"Escribo cuanto puedo para pensar lo menos posible"
Pepe Rubianes y Falete. Los Morancos y Faemino y Cansado. Decenas de iconos de la cultura popular espa?ola de ayer y de hoy, pero sobre todo de ayer, se mezclan en las paredes del bar. Ante ellos se sienta Juan Gallardo, tan desconocido como imprescindible en este imaginario de masas. Lo ha marcado con m¨¢s de 2.000 novelas. Ninguna de ellas, sin embargo, le reportar¨¢ el Nobel, ni ning¨²n otro premio literario.
Con un motivo mucho m¨¢s prosaico escrib¨ªa, dice, "cuatro o cinco libros al mes". Quer¨ªa ganarse la vida. "Y me la ganaba bastante bien", a?ade, con el bolsilibro. Produciendo con un ritmo endemoniado novelas de a duro para la c¨¦lebre editorial Bruguera. La de los tebeos de Mortadelo y Filem¨®n o 13 Rue del Percebe. La de incontables aventis del Far West, de ciencia-ficci¨®n o policiacas escritas por autores como Curtis Garland. Juan Gallardo en la vida real.
El autor de m¨¢s de 2.000 'bolsilibros' vuelve a escribir a sus 80 a?os
Obvio, pues, que Gallardo, que tambi¨¦n fue actor en la compa?¨ªa de Alejandro Ulloa y periodista de cine, d¨¦ cita en El rinc¨®n del artista, en pleno Paralelo barcelon¨¦s. Entre la discoteca Apolo y la sala er¨®tica Bagdad, junto a los pocos teatros que a¨²n atestiguan la ¨¦poca en que aquella v¨ªa concentraba el ocio de las masas populares en la Barcelona industrial.
Ante un men¨² que, como el bolsilibro, no pretende trascender, sino saciar los est¨®magos menestrales, Gallardo cuenta c¨®mo desapareci¨® el Paralelo de sus parrandas. Y c¨®mo Internet eclips¨® a los quioscos en los que reinaban ¨¦l y otros, como Lou Carrigan o, con m¨¢s fama, Francisco Gonz¨¢lez Ledesma. "Viv¨ªa de la imaginaci¨®n. Hoy todo se da visualmente, no tienes que imaginar nada. Ver y no leer mecaniza la imaginaci¨®n", explica este hombre simp¨¢tico, inseparable de su peculiar gorra, que, a pesar de todo, acaba de abrir su cuenta en Facebook. Con 80 a?os reci¨¦n cumplidos, s¨®lo rompe su sonrisa cuando recuerda a su mujer y le saltan las l¨¢grimas. Ella, Tere, muri¨® en 2008, y su recuerdo marca cada p¨¢gina de la autobiograf¨ªa que Gallardo ha publicado ahora en la editorial Morsa. "Me he refugiado en el trabajo. Escribo cuanto puedo para pensar lo menos posible". Vuelve, pues, a un refugio al que ya recurri¨® durante su adolescencia en Benavente. Era plena posguerra, pero Gallardo es rotundo: "Entonces viv¨ªa muy feliz". ?La clave? "La imaginaci¨®n".
La convirti¨® en profesi¨®n en un pa¨ªs que quer¨ªa evadirse. Lo delatan los pocos l¨ªmites que Bruguera impon¨ªa a sus autores: "Primero, seud¨®nimo extranjero. Segundo, final feliz. Tercero, que la acci¨®n no transcurriese en Espa?a". De ah¨ª muchas de las historias que Gallardo escrib¨ªa en dos d¨ªas, "sin romper una p¨¢gina", ocurran en EE UU, un lugar que ¨¦l no ha visitado. Haber construido parte de la cr¨®nica sentimental espa?ola ya es reconocimiento suficiente para Gallardo, que narra c¨®mo Terenci Moix -que creci¨®, como V¨¢zquez Montalb¨¢n, en el barrio del Raval donde comemos- coleccionaba novelas pulp de Bruguera. Y que el jovenc¨ªsimo Robert Juan-Cantavella ha recuperado para una novela uno de los personajes de Garland.
?l mismo acaba de publicar una obra hist¨®rica, La conjura, con vocaci¨®n de best seller, "el bolsilibro de hoy". Y dice, mientras apura el cortado, que en su caj¨®n tiene la trilog¨ªa de un inspector ex franquista que recuerda a los detectives Carvalho o M¨¦ndez, habitantes c¨¦lebres, ¨¦sos s¨ª, de la Barcelona imaginaria refugio de tantos.
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