Edward Schillebeeckx, "un te¨®logo feliz"
"Soy un te¨®logo feliz". As¨ª se defin¨ªa Edward Schillebeeckx, que falleci¨® a los 95 a?os la v¨ªspera de Navidad en Nimega (Holanda). Fue uno de los te¨®logos cat¨®licos m¨¢s prestigiosos y una de las personalidades m¨¢s influyentes en el cambio de paradigma del cristianismo durante la segunda mitad del siglo pasado, am¨¦n de protagonista en la renovaci¨®n de la teolog¨ªa y de la Iglesia cat¨®lica.
Nacido en Amberes, metr¨®poli de la B¨¦lgica flamenca, en el seno de una familia de 14 hermanos, ingres¨® a los 19 a?os en la Orden de Predicadores atra¨ªdo por la apertura de los Dominicos al mundo, la dedicaci¨®n al estudio, el trabajo de investigaci¨®n y la teolog¨ªa centrada en la predicaci¨®n. ?l mismo hizo realidad con creces estas cuatro caracter¨ªsticas en su vida religiosa y en su actividad intelectual.
Estudi¨® Filosof¨ªa en Gante y Teolog¨ªa en Lovaina con una orientaci¨®n tomista cl¨¢sica, que ¨¦l renovar¨ªa durante los primeros a?os de docencia. Tras la II Guerra Mundial, fue a Francia para hacer el doctorado en Le Salchoir y estudiar en La Sorbona. En Salchoir se encontr¨® con los te¨®logos Marie-Dominique Chenu, sancionado entonces por el Santo Oficio, e Yves M? Congar, que sufri¨® varios destierros por mor del ecumenismo. En La Sorbona sigui¨® las lecciones de los fil¨®sofos Le Senne, Lavelle, Wahl y Gilson.
En 1947 inici¨® su carrera docente en Teolog¨ªa Dogm¨¢tica en Lovaina para renovar el pensamiento tomista, anclado en la neoescol¨¢stica, y abrirlo a las nuevas corrientes filos¨®ficas. Los escritos de este periodo se caracterizan por el uso del m¨¦todo hist¨®rico frente al imperante dogmatismo de manual, y por el perspectivismo gnoseol¨®gico, que buscaba una s¨ªntesis entre la fenomenolog¨ªa y el tomismo. En 1958 pas¨® a ense?ar Teolog¨ªa Dogm¨¢tica e Historia de los Dogmas en la Universidad cat¨®lica de Nimega hasta su jubilaci¨®n.
Te¨®logo de confianza del episcopado holand¨¦s, entonces progresista, fue su asesor en el Concilio Vaticano II y uno de los principales inspiradores de no pocos de los documentos conciliares relativos a la Revelaci¨®n, le¨ªda desde los m¨¦todos hist¨®rico-cr¨ªticos, y a la Iglesia en di¨¢logo con el mundo. Es proverbial a este respecto su afirmaci¨®n "Fuera del mundo no hay salvaci¨®n", que contrasta con el aforismo excluyente "Fuera de la Iglesia no hay salvaci¨®n". En el Concilio se encontr¨® con Joseph Ratzinger, de quien dice: "Ya entonces hab¨ªa en ¨¦l algo que no me gustaba. En las reuniones no hablaba nunca". Para mantener el esp¨ªritu del Concilio cre¨® en 1965, junto con Congar, Rahner, Metz, K¨¹ng y otros te¨®logos progresistas, la Revista Internacional de Teolog¨ªa Concilium, editada en ocho idiomas, entre ellos el castellano, que hoy alcanza el n¨²mero 332.
Procesado tres veces
Fue procesado en tres ocasiones por la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio): en 1968, por su actitud abierta hacia la secularizaci¨®n; en 1979, por su libro Jes¨²s. La historia de un Viviente, la mejor cristolog¨ªa del siglo XX; en 1984, por El ministerio eclesial, donde justificaba la presidencia de la eucarist¨ªa por parte de un ministro extraordinario no ordenado. De los tres sali¨® ileso e incluso airoso, ya que logr¨® desmontar las acusaciones de sus inquisidores con lucidez argumental, brillantez expositiva y finura teol¨®gica.
La sensaci¨®n que tenemos las te¨®logas y los te¨®logos tras su muerte es de orfandad, s¨®lo superada con la lectura de sus obras, que seguir¨¢n iluminando el itinerario del cristianismo del siglo XXI por la senda de la interpretaci¨®n, del di¨¢logo con las culturas de nuestro tiempo y del compromiso por la justicia.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III.
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