Am¨¦rica Latina 1999-2009, el p¨¦ndulo implacable y la incertidumbre
Muy poco de lo que supusimos que ocurrir¨ªa en la primera d¨¦cada del siglo XXI realmente ocurri¨®. Es lo que suele pasar con toda predicci¨®n. Es el riesgo de la futurolog¨ªa, que acaba atrapada por el lugar y las circunstancias en las que se hace.
Am¨¦rica Latina no es una excepci¨®n. Cuando el liberalismo econ¨®mico y las democracias bajo el modelo de los pa¨ªses desarrollados parec¨ªan haberse instalado para quedarse, en 1999 el entonces desconocido coronel golpista Hugo Ch¨¢vez (en 1992 intent¨®, sin ¨¦xito, derrocar al Gobierno democr¨¢tico de su pa¨ªs), fue elegido presidente de Venezuela. En 2009, montado en una Constituci¨®n a su medida, los precios del petr¨®leo, la limitaci¨®n de la libertad de expresi¨®n, las nacionalizaciones, el armamentismo que ha contagiado a toda la regi¨®n y diversos bonos y acciones a favor de los m¨¢s pobres, es la figura m¨¢s relevante de Am¨¦rica Latina.
Morales ha generado una confrontaci¨®n con la clase media mestiza y blanca
Lula simboliza el otro socialismo latinoamericano, moderado y racional
Castro es parecido al Cid, que muerto fue apuntalado en su caballo
Con Ch¨¢vez volvi¨® la radicalizaci¨®n y la oposici¨®n al libre comercio
La lecci¨®n es clara, pero no la entienden todos: moderaci¨®n y sentido plural
Si busc¨¢ramos alg¨²n modelo, estar¨ªa encarnado por Chile y Costa Rica
En este a?o que concluye se conmemor¨® medio siglo de la revoluci¨®n cubana. Castro es presidente de esa naci¨®n caribe?a, pero no es Fidel. El viejo l¨ªder que la condujo en 1959 es ahora un personaje parecido al Cid Campeador, que ya muerto fue apuntalado en su caballo con una estaca de madera en la espalda. Hizo as¨ª su ¨²ltima cabalgada, su imagen inerte fue entonces suficiente para la victoria. ?Lo ser¨¢ ahora? Ch¨¢vez se adscribe como el heredero de Fidel, pero esta Am¨¦rica Latina no es la de hace cincuenta a?os. Las viejas utop¨ªas marxistas han sido enterradas junto con el socialismo real, y el mercado (marcado por la especulaci¨®n, la falta de escr¨²pulos y el desfonde financiero, a¨²n de pron¨®stico reservado) es el signo de la globalizaci¨®n, lo que no parece convencer a todos en este hemisferio.
?Qu¨¦ simbolizan ambos acontecimientos? Un cambio muy significativo y un enfoque que dio un giro copernicano al continente. ?Pero es un giro estructural y de largo plazo?
En una d¨¦cada, Ch¨¢vez pate¨® el tablero satanizando una palabra, el "Neoliberalismo", con la que descalific¨® a la mayor¨ªa de los Gobiernos latinoamericanos de la d¨¦cada de los noventa que aplicaron las recetas dise?adas en 1989 conocidas como el Consenso de Washington. Se trataba de un paquete macroecon¨®mico para estabilizar las vapuleadas econom¨ªas regionales con ajustes monetarios, incremento de la presi¨®n fiscal, recortes de gastos y procesos de privatizaci¨®n. Si bien a fines de la d¨¦cada Am¨¦rica Latina hab¨ªa logrado la estabilidad e incluso modestos avances en la lucha contra la pobreza, el impacto social de desempleo, marginalidad y "cinturones apretados" hizo estallar varias democracias y desestabiliz¨® la regi¨®n en su conjunto. En 2009 el 41% de los latinoamericanos vive en la pobreza y de ellos, el 16% en la indigencia. Menos Estado y m¨¢s iniciativa privada no fueron la soluci¨®n. Desde 2006 Ch¨¢vez sum¨® a su discurso de inspiraci¨®n castrista, adem¨¢s de Cuba, a Bolivia, Ecuador y Nicaragua e incluso de modo algo ambivalente a Argentina. Vino la radicalizaci¨®n, son¨® otra vez el antiimperialismo, la oposici¨®n a tratados de libre comercio y la rebeli¨®n abierta frente a las pol¨ªticas de Washington. Contra lo esperado, el escenario no se ha suavizado con la llegada a la presidencia de Barack Obama.
