Los misterios de la carretera
Las autopistas y las calles de todo el planeta est¨¢n plagadas de una especie curiosa: el "experto en tr¨¢fico". No se trata necesariamente de investigadores acad¨¦micos o ingenieros de tr¨¢fico, sino de conductores normales que, en posesi¨®n del peque?o t¨ªtulo conocido como carn¨¦ de conducir, tienden a considerarse sabios observadores de todo lo que pasa delante del parabrisas. Conocen los "remedios" para los atascos, qui¨¦nes son los "mejores" y los "peores" conductores, y qu¨¦ leyes de trafico no les ata?en (por ejemplo, los m¨®viles deben prohibirse; eso s¨ª, s¨®lo en manos de otros conductores).
Pero, dado que la mayor¨ªa de nosotros tenemos pr¨¢cticamente el mismo conocimiento del verdadero c¨®digo de circulaci¨®n que de las reglas algebraicas que tambi¨¦n estudiamos en nuestra adolescencia; dado que los seres humanos somos propensos a tener lagunas en nuestro sistema de percepci¨®n y una mareante variedad de prejuicios cognitivos en nuestros procesos de toma de decisiones; y dado que el tr¨¢fico es un sistema grande, r¨¢pido y din¨¢mico, del que s¨®lo podemos observar una peque?a parte al mismo tiempo, todas ¨¦stas son razones por las que deber¨ªamos plantearnos nuestra pericia al volante con un poco de precauci¨®n te?ida de ¨¢mbar. A continuaci¨®n ver¨¢n algunas cosillas sobre la carretera que puede que no se hayan mencionado en la autoescuela, que hayan olvidado desde entonces o que les pillen por sorpresa.
los veh¨ªculos se pegan m¨¢sa las bicicletas de los carriles-bici
la gente reacciona mejor ante esos coches cuyo morro parece sonre¨ªr
el partido de f¨²tbol en la radio influye en la actitud del conductor
Atenci¨®n: "buen" conductor delante. Un estudio reciente realizado por el Departamento de Transporte del Reino Unido descubri¨® lo que denomina una "relaci¨®n perversa" al analizar sus archivos. El grupo que ten¨ªa la nota m¨¢s alta en el examen pr¨¢ctico (varones j¨®venes) tambi¨¦n acababa teniendo la tasa de accidentes m¨¢s elevada. Los ex¨¢menes de conducir, advert¨ªan, miden "la competencia del conductor, no su comportamiento".
Belleza lenta. Otro estudio realizado por Helena Drottenborg, de la Universidad Lund de Suecia, revelaba que en las calles de Lund que ten¨ªan cerezos, la velocidad media sin tr¨¢fico se reduc¨ªa un 5% (y el n¨²mero de veh¨ªculos que circulaba a velocidades altas, entre 50 y 60 kil¨®metros por hora, descend¨ªa un 12%) cuando los cerezos estaban en flor. En las calles que no hab¨ªa ¨¢rboles no se produjo ning¨²n cambio.
Sobrio no es sin¨®nimo de seguro. El experto en seguridad al volante y ex investigador de General Motors Leonard Evans se?ala que aunque la muerte de un ni?o provocada por un conductor ebrio fue lo que indujo a crear la organizaci¨®n Madres en Contra de Conducir en Estado de Ebriedad (MADD, en sus siglas en ingl¨¦s), cerca del 90% de las muertes de ni?os en accidentes de circulaci¨®n son culpa de conductores sobrios (que a menudo van a m¨¢s velocidad de la permitida).
Vivir r¨¢pido, conducir m¨¢s despacio. Un peat¨®n golpeado por un coche que vaya a unos 30 kil¨®metros por hora tiene una probabilidad entre cinco de sobrevivir. A 50 kil¨®metros por hora, la probabilidad desciende dr¨¢sticamente a una entre 40.
