¨¢s conocido, el m¨¢s transitado desde la antig¨¹edad. Entra en la Pen¨ªnsula por Roncesvalles (por el puerto de Somport en su variante aragonesa) y pasa por Pamplona, Logro?o, Burgos y Le¨®n antes de acceder a tierras gallegas por O Cebreiro. Pero hay otros muchos caminos que han mejorado de manera ostensible desde el ¨²ltimo Xacobeo. Rutas tambi¨¦n hist¨®ricas, usadas por viajeros del Medievo y que ahora, al rebufo del ¨¦xito del franc¨¦s, est¨¢n siendo puestas en valor.
El principal de estos secundarios es el Camino Portugu¨¦s, cuya primera flecha amarilla est¨¢ pintada en la fachada de la S¨¦ de Lisboa. Es una oportunidad ¨²nica para conocer un Portugal distinto, a pie o en bicicleta, por caminos, parajes y aldeas remotas vedados a quienes viajen en coche. Desde Lisboa remonta el Tajo hasta Santar¨¦m y de all¨ª sigue hacia el gran monasterio de Tomar, Coimbra, Porto y Vila do Conde, para entrar en Galicia por Tuy. Tambi¨¦n est¨¢ se?alizado, pero contin¨²a con la misma escasez de albergues en la parte portuguesa como en el ¨²ltimo Xacobeo: s¨®lo tres.
Le sigue en n¨²mero de romeros el Camino del Norte, el favorito para hacer en verano. Empieza en Ir¨²n y discurre por toda la cornisa cant¨¢brica, con el mar a la derecha y la verde cordillera a la izquierda. Una delicia. Pasa por San Sebasti¨¢n, Bilbao, Santander, y cerca de Oviedo se divide en dos: el de la Costa prosigue por Gij¨®n, Avil¨¦s y Ribadeo, y el Primitivo se va al interior de Asturias hacia Grandas de Salime y Lugo. Est¨¢ muy bien se?alizado y el n¨²mero de albergues ha crecido de manera espectacular desde 2004.
La V¨ªa de la Plata aprovecha la traza de varias antiguas calzadas romanas que un¨ªan Sevilla con Astorga a trav¨¦s de Extremadura y Castilla y Le¨®n. Tambi¨¦n ha mejorado mucho su trazado y se?alizaci¨®n desde 2004. Y ah¨ª m¨¢s: el Camino Ingl¨¦s (A Coru?a-Santiago por Ferrol), el Camino de Fisterra (el ¨²nico que en vez terminar en Santiago empieza all¨ª; se dirige al cabo de Finisterre para visitar al Santo Cristo de Fisterra y el santuario de A Barca, en Mux¨ªa), el Camino de ?lava, el Camino de Madrid, el de Soria, el del Valle del Ebro...
Las peregrinaciones est¨¢n de moda. Y son un negocio. Por eso no hay Ayuntamiento que se resista a la tentaci¨®n de poner un Camino de Santiago en su t¨¦rmino.
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