Controladores en baja
El ciudadano no puede ser reh¨¦n de los privilegios de un colectivo con gran poder de presi¨®n
El Gobierno acusa a los controladores a¨¦reos de estar llevando a cabo una huelga encubierta con la vista puesta en la negociaci¨®n de su nuevo convenio colectivo, que deber¨ªa sustituir al vigente desde 2004 y prorrogado desde entonces a?o tras a?o bajo la amenaza de graves perturbaciones durante las fechas de mayor tr¨¢fico en los aeropuertos. El endurecimiento del tono por parte del Ejecutivo es una respuesta a los problemas que han experimentado los vuelos con origen y destino en Canarias durante los ¨²ltimos d¨ªas, causados por la falta de controladores. Como otros a?os en estas mismas fechas, y siempre con el horizonte de la renegociaci¨®n del convenio, una concentraci¨®n de bajas m¨¦dicas ha impedido cubrir los puestos de trabajo necesarios para regular el tr¨¢fico a¨¦reo de las islas.
El simple hecho de que los controladores prefieran un convenio con cinco a?os de antig¨¹edad antes que negociar uno nuevo demuestra hasta qu¨¦ punto este colectivo goza de una situaci¨®n laboral de privilegio, sin equivalente en el entorno europeo ni en otros ¨¢mbitos de actividad. Al mismo tiempo, es prueba de que los propios controladores son conscientes de que la situaci¨®n de la que gozaban antes de la contracci¨®n del sector del transporte a¨¦reo, que comenz¨® tras los atentados del 11 de septiembre, no puede prolongarse por m¨¢s tiempo, y prefieren, por tanto, seguir rigi¨¦ndose por el documento de 2004. Pero en estos momentos no es ya una opci¨®n, entre otras razones porque no es aceptable que un colectivo pueda mantener a un pa¨ªs en jaque para seguir obteniendo ventajas laborales.
Los controladores espa?oles se han convertido en una onerosa excepci¨®n con respecto a sus colegas en el resto de los pa¨ªses europeos. Su hora de trabajo es la m¨¢s cara de la Uni¨®n, mientras que su productividad es la m¨¢s baja. Y el coste de este colectivo para el Estado duplica en t¨¦rminos absolutos el de Francia, pese a que la plantilla de los controladores espa?oles es significativamente menor. Una de las razones que permiten explicar estas disparidades es que, a diferencia de lo sucedido en Francia o en Estados Unidos, los sucesivos Gobiernos de nuestro pa¨ªs han terminado siempre por contemporizar con las exigencias del colectivo. Y el resultado es que las tasas a¨¦reas de los aeropuertos espa?oles son de las m¨¢s altas del mundo y que el servicio est¨¢ permanentemente bajo amenaza.
La huelga es un derecho del que no puede excluirse a ning¨²n trabajador. Pero es un derecho que, aun a falta de una ley que lo regule, no puede llevarse a cabo por procedimientos fraudulentos. Y esconderse detr¨¢s de una multiplicaci¨®n de bajas m¨¦dicas para dejar sin cubrir los puestos que garanticen el normal tr¨¢fico a¨¦reo es uno de ellos. El Gobierno deber¨ªa contar con pleno respaldo para corregir una situaci¨®n de privilegio en un sector vital que no s¨®lo es inadmisible, sino que utiliza a los ciudadanos como rehenes para perpetuarse.
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