Las autopistas r¨¢pidas no son necesariamente m¨¢s eficientes. Si se les diera la oportunidad, la mayor¨ªa de los conductores que vuelven a casa por autopista preferir¨ªan hacerlo a 120 kil¨®metros por hora mejor que a 90. Pero, tal y como suele suceder con el tr¨¢fico, lo que es mejor para el individuo puede que no sea lo mejor para el sistema: la autopista en s¨ª puede albergar m¨¢s veh¨ªculos por hora a velocidades m¨¢s bajas que altas. La raz¨®n tiene que ver con las "distancias de seguridad", o espacios entre veh¨ªculos, que aumentan de forma no lineal a medida que aumenta la velocidad. Se da la casualidad de que, incluso en su tasa de utilizaci¨®n m¨¢s eficiente, s¨®lo un 5,5% aproximadamente de la carretera est¨¢ realmente ocupado por un veh¨ªculo en un momento dado.
El riesgo no siempre est¨¢ donde uno cree, ni es lo que uno cree. A nadie le gusta conducir al lado de camiones grandes porque se consideran, acertadamente, peligrosos: nueve de cada 10 veces en las que un cami¨®n y un coche colisionan, el conductor del cami¨®n es el que sale ileso. Pero un estudio realizado por Daniel Blower, de la Universidad de Michigan, ha demostrado que en la mayor¨ªa de los casos el coche es el responsable de la mayor parte de los "factores que contribuyen" al accidente. En un mundo ideal, los conductores noveles deber¨ªan pasar una tarde en la cabina del conductor de un cami¨®n con 18 ruedas.
El problema de las se?alizaciones. Douglas Cooper y David Ragland, de la Universidad de California-Berkeley, tras analizar cinco a?os de informes de accidentes de tr¨¢fico en los cruces ferroviarios en California, descubrieron que la mayor¨ªa de los incidentes se produc¨ªan en sitios con barreras en perfecto estado de funcionamiento (en m¨¢s de una cuarta parte, los conductores hab¨ªan rodeado las barreras bajadas). A muchos conductores, la barrera y la se?al luminosa no "les incitaba a parar", sino que b¨¢sicamente les serv¨ªa como "signo de que hab¨ªa que tomar una decisi¨®n".
?Es su m¨®vil el que est¨¢ sonando? Un estudio de riesgos de accidente realizado por expertos de Alberta (Canad¨¢) revelaba que hablar por el m¨®vil multiplica por 1,3 el riesgo de accidente o de cuasi-accidente (por 2,8 si se est¨¢ marcando el n¨²mero). Comer multiplica el riesgo por 1,6; meter un CD, por 2,3; maquillarse, por 3,1, y mirar, por ejemplo, un cartel o a alguien paseando por la acera, por 3,7 (aunque cabe se?alar que todas esas cosas suelen durar menos tiempo que una conversaci¨®n). Lo m¨¢s interesante es que la presencia de un insecto en un veh¨ªculo multiplica la probabilidad de tener un accidente por 6,4.
El significado de adelantar a una bicicleta. A muchos ciclistas les gustan los carriles-bici porque les dan la sensaci¨®n de estar m¨¢s protegidos. Pero, curiosamente, un estudio llevado a cabo en el Reino Unido hallaba que los veh¨ªculos realmente pasan m¨¢s pegados a las bicicletas en aquellas carreteras que tienen carril-bici que en las carreteras en las que no hay. Ian Walker, psic¨®logo de tr¨¢fico de la Universidad de Bath, tambi¨¦n ha descubierto que los conductores parecen pasar m¨¢s pegados a los ciclistas cuando ¨¦stos llevan casco, y m¨¢s cerca de los hombres que de las mujeres.
Dar vueltas en c¨ªrculo. A algunos conductores les da la sensaci¨®n de que las glorietas "provocan" atascos. Pero una rotonda moderna bien dise?ada puede reducir los retrasos hasta un 65% m¨¢s que un cruce con sem¨¢foros o se?ales de stop (y tambi¨¦n son mucho m¨¢s seguras, estad¨ªsticamente hablando). Est¨¢ claro que un conductor en concreto que tenga el sem¨¢foro en verde puede pasar volando por una intersecci¨®n se?alizada, es decir, mucho m¨¢s r¨¢pido que por una rotonda. No obstante, aproximadamente la mitad del tiempo el sem¨¢foro no est¨¢ en verde; e incluso si est¨¢ en verde, suele haber una larga fila de veh¨ªculos que est¨¢n arrancando porque antes se encontraba en rojo (los ingenieros denominan a este proceso "tiempo perdido"). Luego est¨¢n las flechas para girar a la izquierda, que impiden moverse a la mayor¨ªa de los conductores; o la "fase de despeje", ese momento de entorpecimiento de las facultades en el que todos los sem¨¢foros tienen que estar en rojo para asegurarse de que todo el mundo ha pasado la intersecci¨®n (esto se ha alargado en algunos lugares, ya que cada vez hay m¨¢s conductores que se saltan los sem¨¢foros en rojo). Es verdad que los conductores tienen que reducir la velocidad cuando se acercan a una rotonda, pero en condiciones de tr¨¢fico normales rara vez tienen que parar.
