Mujeres en riesgo
La violencia de g¨¦nero y la discriminaci¨®n de la mujer en Latinoam¨¦rica alcanzan cifras alarmantes. La crisis actual viene a abrir un nuevo frente en la insostenible situaci¨®n del mercado laboral femenino
Mat¨® a su novia de 75 pu?aladas y lo condenan por imprudencia", reza el titular period¨ªstico. El tribunal de General Roca, en Argentina, entendi¨® que, como estaba alcoholizado, el asesino actu¨® de manera negligente y sin intenci¨®n. La sentencia fue apelada por el fiscal. En Guatemala hubo 2.920 homicidios de mujeres en los ¨²ltimos cinco a?os, y la Fundaci¨®n Sobrevivientes, apoyada por el Gobierno, da ayuda a 18.000 mujeres que han sido v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica. M¨¢s de 500 mujeres fueron asesinadas en Ciudad Ju¨¢rez desde 1993. Cada a?o se reportan 100.000 denuncias por violencia dom¨¦stica en Per¨². Seg¨²n la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL), el 40% de las mujeres de Am¨¦rica Latina sufre violencia f¨ªsica, y en algunos pa¨ªses cerca del 60% padece violencia emocional.
M¨¢s de 500 mujeres fueron asesinadas en Ciudad Ju¨¢rez (M¨¦xico) desde el a?o 1993. No hay culpables
Si no fuera por las mujeres que trabajan, la pobreza urbana ser¨ªa un 10% mayor, y la rural, un 7%
Hay avances, pero la violencia de g¨¦nero y la impunidad contin¨²an. En un fallo ejemplar que sent¨® un precedente pionero, la Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de dictaminar sobre los asesinatos de varias adolescentes en Ciudad Ju¨¢rez: el Estado mexicano "debe encontrar, juzgar y condenar a los culpables"; remover todos los obst¨¢culos que impiden una "debida investigaci¨®n"; investigar a los funcionarios acusados de "irregularidades" en la investigaci¨®n, sancionarlos y realizar un acto p¨²blico de reconocimiento de su responsabilidad en honor a la memoria de las j¨®venes, y erigirles un monumento para recordarlas.
Ante la gravedad de la violencia de g¨¦nero en el mundo (en Italia, por ejemplo, siete millones de mujeres sufrieron agresiones o maltratos al menos una vez en su vida), el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha lanzado la campa?a universal ?nete para poner fin a la violencia contra las mujeres.
La violencia es uno de los campos donde hay much¨ªsimo que hacer en discriminaci¨®n de g¨¦nero en Am¨¦rica Latina. Otro muy complejo y delicado es la situaci¨®n de la mujer en el mercado de trabajo, como lo indica Trabajo y familia, un riguroso informe de 2009 realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la OIT.
La sociedad salud¨® el ingreso masivo de la mujer al mercado laboral. M¨¢s de 100 millones de mujeres trabajan, y ello es una fuente fundamental de dignificaci¨®n, autoestima, y hace un decisivo aporte al producto bruto. Entre otros indicadores, la CEPAL ha estimado que si no fuera por las mujeres pobres que trabajan, la pobreza urbana ser¨ªa un 10% mayor, y la rural, un 7%, lo que supone unas cifras explosivas en una regi¨®n donde una de cada tres personas es pobre.
El 50% de las mujeres que trabajan lo hace en la econom¨ªa informal, con bajas remuneraciones y casi sin protecci¨®n social. La vida tampoco es un lecho de rosas para las mujeres ocupadas en empresas en la econom¨ªa formal. Ganan el 70% de los hombres, deben hacer m¨¦ritos muy por encima de la norma para progresar y tienen una limitada representaci¨®n, menor al 20%, en responsabilidades directivas.
Al mismo tiempo, las mujeres siguen a cargo de los ni?os, los hogares, las personas mayores y toda la "econom¨ªa de cuidado". En M¨¦xico, por ejemplo, dedican a ello 50 horas semanales, mientras que los hombres, s¨®lo 10. Ni sus c¨®nyuges, ni las pol¨ªticas p¨²blicas, ni las empresas las ayudan mayormente en su doble y agotadora jornada diaria (en el trabajo y el hogar). Entre otros aspectos, la discriminaci¨®n hacia las mujeres que quieren ser madres, o lo son, sigue siendo activa. Es dif¨ªcil argumentarla como suelen hacerlo algunos sectores empresariales como un problema de costes cuando, seg¨²n estima la OIT, el coste de licencias de maternidad, apoyo a la lactancia y guarder¨ªas es el 2% del sueldo de las mujeres, y la mayor parte es subsidiado por la Seguridad Social.
En la crisis actual, los impactos para las mujeres latinoamericanas son mayores que para los hombres. Mitos como que el trabajo de la mujer es secundario o que su aporte al mantenimiento del hogar es marginal, ajenos a la realidad, inciden en sus altas tasas de despido y sus reducciones salariales. Adem¨¢s, son m¨¢s vulnerables frente a la crisis porque "el funcionamiento de las instituciones laborales que protegen sus derechos es m¨¢s d¨¦bil, y por su menor presencia en organizaciones sindicales y en sectores que negocian colectivamente".
Por otra parte, sus responsabilidades en hogares apretados por el aumento de la desocupaci¨®n (2,5 millones de desocupados nuevos en 2009) y la pobreza (8 millones de pobres adicionales) son crecientes. Asimismo, es d¨¦bil su presencia en algunos de los espacios de m¨¢s peso en las decisiones econ¨®micas vinculadas con la crisis, como los ministerios de Econom¨ªa y los bancos centrales.
Todos los problemas mencionados sobre la condici¨®n de la mujer en Am¨¦rica Latina tienen respuestas posibles. Hay importantes luchas en marcha, y no pertenecen al mundo de las quimeras. Se est¨¢n practicando en sociedades avanzadas como las n¨®rdicas, en donde la sociedad apoya activamente con leyes y presupuestos a las mujeres que trabajan. Son de alto inter¨¦s iniciativas como el plan para conciliar trabajo y familia que lanz¨® la Generalitat de Catalunya, que consta de 166 medidas y afecta a 13 departamentos. Entre ellas est¨¢n: incentivos a las empresas, tener en cuenta sus r¨¦cords en esta materia en las adjudicaciones de contratos, impulso al teletrabajo, flexibilizaci¨®n de horarios en los centros educativos e impulso a las guarder¨ªas rurales.
La impunidad, la discriminaci¨®n, el machismo no afectan s¨®lo a las mujeres. Como lo plantea la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, la igualdad de g¨¦nero "es esencial para la realizaci¨®n de todos los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el progreso general de todas las sociedades". La cuesti¨®n no es en Am¨¦rica Latina un problema de las mujeres, sino colectivo; est¨¢ en juego el perfil ¨¦tico y la calidad de las sociedades de la regi¨®n. No hay m¨¢s excusas posibles, es hora de pasar de los discursos a las acciones.
Bernardo Kliksberg es economista, asesor principal de la ONU/PNUD para Am¨¦rica Latina y coautor de Primero la gente junto con el premio Nobel de Econom¨ªa Amartya Sen.
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