?Alternancia?
En casi todos los balances pol¨ªticos que se est¨¢n haciendo al cierre del a?o aparece el mismo diagn¨®stico, presentado de un modo u otro: la suerte electoral de Rodr¨ªguez Zapatero habr¨ªa empezado a declinar irreversiblemente, convertida ya su anterior buena estrella en una aut¨¦ntica estrella menguante cuyo ciclo de extinci¨®n caducar¨¢ en 2012. Y es que, en efecto, los signos de su declive proliferan ¨²ltimamente (incapacidad para salir de la crisis, fracaso de la estrategia de econom¨ªa sostenible, debilidad de la pol¨ªtica exterior, etc), confirmando el pron¨®stico deducible de los sistemas presidenciales de que las segundas legislaturas tienden a ser ruinosas, y ah¨ª est¨¢ la remota experiencia de Su¨¢rez o la reciente de Aznar para corroborarlo. Por eso las encuestas pronostican que, si ahora se celebrasen elecciones, el PP las ganar¨ªa destacando incluso con Rajoy al frente, logrando una mayor¨ªa suficiente para provocar la alternancia. Y de ah¨ª que se est¨¦n empezando a hacer quinielas sobre los posibles sucesores de Zapatero, tras darlo prematuramente por perdido, encabezando las apuestas Elena Valenciano, el ministro de Fomento y la ministra de Defensa.
Har¨¢ muy mal Rajoy en confiarse vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, porque la crisis pasar¨¢
Sin embargo, mirados fr¨ªamente, todos estos pron¨®sticos de fin de a?o parecen m¨¢s una simple inocentada que otra cosa. Nuestro sistema pol¨ªtico no es de tipo presidencialista sino parlamentario, lo que permite encadenar m¨¢s de dos legislaturas con diversas mayor¨ªas cambiantes sin tener que ceder la alternancia del gobierno, como logr¨® hacer Felipe Gonz¨¢lez durante 14 a?os. Es verdad que el liderazgo de Zapatero no puede comparase con el de aqu¨¦l, pero como no hay enemigo peque?o, Bambi tambi¨¦n ha demostrado ser un adversario habilidoso, competitivo y duro de roer, como sabe por experiencia el propio Rajoy. Y la prueba la tenemos en este mismo ejercicio parlamentario, en el que a pesar de su debilidad num¨¦rica, y con toda la que est¨¢ cayendo, el grupo socialista ha logrado sacar adelante con su t¨¢ctica de geometr¨ªa variable el 99% de las votaciones: empezando por los Presupuestos y siguiendo por leyes tan significativas como la del aborto y la de financiaci¨®n auton¨®mica. As¨ª que har¨¢ muy mal Rajoy en confiarse vendiendo la piel del oso antes de haberlo cazado, si cree que tiene la partida ganada de antemano a causa de la crisis econ¨®mica. Por el contrario, la crisis pasar¨¢, el a?o que viene la actividad crecer¨¢ y volver¨¢ a crearse empleo neto a partir de 2011. En consecuencia, las encuestas hoy negativas para el Gobierno revertir¨¢n su signo, pues la opini¨®n p¨²blica es tan olvidadiza como veleidosa. Mientras que en cambio las sucesivas andanzas judiciales del caso G¨¹rtel nos seguir¨¢n recordando tanto el a?o que viene como el pr¨®ximo que el PP no merece alcanzar el Gobierno porque no es de fiar, sino que debe ser penalizado por la ciudadan¨ªa por su incapacidad para reconocer sus evidentes responsabilidades cuando menos in vigilando. Pues la calidad de nuestra democracia se resentir¨ªa muy gravemente si se premiase con el Gobierno a un partido cuyo primer tesorero y otros muchos altos cargos institucionales est¨¢n imputados por corrupci¨®n pol¨ªtica.
Pero si el PP no merece recuperar el poder, tampoco el Gobierno ha hecho lo suficiente para merecer conservarlo. Su falta de eficacia para enfrentarse a la crisis deber¨ªa descalificarle a los ojos de los electores, que sin duda le pasar¨¢n factura en los pr¨®ximos comicios. Y a no ser que tenga mucha suerte con asuntos como la salida de la crisis y la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut catal¨¢n, lo m¨¢s probable es que Zapatero se encuentre con graves dificultades para poder formar Gobierno en 2012, para lo que necesitar¨¢ recurrir de nuevo a los soberanistas de CiU y PNV en contra de sus propios correligionarios. Un dilema pol¨ªtico endiablado, para cuya imposible soluci¨®n Zapatero necesitar¨¢ derrochar mayores dosis de tacticismo geom¨¦tricamente variable de las que ha usado hasta hoy.
Y no ser¨¢ ¨¦se el ¨²nico dilema al que deber¨¢ enfrentarse Zapatero, pues hay otros dos al menos igualmente insuperables. Uno es el del empleo, al que ya he aludido en columnas anteriores, pues para poder crearlo en el volumen necesario habr¨ªa que doblegar la resistencia de unos sindicatos que son a la vez su principal apoyo pol¨ªtico.
Y el otro dilema es el que le van a plantear los votantes m¨¢s j¨®venes, a los que precisa como condici¨®n sine qua non para ganar las elecciones, pero que a la vez demandan una gratuidad en los contenidos de Internet que el llamado "sindicato de la ceja" no est¨¢ dispuesto a aceptar. Y es que satisfacer a la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) significa arrostrar la impopularidad juvenil, lo que podr¨ªa acarrear una segura condena pol¨ªtica. ?Qu¨¦ har¨¢ ZP?
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