Por qu¨¦ detenerse en una se?al de stop no es siempre una cuesti¨®n rutinaria. Cuando un investigador del Laboratorio de Investigaci¨®n del Transporte en Inglaterra analiz¨® una muestra al azar de informes de automovilistas y luego compar¨® los resultados con el n¨²mero de infracciones no automovil¨ªsticas que se hab¨ªan cometido, descubri¨® que los conductores que hab¨ªan cometido faltas o delitos no automovil¨ªsticos ten¨ªan muchas m¨¢s probabilidades de cometer infracciones automovil¨ªsticas. Un conductor que hab¨ªa sido arrestado dos veces por robar coches, por ejemplo, comet¨ªa de media 25 veces m¨¢s infracciones al volante que alguien que no hab¨ªa sido condenado por tal comportamiento.
?Le est¨¢ sonriendo ese coche? Cualquiera que haya visto la pel¨ªcula Cars, de Pixar, es consciente de las posibilidades inherentes del antropomorfismo de los coches. Un estudio publicado en el Journal of Consumer Research revelaba que la gente respond¨ªa de forma m¨¢s positiva a los anuncios de coches cuando los propios coches se presentaban como vendedores (y cuando el coche sonre¨ªa, las personas reaccionaban m¨¢s favorablemente).
Empresa r¨¢pida. Los profesionales de las finanzas a los que el riesgo da alas no parecen contentarse con limitar su comportamiento arriesgado a los mercados. Un estudio realizado por economistas de la Universidad de California en Los ?ngeles y la Facultad de Econom¨ªa de Helsinki descubri¨® una correlaci¨®n interesante entre las multas por exceso de velocidad y el volumen de contrataci¨®n: "Con cada multa por exceso de velocidad, la contrataci¨®n suele aumentar un 11%". En otras palabras, la gente que m¨¢s corr¨ªa al volante, tambi¨¦n realizaba m¨¢s operaciones.
La ilusi¨®n del BMW. Cuando el psic¨®logo Graham Davies ense?aba a unos sujetos v¨ªdeos de dos autom¨®viles (uno, un Volkswagen Polo m¨¢s peque?o y otro, un BMW sed¨¢n m¨¢s grande) y al d¨ªa siguiente les ped¨ªa que calcularan la velocidad a la que circulaba cada uno de los veh¨ªculos, la mayor¨ªa de ellos presum¨ªa que el BMW iba considerablemente m¨¢s r¨¢pido. En realidad, los coches iban a la misma velocidad. Esto deja entrever hasta qu¨¦ punto nuestras ideas sobre el tr¨¢fico se gu¨ªan por pensamientos y procesos subconscientes, incluidos los estereotipos.
Los pasajeros son buenos para usted. Puede que los denominados "conductores de los asientos traseros" resulten molestos, pero los estudios indican que tambi¨¦n pueden salvarnos la vida o, al menos, el pellejo. Unos investigadores de Florida que analizaron 2.817 accidentes descubrieron que en el 62% de los casos los conductores iban solos, mientras que en el restante 38% llevaban pasajeros (para descartar la idea de que puede que haya m¨¢s conductores que viajen solos, los investigadores reunieron otra muestra de coches que no se hab¨ªan visto envueltos en accidentes para calcular as¨ª el riesgo).
