Nos re¨ªamos tanto
C¨®mo empezar. Conoc¨ª a Iv¨¢n cuando yo ya llevaba casi diez a?os en Madrid. ?l ya era conocido y deseado por sus trabajos en televisi¨®n, aquel m¨ªtico ?ltimo grito y Un dos tres al escondite ingl¨¦s (largometraje firmado por su productor, Jose Luis Borau, porque Iv¨¢n no ten¨ªa el carn¨¦ de director) uno de los pocos ejemplos de cine pop no-cutre que se hicieron en nuestro pa¨ªs a final de los a?os 60 y que pod¨ªa codearse con cualquier producto psicod¨¦lico ingl¨¦s en cuanto a calidad, y super¨¢ndolo en iron¨ªa. Los admiradores de Arrebato tal vez no lo sepan, pero Iv¨¢n Zulueta era una persona con un gran sentido del humor.
Nos ca¨ªmos bien de inmediato, nos un¨ªa la psicodelia, los undergrounds americanos y el primer pop ingl¨¦s, unos cuantos amigos en com¨²n, enemigos tambi¨¦n comunes, la m¨²sica de la nueva ola madrile?a, el Glam, los c¨®mics, Cecilia Roth, una cinefagia absoluta y que rod¨¢bamos peliculitas en s¨²per 8mm. ?l, mucho mejor que yo. Yo estaba empezando a aprender c¨®mo utilizar la c¨¢mara cuando Iv¨¢n era un absoluto virtuoso en su uso. Arrebato, su segunda obra, testamento f¨ªlmico desde el instante en que la estaba rodando, no ser¨ªa nada sin los miles de metros que Iv¨¢n rod¨® en s¨²per 8mm los a?os anteriores. No en vano, es la c¨¢mara de s¨²per 8mm, (como la de 16 mm de Peeping Tom de Michael Powell, aunque con otro sentido) la que arrebata los cuerpos yacentes y expectantes de Will More y Eusebio Poncela, para trasladarlos a otro mundo mejor o a ninguno. La ¨²nica informaci¨®n que nos da la pel¨ªcula es que se trata de una especie de vac¨ªo de color rojizo.
Es dif¨ªcil hablar de Iv¨¢n Zulueta y la muerte. Es muy dif¨ªcil hablar de sus ¨²ltimos a?os. Retirado en San Sebasti¨¢n, como Norma Desmond, pero con sus cuatro sentidos y sin perder un ¨¢pice de su exquisita sensibilidad. El cine espa?ol acaba de perder uno de sus m¨¢s originales directores y, junto a Erice, el que mayor sentido est¨¦tico supo dar a sus im¨¢genes. No film¨® una sola imagen banal. El terreno donde m¨¢s c¨®modo se sent¨ªa era el de la abstracci¨®n. La imagen pura, llena de significados sin el lastre de la ficci¨®n, apoyada siempre en un variado colch¨®n de sonidos. Un David Lynch menos tenebrista y m¨¢s pop.
Su actividad como dise?ador y dibujante estaba estrechamente unida a su obra cinematogr¨¢fica. Recuerdo c¨®mo me impresion¨® el de Furtivos, y c¨®mo nos divertimos mientras confeccionaba el de Entre Tinieblas o Laberinto de pasiones. Aunque parezca una figura fugaz (espero que no), Iv¨¢n Zulueta deja un legado riqu¨ªsimo y esencial para la historia del cine espa?ol, en formatos menores pero de grandeza extraordinaria. Arrebato sacude actualmente con la misma fuerza que hace treinta a?os. El cine espa?ol pierde un ejemplar ¨²nico, y Jos¨¦ Luis Borau su mejor disc¨ªpulo. Recuerdo perfectamente aquellos d¨ªas en su apartamento de la Plaza de Espa?a. Todo estaba lleno de vida, y ?nos re¨ªamos tanto!
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