Dos ejemplos dram¨¢ticos de esta realidad son Bolivia y Ecuador. En Bolivia, tras una aguda crisis pol¨ªtica (2000-2005) signada por la inestabilidad y la violencia, lleg¨® a la presidencia Evo Morales, dirigente cocalero de la zona de la que sale el 90% de la hoja que se transforma en coca¨ªna; es el primer presidente ind¨ªgena de la historia boliviana en un pa¨ªs donde el 50% de sus habitantes tienen ese origen. El mandatario inici¨® un Gobierno que reivindica a los "oprimidos durante 500 a?os" con el derecho de gobernar los pr¨®ximos 500. El "nosotros" de Morales ha sido hasta ahora el de los ind¨ªgenas, lo que ha generado una polarizaci¨®n y confrontaci¨®n permanente con la clase media mestiza y blanca y ha dado lugar a una nueva Constituci¨®n que ha transformado al pa¨ªs de Rep¨²blica en Estado Plurinacional con 36 naciones, con la otra mitad bajo el denominativo gen¨¦rico de "comunidades interculturales". El experimento incluye la aplicaci¨®n de la justicia ind¨ªgena con el mismo rango que la republicana, cinco niveles de autonom¨ªas, desde las de regiones poderosas como Santa Cruz hasta las ind¨ªgenas reconocidas en el nuevo Estado. Morales acaba ser reelegido por abrumadora mayor¨ªa.
En Ecuador, el ¨²ltimo presidente que concluy¨® su mandato lo hizo en 1996. Tras la quiebra del sistema financiero y la dolarizaci¨®n de la econom¨ªa en 2000, vivi¨® durante casi una d¨¦cada con abortados y precarios Gobiernos que terminaron con la asunci¨®n del mando de Rafael Correa, joven y brioso antineoliberal que tambi¨¦n hizo una nueva Constituci¨®n y ha sido reelecto como Morales. El seguimiento del modelo chavista deja pocas dudas. En pol¨ªtica internacional esto ha llevado a la ruptura con Israel y a serios coqueteos con Ir¨¢n, la bestia negra de Estados Unidos. Bajo esta batuta se ha conformado el ALBA, un bloque de integraci¨®n bastante d¨¦bil en lo econ¨®mico pero de gran influencia pol¨ªtica.
Pero tanto o m¨¢s importante que el desborde chavista es el caso de Brasil. El 1 de enero de 2003 lleg¨® a la presidencia Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Lula hered¨® ocho a?os de una pol¨ªtica liberal encabezada por el intelectual Fernando H. Cardoso. Casi diecis¨¦is a?os despu¨¦s, Brasil ha dado el gran salto y es hoy una potencia mundial y parte fundamental de las grandes naciones emergentes como China e India.
El Brasil planetario se ha convertido tambi¨¦n en el pa¨ªs l¨ªder de la regi¨®n, nada menos que de la mano de un trabajador metal¨²rgico. Lula simboliza el otro socialismo latinoamericano, moderado y racional, el de Chile, Uruguay, Rep¨²blica Dominicana, Guatemala y El Salvador, en la l¨®gica de la globalizaci¨®n, tratados de integraci¨®n comercial, una presencia importante de la empresa privada combinada con un liderazgo estatal en empresas claves, pero en todos los casos con una inequ¨ªvoca vocaci¨®n de inversi¨®n social. Los resultados de reducci¨®n de la pobreza tan sostenidos como pausados son indiscutibles en la mayor¨ªa de estas naciones.