La ilusi¨®n de los km/h. Supongamos que hay dos carreteras que se pueden arreglar para mejorar los tiempos de viaje de los conductores. Supongamos tambi¨¦n que tienen la misma longitud, pero diferentes velocidades medias. Arreglar la primera carretera har¨¢ que los conductores aumenten su velocidad de 40 a 50 kil¨®metros por hora. Arreglar la segunda, por otro lado, har¨¢ que los conductores aumenten su velocidad de 80 a 130 kil¨®metros por hora. Dado que los costes de renovaci¨®n ser¨ªan los mismos para ambas carreteras, ?cu¨¢l de las dos carreteras mejorar¨ªa? ?Cu¨¢l ahorrar¨ªa m¨¢s tiempo (y, por tanto, producir¨ªa un mayor beneficio social)? Si ustedes son personas normales a las que no se les dan muy bien las matem¨¢ticas, como yo, lo m¨¢s probable es que hayan elegido la segunda opci¨®n. Pero, aparte de algunas diferencias de redondeo sin importancia, la cantidad de tiempo ahorrado en cada caso es en realidad la misma. Este ejemplo nos lo proporciona Ola Svenson, jefe de la unidad de investigaci¨®n de an¨¢lisis social, de riesgo y de decisiones de la Universidad de Estocolmo. El motivo tiene que ver con una "heur¨ªstica de proporciones", pero lo que se deduce es que puede que infravaloremos el tiempo que se ahorra con los aumentos en velocidades m¨¢s bajas y, lo que es quiz¨¢ m¨¢s importante, que sobreestimemos el tiempo que se ahorra cuando empezamos a acelerar a partir de una velocidad ya elevada de por s¨ª.
Quiz¨¢ eso explique el libro 'Christine', de Stephen King. Un estudio realizado por J. Benfield y otros, publicado en la revista Personality and individual differences, revelaba que los conductores que le hab¨ªan asignado un sexo a su coche (independientemente de si era masculino o femenino) mostraban una tendencia mayor a la agresividad y a la ira en la conducci¨®n.
Mantengan las manos en el volante, pero comprueben sus dedos. Un estudio llevado a cabo por los investigadores alemanes Andreas Schwerdtfeger, Regina Heimsa y Johannes Heera descubr¨ªa que la denominada "ratio dactilar", o la relaci¨®n entre la longitud del "dedo anular" y el "¨ªndice", que est¨¢ relacionada con los niveles de testosterona durante el desarrollo fetal, puede servir para predecir cu¨¢ntas infracciones de tr¨¢fico comete un conductor. Los autores del estudio se?alan: "Un an¨¢lisis m¨¢s detallado de los datos revela que una disminuci¨®n de 0,01 puntos en la ratio dactilar va acompa?ada de un incremento aproximadamente igual en la cantidad de puntos por sanciones, al igual que un aumento de unos 20.000 kil¨®metros en el kilometraje anual".
Ahorro de combustible: no es s¨®lo qu¨¦ coche conducimos, sino c¨®mo lo hacemos. Los programas denominados de "ecoconducci¨®n", que ahora se incluyen en los planes formativos de las autoescuelas de toda Europa, pueden ayudar a los conductores a conseguir ahorros de combustible de hasta un 25%, simplemente haciendo cosas como evitar frenar innecesariamente y acelerar bruscamente. El Club Real de Autom¨®viles de Victoria descubri¨® lo siguiente cuando compar¨® los resultados de un Ford Falcon y un Mazda Astina: "Un veh¨ªculo grande conducido con moderaci¨®n ahora puede superar el ahorro de combustible de un coche peque?o conducido con agresividad". Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Monash de Australia descubri¨® otra ventaja de conducir de una forma menos agresiva cuando analiz¨® un grupo de coches de flota: "La tasa de consumo de combustible de veh¨ªculos que se han visto envueltos en accidentes era mayor que la de los veh¨ªculos no envueltos en accidentes".
Conductores futboleros. Una investigaci¨®n realizada con un simulador de conducci¨®n en la Universidad de Leicester revelaba que el comportamiento de un conductor se ve¨ªa influido por el partido de f¨²tbol que estaba escuchando por la radio. Por ejemplo, durante un partido entre el Portsmouth y el Newcastle, el ritmo del partido aument¨® con un avance en el campo del equipo de Newcastle. Al mismo tiempo, el conductor que estaba siendo observado reaccion¨® acelerando el veh¨ªculo. Durante este periodo, el conductor ten¨ªa el acelerador pisado a fondo y aument¨® la velocidad del veh¨ªculo de simulaci¨®n de 110 a 124 kil¨®metros por hora en 22 segundos.?
? Traducci¨®n de News Clips. 'Tr¨¢fico', de Tom Vanderbilt, est¨¢ editado por Debate.
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