Desahogos en Navidad
Ebenezer Scrooge, el protagonista de Cuento de Navidad, es hoy un arquetipo moderno. Dickens escribi¨® la obra a mediados del XIX, pero en estas fechas el scrooge que llevamos dentro sale a relucir. M¨¢s que por ego¨ªstas, amargados o avaros, por cascarrabias y vinagres, pero es casi el mismo personaje. Hay una versi¨®n muy conocida, es el scrooge intelectual.
Este personaje arremete contra la sociedad de consumo. Contra las masificaciones de los comercios, contra las multinacionales, contra los fundamentalismos y contra los medios de comunicaci¨®n de masas. Es un ejercicio que le sienta la mar de bien. Despotrica y luego respira aliviado. Este scrooge sentencia que todo est¨¢ mal, muy mal, y parece que se queda confortado pensando que por lo menos ¨¦l sabe que todo est¨¢ muy mal.
Los grandes almacenes, dice, son las granjas en las que nos convertimos en gallinas comprometidas a poner nuestro huevo. Las multinacionales son las banderas de nuestra patria. Los fundamentalismos no son un c¨¢ncer, sino la consecuencia l¨®gica de la modernidad. Los medios de comunicaci¨®n son formas de apoltronarnos en el sof¨¢, de adormilarnos y de silenciarnos. Y as¨ª, el scrooge moderno respira profundamente. Se quita las gafas, repasa lo que ha dicho, ve que todo est¨¢ bien y sale a comprar los regalos de Navidad. Como no le gusta ir de compras, prefiere ir a unos grandes almacenes, donde se ventila los compromisos navide?os en un santiam¨¦n. Hay que pasar el mal trago y mejor pasarlo r¨¢pido.
En Espa?a, seg¨²n mis c¨¢lculos y no voy a decir c¨®mo los he hecho, hay 15.312.005 scrooges modernos. Muchos de ellos dicen cosas que son la mar de interesantes, que le hacen a uno reflexionar, pensar en qui¨¦n es ¨¦l o ella y en qu¨¦ mundo vive. Pero me gustar¨ªa saber de d¨®nde proceden las po¨¦ticas reflexiones de los scrooges. ?Es de un an¨¢lisis de la realidad? ?Es del imperativo de llenar la barriga? ?Es por ser sensible ante ciertos temas? Tambi¨¦n me gustar¨ªa saber ?Por qu¨¦ hay m¨¢s scrooges en Navidad que en primavera o en verano? ?De verdad que es porque piensan que la Navidad es el colmo del capitalista? Tengo dudas.
Y tengo dudas porque la modernidad no s¨®lo se puede explicar por el capitalismo, el racionalismo y el desencantamiento del mundo; tambi¨¦n se puede explicar por el amor, por un nuevo amor ?Y qu¨¦ es el amor? Las definiciones van de lo m¨¢s cursi a lo m¨¢s po¨¦tico, pero el amor moderno se explica en la lucha contra el ius sanguini. El derecho de sangre es, dicho a la brava, una ciudadan¨ªa de derechos y obligaciones adscritos por parentesco. El parentesco es la l¨®gica, la ley que regula las formas de alianzas entre las personas. Dicho de otra manera, en las sociedades que se rigen por el ius sanguini te casas con quien tu familia te diga que debes hacerlo y as¨ª todo un rosario de actuaciones selladas por derecho. No eres libre, aunque probablemente no se perciba esta ausencia de libertad.
El amor moderno se levanta contra est¨¢ l¨®gica, contra esta ley y, a base de grandes pasiones y tragedias, afirma a la persona que dirige sus acciones llevado por sus emociones. Al borde de la locura, pero tambi¨¦n muy cerca de la libertad. Creo que esto es f¨¢cilmente comprensible, ?pero qu¨¦ ocurre a partir de los tiempos de Dickens? Nostalgia, una enorme nostalgia por los tiempos en los que los derechos por sangre gobernaban el mundo.
Las Navidades despiertan en los scrooges esta nostalgia medieval. Un sentimiento que repudian, pero del que no pueden sustraerse. La Navidad es el colmo de las contradicciones entre el ius sanguini y el amor moderno. Individualistas y caprichosos los scrooges ven como en Navidades est¨¢n sujetos a las voluntades de mujeres, hombres, maridos o compa?eros, amigos, hijos, suegras y suegros, primos, madres y padres. Si est¨¢ con ellos, despotrica: ?no tengo dinero para tantos regalos! y dice: "La Navidad es una estupidez". Si no est¨¢ con ellos, se desahoga igual: "?No tengo a nadie, qu¨¦ asco de mundo moderno!".
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