Pero, quiz¨¢s por miedo a la mala conciencia, los socialistas moderados han preferido -al ritmo de Lula- no hacer olas en contra de Ch¨¢vez, lo que le ha permitido a ¨¦ste un liderazgo que ha dado a luz a Unasur, un bloque pol¨ªtico que muestra una cara pol¨ªtica que trata de disfrazar el terrible fracaso de los procesos de integraci¨®n econ¨®mica regional que est¨¢n en crisis o simplemente agonizando. En el extremo menos malo, el grupo de pa¨ªses centroamericanos, en estancamiento preocupante el Mercosur y al borde del colapso la Comunidad Andina. La pol¨ªtica de Bush de promover tratados bilaterales de libre comercio plante¨® varias interrogantes sobre la integraci¨®n econ¨®mica latinoamericana, a pesar de que una parte no poco importante del intercambio comercial es intrarregional. Como pocas veces en el pasado, los problemas ideol¨®gicos y los conflictos bilaterales entre pa¨ªses han enrarecido el ambiente general.
Pero ser¨ªa un error suponer que el p¨¦ndulo (constante de la historia de Am¨¦rica Latina desde su independencia) va inexorablemente a la "izquierda" y al socialismo. Para retrucarlo est¨¢ ?lvaro Uribe, presidente de Colombia, la otra cara de la medalla de Ch¨¢vez. Firme aliado de Washington y de la globalizaci¨®n, amigo de la iniciativa privada y de los tratados de libre comercio, apoyado en su ¨¦xito relativo contra las FARC (a un alto costo de violencia en medio de una turbulenta guerra sucia) y en su gran popularidad interna, Uribe busca con su peculiar autoritarismo seguir al mando de Colombia. Lo acompa?a el Per¨² del presidente Alan Garc¨ªa que, como todo converso (en su fallido primer Gobierno hizo gala de posiciones de izquierda militante), es el m¨¢s liberal de todos los gobernantes suramericanos. En l¨ªnea parecida est¨¢n Costa Rica y Panam¨¢.
?Y la otra gran potencia regional, M¨¦xico? El camino mexicano es una ir¨®nica paradoja. Firm¨® en los noventa el TLCAN con Estados Unidos y Canad¨¢ y dio un salto de gigante. Impulsado por la locomotora estadounidense, en pocos a?os super¨® en exportaciones a Brasil. Hoy Brasil es la novena econom¨ªa del mundo y M¨¦xico la d¨¦cimo primera, pero en 2009 la crisis econ¨®mica estadounidense arrastr¨® a los mexicanos a la mayor ca¨ªda de su crecimiento en los ¨²ltimos veinte a?os. En pol¨ªtica, en 2000 el triunfo de Vicente Fox rompi¨® setenta a?os de dominio pol¨ªtico del PRI. La derrota de la "dictadura perfecta" a decir del escritor Mario Vargas Llosa ("democracia" de partido ¨²nico) no trajo el cambio que los mexicanos esperaban. El estrecho triunfo del presidente Felipe Calder¨®n sobre su oponente de izquierda lo hiri¨® desde el principio de su mandato y la lucha contra el narcotr¨¢fico no ha hecho otra cosa que incrementar la violencia a niveles nunca antes vistos, lo que ha colocado a M¨¦xico en situaci¨®n de desaliento y desventaja para ocupar su papel de liderazgo regional frente a la iniciativa brasile?a.
