El islam, un emporio con franquicias
Arabia Saud¨ª y Marruecos controlan a parte de los musulmanes en Espa?a - La financiaci¨®n camina hacia la subvenci¨® n estatal
Varias mezquitas en Espa?a dependen de capital saud¨ª y son una punta de lanza del wahabismo, o rigorismo isl¨¢mico. Son las de la M-30 de Madrid, Marbella y M¨¢laga. En Ceuta es notable la influencia marroqu¨ª y la presencia del movimiento tablig (secta de predicadores que muchos ven cercana a los salafistas, radicales). El predicamento del islam sun¨ª de la escuela malequ¨ª -el que se practica en Marruecos- alcanza tambi¨¦n a la c¨²pula de la Federaci¨®n Espa?ola de Entidades Religiosas Isl¨¢micas (FEERI), una de las dos entidades que representan ante la Administraci¨®n a los musulmanes que viven en Espa?a. La FEERI, que es una organizaci¨®n espa?ola, tom¨® sin embargo claro partido por Marruecos en el caso Haidar.
Los residentes en Espa?a tomaron partido en contra de Haidar
El dinero procede directamente de los Presupuestos Generales del Estado
Mezquitas de Madrid y M¨¢laga son la punta de lanza del rigorismo isl¨¢mico
En Europa, entre 13 y 15 millones han echado ra¨ªces y se han integrado
La normalizaci¨®n puede venir de la mano de los ayuntamientos
Espa?a es el cuarto pa¨ªs europeo en n¨²mero de musulmanes
No es un fen¨®meno exclusivamente espa?ol. La gran mezquita de Par¨ªs fue hasta 1992 una plataforma de Argelia en Francia, y en la de Roma ofician imanes salidos de la Universidad isl¨¢mica de Al Azhar, en El Cairo, aunque no hablen italiano. El buque insignia de la propagaci¨®n islamista internacional es la Liga del Mundo Isl¨¢mico, una internacional islamista de origen saud¨ª que difunde la doctrina wahabista y es titular de la citada mezquita madrile?a. La inspiraci¨®n doctrinal de muchos lugares de culto, as¨ª como la financiaci¨®n, han provenido hasta hace poco del extranjero, en un juego de intereses nacionales e ideol¨®gicos desarrollado en el tablero de Europa.
Pero esta realidad est¨¢ en v¨ªas de transformaci¨®n: las comunidades musulmanas en Europa -entre 13 y 15 millones de personas- han echado ra¨ªces y se europe¨ªzan a medida que se integran sus nuevas generaciones: ya no se puede hablar s¨®lo de inmigrantes, sino de un n¨²mero cada vez mayor de ciudadanos europeos que adem¨¢s profesan esta religi¨®n. Seg¨²n el Observatorio Andalus¨ª de 2008 de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a (UCIDE, interlocutora junto con la FEERI del Estado), el 37% de los musulmanes de nuestro pa¨ªs son ya espa?oles, entre conversos, inmigrantes nacionalizados y la segunda y tercera generaci¨®n de ¨¦stos. En Reino Unido son ciudadanos brit¨¢nicos el 50% de los musulmanes; alrededor del 40% de los musulmanes alemanes y casi la mitad de los cinco millones de mahometanos franceses.
Pero ?se corresponde esta metamorfosis con una mayor independencia ideol¨®gica y financiera del colectivo? La tradicional financiaci¨®n extranjera se revela anacr¨®nica y, desde los atentados del 11-S y el 11-M, particularmente sospechosa. As¨ª las cosas, y dado que quien financia, manda, cabe preguntarse si las comunidades musulmanas que viven en Espa?a -y por extensi¨®n en Europa-, son a¨²n franquicias ideol¨®gicas y doctrinales de pa¨ªses extranjeros o, al contrario, una realidad cada vez m¨¢s independiente.
"Son los fieles los que financian de su propio bolsillo a la comunidad. Tanto el alquiler como la construcci¨®n de mezquitas o lugares de culto, as¨ª como el salario de los imanes, se satisfacen con las cuotas que pagan los fieles", explica Riay Tatary, secretario general de la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Espa?a (CIE, engloba a FEERI y UCIDE) y veterano interlocutor del Estado espa?ol.
"La mayor¨ªa de los oratorios son locales alquilados por la comunidad, muy pocas han podido construirse mezquitas propias", a?ade. Preguntado por la procedencia de los fondos que respaldan algunas de las m¨¢s imponentes, como las de Madrid, Fuengirola o Marbella, Tatary no duda: "Arabia Saud¨ª, a trav¨¦s de la Liga del Mundo Isl¨¢mico. La nueva mezquita de Granada se financia a trav¨¦s de una fundaci¨®n que recibe dinero de fuera, pero no s¨¦ exactamente de d¨®nde. Y creo que tambi¨¦n hay alg¨²n emirato en juego, pero no conozco detalles", dice. ?Y Marruecos? Tatary dice no saber.
