En manos del juez del desierto
La suerte de los tres espa?oles secuestrados en Mauritania pende de Ab¨² Hannas, un dirigente religioso que termina sus soflamas pidiendo morir por la 'yihad'
La suerte de los secuestrados espa?oles por Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico (AQMI) depende en buena parte de un solo hombre: Abderram¨¢n, Ab¨² Hannas, el denominado juez del desierto, un dirigente religioso del que s¨®lo existe una fotograf¨ªa, la que aparece en los v¨ªdeos, oculto bajo su turbante mientras lanza soflamas incendiarias sobre la necesidad de crear un nuevo califato y un Gobierno isl¨¢mico en el Magreb. Discursos que siempre terminan con la coletilla: "Pido a Al¨¢ morir por la yihad".
Ab¨² Hannas, de unos 30 a?os, jugaba en el Bohdid, un equipo de f¨²tbol local de un barrio en Nuakchot, ten¨ªa novia y trabajo, pero su obsesi¨®n por los estudios cor¨¢nicos le condujeron por el camino vidrioso y oscuro que lleva a la yihad. Era im¨¢n en una peque?a mezquita y su verbo f¨¢cil le convirti¨® en un referente para un ej¨¦rcito de fieles que escuchaba ensimismado sus discursos cada vez m¨¢s extremistas. Nadie sabe qui¨¦n lo capt¨® para la nueva base de Al Qaeda en ?frica, pero desde hace varios a?os se ha convertido en la voz religiosa del grupo salafista que atenta y secuestra en el desierto del Sahel.
Es el redactor de un manual sobre c¨®mo tratar a los secuestrados
Este ex futbolista mauritano es la voz espiritual de los terroristas del Sahel
El joven mauritano es el "aliento espiritual" de un grupo terrorista que necesitaba un referente religioso propio y cercano y es quien marca los l¨ªmites de lo que se debe o no hacer, seg¨²n aseguran fuentes pr¨®ximas a los salafistas. La fuerte expansi¨®n de AQMI ha obligado a sus dirigentes a tener un juez del desierto que explique sus acciones y decisiones y las bendiga para sentirse respaldados. Por ese motivo se cree que la posici¨®n de Ab¨² Hannas ser¨¢ determinante en el futuro de los secuestrados espa?oles. "Est¨¢n en sus manos porque ¨¦l tendr¨¢ que autorizar y explicar la decisi¨®n que se adopte", aseguran varias fuentes consultadas.
La Gendarmer¨ªa mauritana atribuye a Ab¨² Hannas la redacci¨®n de un documento titulado Manual sobre los prisioneros extranjeros, hallado en una operaci¨®n policial en la capital. Un pu?ado de folios en ¨¢rabe explica qu¨¦ hacer y c¨®mo tratar a los secuestrados: si hay mujeres se las puede tomar como esposas; si son militares, los yihadistas est¨¢n autorizados a matarlos, y si son civiles, hay que pedir un canje de prisioneros o un rescate.
Las condiciones para formar parte de este ej¨¦rcito de terroristas escondido en los desiertos fueron tambi¨¦n redactadas por Ab¨² Hannas, seg¨²n la polic¨ªa mauritana. Se les pide tener conocimientos t¨¦cnicos o inform¨¢ticos, estar dispuestos a convertirse en suicidas y un documento de idoneidad firmado por el jefe de reclutadores de la regi¨®n.
AQMI, seg¨²n fuentes de la inteligencia francesa y mauritana, cuenta hoy con cuatro brigadas diferentes repartidas por el inmenso desierto del Sahel, una extensa regi¨®n que va desde el oc¨¦ano Atl¨¢ntico hasta el mar Rojo, un territorio de nadie donde Gobiernos d¨¦biles y fallidos no tienen medios para combatir el terrorismo. Agrupan a unos 300 hombres, en su mayor¨ªa argelinos, y sus nombres son: Tarek Ibn Ziyad, que en febrero de 2008 secuestr¨® a varios turistas austriacos en T¨²nez; la Brigada de los turbantes, compuesta por algunos tuaregs, aliados de AQMI en Mal¨ª; Ansar, cuyo s¨ªmbolo explica sin rodeos que su misi¨®n es secuestrar a cristianos; y Farkan. El dirigente religioso de todos ellos es este ex futbolista y recitador del Cor¨¢n.
Ab¨² Hannas tuvo problemas para ser aceptado por algunos argelinos y en sus primeros discursos lleg¨® a confesar que se sent¨ªa m¨¢s cerca de ¨¦stos que de sus paisanos mauritanos. Las dificultades terminaron cuando Ab¨² Musad Abde I Wadud, el emir del Grupo Salafista para la Predicaci¨®n y el Combate (GSPC) argelino, le dio su bendici¨®n, le nombr¨® juez del desierto y miembro del Consejo de AQMI. Wadud fue quien anunci¨® en 2006 la alianza de los salafistas argelinos con Osama Bin Laden y es el aut¨¦ntico impulsor de la expansi¨®n de AQMI, un grupo que ha logrado agrupar a yihadistas de, al menos, siete nacionalidades bajo la misma bandera.
El dirigente religioso mauritano no ha sido nunca detenido, su vida y andanzas por el desierto est¨¢n llenas de leyendas que corren de boca en boca por las mezquitas m¨¢s radicales de Mauritania. "Es muy inteligente y sabe c¨®mo llegar a la gente. Sus discursos son muy agresivos y buscan despertar las conciencias y captar nuevos militantes", se?ala un joven pr¨®ximo a los presos mauritanos de Al Qaeda. El pasado mes de junio, Ab¨² Hannas lanz¨® un llamamiento a los mauritanos para que no acudieran a las urnas. "Todo es mentira. La democracia es una farsa. No vay¨¢is a votar", reclam¨®.
?C¨®mo se ha extendido el salafismo en Mauritania?, se preguntan muchos en este pa¨ªs de 3,3 millones de habitantes donde hace a?os era imposible ver a una mujer con burka. Muchas miradas se dirigen a las ruinas de la universidad Mohamed Ibn Saud, financiada por el Gobierno de Arabia Saud¨ª, cerrada en 2003 y derribada hasta convertirse hoy en una escombrera en el centro de la ciudad. "Ah¨ª empez¨® a cocerse todo", asegura Ahmed, un joven profesional mauritano. En 2004, el Gobierno secuestr¨® los 2.000 ejemplares del peri¨®dico Al Khabar. El diario informaba de que Ayman Al Zawahiri, el escudero egipcio de Bin Laden, hac¨ªa un llamamiento a Mauritania para que se uniera a la yihad. "Nos llamaron mentirosos y manipuladores. Intentaron ocultar lo que ya estaba ocurriendo", explica Mohamed Lamil, hoy residente en Espa?a.
Escuchar los discursos claros y contundentes de Ab¨² Hannas produce escalofr¨ªos. En su ¨²ltima grabaci¨®n, con el preludio de una m¨²sica de fondo que anima a la lucha, el juez del desierto mauritano, el tipo que puede decidir sobre el futuro de Alicia G¨®mez, Roque Pascual y Albert Vilalta, dec¨ªa frases como ¨¦stas: "No hay un Gobierno isl¨¢mico de verdad. Todos son teatros y cristianos... Estamos aqu¨ª para construir el mundo isl¨¢mico de nuevo... Nuestra alianza es una pesadilla para nuestros enemigos. Vamos a ganar esta guerra contra el ej¨¦rcito de Sat¨¢n". Y terminaba con su remate final: "Pido a Al¨¢ morir por la yihad".
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