Si busc¨¢ramos en este contexto alg¨²n modelo, estar¨ªa encarnado en Chile y Costa Rica, pa¨ªses estables, pol¨ªticamente maduros, econ¨®micamente s¨®lidos y con procesos de gran crecimiento e integraci¨®n internacional -particularmente Chile-. En algo m¨¢s de una d¨¦cada, Chile est¨¢ al borde de indicadores del primer mundo. La lecci¨®n es clara, pero no la entienden todos. Moderaci¨®n, equilibrios y sentido plural, sin olvidar el pago de la deuda social. La respuesta en el otro lado del espectro pol¨ªtico continental es radicalismo, caudillismo populista, autoritarismo y sentido mesi¨¢nico traducido en la reelecci¨®n indefinida del "l¨ªder". Son implacables proyectos de poder personal. El ex presidente uruguayo Jos¨¦ Mar¨ªa Sanguinetti afirma que los populismos de Ch¨¢vez, Morales u Ortega son hijos de la abundancia (Am¨¦rica Latina ha registrado la mayor bonanza econ¨®mica del ¨²ltimo siglo en el periodo 2004-2008). Habr¨¢ que ver si en circunstancias menos promisorias las propuestas del "socialismo del siglo XXI" pueden mantener la avalancha de votos a su favor que hasta ahora los han refrendado.
?Y el futuro? Hay muchas variables a analizar, pero la consideraci¨®n de dos de ellas puede ayudar a plantear algunas hip¨®tesis. Primero, la pol¨ªtica. La regi¨®n vive una sucesi¨®n de procesos electorales cruciales en el periodo 2009-2011, de ellos hay tres particularmente significativos. El de Chile, que en enero de 2010 en segunda vuelta definir¨¢ si el nuevo Presidente es Sebasti¨¢n Pi?era de la derecha o Eduardo Frei de la Concertaci¨®n. En octubre de 2010 Brasil ir¨¢ a las urnas. Lula tratar¨¢ de que su candidata Dilma Rousseff le suceda; el centro derecha, probablemente con Jos¨¦ Serra, tratar¨¢ de romper los ocho a?os del PT. En 2011, los esposos Kirchner buscar¨¢n continuar la alternancia familiar en el mando de Argentina; la oposici¨®n, a¨²n fragmentada, pretende interrumpir la saga familiar ante la hoy debilitada popularidad de Cristina Fern¨¢ndez. Si Chile, Argentina y Brasil cambian de polo ideol¨®gico en el periodo 2010-2011, el panorama latinoamericano podr¨ªa dar un vuelco que hace muy poco era impensable y que debilitar¨ªa la receta chavista. Segundo, la econom¨ªa. La bonanza termin¨®, se trata ahora de saber si la crisis mundial ser¨¢ superada razonablemente o no, pero el tiempo de las vacas gordas es parte del pasado.
?ltimo apunte. Honduras. Contra todo pron¨®stico, el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en uno de los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles y pobres del continente tuvo ¨¦xito. Ni Venezuela, ni Brasil, ni la OEA, ni nadie movieron de su sitio al presidente golpista Roberto Micheletti. Estados Unidos tuvo mucho que ver, termin¨® apoyando a Micheletti y las cuestionadas elecciones que gan¨® Porfirio Lobo. A pesar de la teor¨ªa de que Estados Unidos le ha dejado a Brasil la responsabilidad de la regi¨®n, a la hora de la verdad sigue inclinando la balanza. El golpe hondure?o se cierne como una sombra sobre Am¨¦rica Latina en dos direcciones, la posibilidad de desestabilizar Gobiernos democr¨¢ticos, pero tambi¨¦n la evidencia de que ejecutivos autoritarios hace rato han sometido a trav¨¦s de formas disfrazadas de golpe de Estado a los poderes judiciales en varios pa¨ªses. La Carta Democr¨¢tica de la OEA ya no es suficiente para resolver el nuevo escenario.
Dos conceptos pueden caracterizar el futuro de Am¨¦rica Latina: La enfermedad del p¨¦ndulo y la constante de la incertidumbre.
Blog: www.carlosdmesa.com
Carlos Mesa es ex presidente de Bolivia.
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