El antrop¨®logo Jordi Moreras descarta tambi¨¦n que en la financiaci¨®n del islam en Europa todo dependa de terceros pa¨ªses. "Las comunidades musulmanas en Europa no se rigen por los criterios de un Estado extranjero, no son c¨¦lulas de terceros pa¨ªses, pero s¨ª hay, siempre los ha habido, intereses de pa¨ªses musulmanes, y a veces intereses rec¨ªprocos. Espa?a [el Ayuntamiento de Madrid] cedi¨® en 1992 terreno a Arabia Saud¨ª para construir la mezquita de la M-30 y los reyes de Espa?a acudieron a la inauguraci¨®n. Fue la guinda de un pastel relacionado con una compleja red de intereses bilaterales en la diplomacia y la econom¨ªa", explica Moreras.
"Pero si ahora se planteara la penetraci¨®n de Arabia Saud¨ª la respuesta ser¨ªa distinta: la relativa ingenuidad de los Gobiernos europeos en los setenta y ochenta hoy, despu¨¦s del 11-S, ya no existe", concluye el antrop¨®logo.
La financiaci¨®n del islam camina pues hacia la institucionalizaci¨®n, y no s¨®lo en Espa?a, entre otros motivos para gestionar mejor desde dentro un fen¨®meno que provoca frecuentes fricciones en la sociedad en que se inserta -como demuestran el refer¨¦ndum antiminaretes en Suiza o las protestas vecinales en Catalu?a por la construcci¨®n de mezquitas-, y para perfeccionar, o engrasar, el control administrativo que en los ayuntamientos reciben muchos de los asuntos que conciernen al colectivo (y a sus vecinos): licencias de carnicer¨ªas halal, permiso para enterramientos, etc¨¦tera.
Espa?a, a diferencia de la mayor¨ªa de pa¨ªses de su entorno, ha dado un paso m¨¢s. Muchas comunidades isl¨¢micas -tambi¨¦n jud¨ªas y evang¨¦licas- reciben desde hace un lustro subvenciones del Estado, aunque las cantidades son irrisorias (unos 5.000 euros al a?o por entidad) y no cabe hablar de financiaci¨®n total, sino de ayudas. Desde 2004, y dependiente del Ministerio de Justicia, la Fundaci¨®n Pluralismo y Convivencia concede una l¨ªnea de ayudas econ¨®micas tanto a los representantes de las confesiones firmantes del acuerdo de cooperaci¨®n con el Estado (musulmanes, jud¨ªos y evang¨¦licos) como a las comunidades locales, a las que subvenciona proyectos de car¨¢cter cultural, educativo y de integraci¨®n social.
Fernando Arias, del equipo gestor de la fundaci¨®n, explica que "para el a?o 2010 han concurrido 404 comunidades musulmanas, y este a?o se han destinado 463.500 euros en subvenciones a proyectos como la edici¨®n de libros de religi¨®n isl¨¢mica para educaci¨®n primaria, cursos en la UNED para la formaci¨®n de imanes; tambi¨¦n clases de ¨¢rabe y de espa?ol para imanes y mujeres". La iniciativa se inscribe desde 2008 en el marco de la Alianza de Civilizaciones.
La falta de un interlocutor ¨²nico de las comunidades espa?olas es un problema a?adido a la hora de valorar la pertinencia de la ayuda. "Hay un fuerte debate interno en el seno de la comunidad musulmana espa?ola, es decir, de CIE, que engloba a la UCIDE y la FEERI. La FEERI, por ejemplo, no ha concurrido a las ayudas que prestamos", dice.
El dinero procede directamente de los Presupuestos Generales del Estado, que en 2008 consignaron cinco millones de euros para tal fin. Arias subraya, no obstante, que el dinero p¨²blico que conceden "no es financiaci¨®n religiosa, sino de proyectos culturales, educativos y de integraci¨®n social, lo que no quiere decir que las obras de mejora o mantenimiento de infraestructuras de una entidad no se lleven a cabo en una mezquita o un lugar de culto". El Ministerio de Justicia, de cuya direcci¨®n de Relaciones con las Confesiones depende el Registro de Entidades Religiosas (703 inscritas en septiembre), subraya que "una vez constituida la comunidad puede anotar el lugar de culto o no, y no tiene por qu¨¦ ser una mezquita al uso, puede ser otro lugar".
En t¨¦rminos comparativos, el ejemplo de gesti¨®n e institucionalizaci¨®n del islam franc¨¦s es un indicador de por d¨®nde soplan los vientos en los pa¨ªses que han optado por el modelo de asimilaci¨®n, o integraci¨®n (Espa?a, Italia, Alemania, la propia Francia), frente al multiculturalismo (yuxtaposici¨®n, coexistencia) vigente en Reino Unido u Holanda. "Desde los ochenta, la mayor visibilidad del islam en Francia, y el protagonismo creciente de un islam pol¨ªtico, han suscitado preocupaci¨®n en los sucesivos Gobiernos y la b¨²squeda de nuevos mecanismos de control. Se trataba de sacar el islam de los garajes y propiciar una instancia representativa como interlocutor del Estado", se?ala Laurence Thieux, investigadora del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria.
"Hasta los ochenta, Francia se apoya en los Gobiernos de los Estados de origen como interlocutores para la regulaci¨®n: el s¨ªmbolo de esta pol¨ªtica es la Gran Mezquita de Par¨ªs, bajo control directo de Argelia hasta 1992, cuando es nombrado el primer rector de nacionalidad francesa". En los noventa, y coincidiendo con el temor a una repercusi¨®n de la crisis argelina, el Gobierno de Par¨ªs da un nuevo impulso a la "institucionalizaci¨®n u oficializaci¨®n del islam en Francia".
Se crean un par de plataformas representativas y en 2003, a iniciativa del actual presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy -entonces ministro del Interior-, el Consejo Franc¨¦s del Culto Musulm¨¢n (imitado luego por la Consulta para el Islam italiano). "Los objetivos del Estado eran ayudar al control y la regulaci¨®n de la gesti¨®n del islam en Francia, desde la construcci¨®n de las mezquitas hasta la formaci¨®n de imanes; contar con un interlocutor y propiciar la emergencia de un islam franc¨¦s", se?ala Thieux.
La radical separaci¨®n Iglesia-Estado en Francia, vigente por ley desde 1905, no ha facilitado precisamente el intento; tampoco la gran diversidad de corrientes doctrinales existentes en el islam franc¨¦s y por ende la multiplicidad de voces y representantes. As¨ª, la Gran Mezquita de Par¨ªs o el Consejo del Culto Musulm¨¢n, que representan el discurso oficial, se han visto superados en la pr¨¢ctica por otras tendencias menos susceptibles de control.
Parecido panorama se da en Espa?a, que hoy experimenta una efervescencia del asociacionismo musulm¨¢n, con nuevas organizaciones sum¨¢ndose a las dos oficiales: por ejemplo, la nueva Federaci¨®n de Musulmanes de Espa?a (Feme), la tercera de ¨¢mbito nacional. "El panorama de la representaci¨®n es complicado. La situaci¨®n es de precariedad, tanto social como organizativa. Hay un avance de corrientes salafistas, aparte de intentos de control por parte de Marruecos y Arabia Saud¨ª que no son de hoy. El crecimiento del islam en Espa?a nos ha cogido en el peor momento posible, justo despu¨¦s del 11-M", indica Abdennur Prado, presidente de la Junta Isl¨¢mica de Catalu?a, la comunidad con mayor n¨²mero de musulmanes del Estado espa?ol: unos 350.000 de un total de 1.310.000, seg¨²n el recuento del Observatorio Andalus¨ª de 2008.
Catalu?a, por tanto, es un buen banco de pruebas para la normalizaci¨®n del islam en nuestro pa¨ªs, porque, como recuerda la investigadora Laurence Thieux, "es desde las administraciones locales desde donde se gestiona a diario. La normalizaci¨®n puede venir de la mano de los ayuntamientos, que son los que otorgan licencias para vender carne halal, regular el uso de cementerios, etc¨¦tera". Un reciente informe del Centre for European Policy Studies de Bruselas, relativo a la puesta en com¨²n de la gesti¨®n del islam en 11 ciudades europeas, insiste en esa dimensi¨®n local.
Vecinos en contra de mezquitas, cierres de oratorios por parte de ayuntamientos o discursos de partidos pol¨ªticos que consideran que la erecci¨®n de una mezquita en un barrio conlleva la creaci¨®n de "un gueto sin soluci¨®n" (Alicia S¨¢nchez Camacho, l¨ªder del PP catal¨¢n, sobre la proyectada construcci¨®n de una en Badalona). ?Gestionar el malestar forma tambi¨¦n parte del control del islam en Espa?a? "Estamos a a?os luz de otros pa¨ªses europeos. Somos el cuarto pa¨ªs europeo en n¨²mero de musulmanes, pero s¨®lo en Londres hay m¨¢s mezquitas de nueva planta que en toda Espa?a. Debemos fomentar un islam contextualizado en un Estado de derecho, en el que sus practicantes sean ciudadanos, no s¨²bditos de terceros pa¨ªses. En los ¨²ltimos 10 a?os se ha ido imponiendo un discurso que reivindica los derechos civiles y la democracia", apunta Abdennur Prado, "pero para eso habr¨¢ que incorporar a todos estos movimientos que est¨¢n surgiendo".
Cabe preguntarse, en fin, en qu¨¦ fase de las que apunta el soci¨®logo italiano Stefano Allievi se encuentra el islam en el Viejo Continente: si es todav¨ªa un islam en Europa; si ha dado un paso m¨¢s, hacia el islam de Europa, o si, como meta deseable, llegar¨¢ a ser alg¨²n d¨ªa un verdadero islam europeo.
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