"El arte no es un telediario"
El artista italiano, miembro de la Transvanguardia de los ochenta, vive dedicado al mundo cerrado de su pintura, sin perder su carga cr¨ªtica
Enzo Cucchi parece un tipo huidizo. Cuando se le ve por el barrio pone cara de ciclista escapado del pelot¨®n o amaga un gesto de espadach¨ªn del pasado que ha de vengar la infamia del mundo por el que transita. Va hacia Campo dei Fiori, que es la meca del izquierdismo sentimental y del copeo, y observa las nubes como si les buscara formas adecuadas, perdi¨¦ndose en el desierto del tiempo. Luego desaparece a grandes zancadas. En su obra hay un desgarro de la infancia. "El dibujo", afirma, "es la carretera madre que une todos los lugares donde se cae el burro. El dibujo es el batir del coraz¨®n del pintor y tambi¨¦n el paso del tiempo".
El artista italiano, nacido en Morro D'Alba en 1949, fue la punta de lanza del movimiento conocido como Transvanguardia, que en los a?os setenta y ochenta reuni¨®, en torno a la idea de Achile Bonito Oliva, a Francesco Clemente, Mimmo Paladino, Sandro Chia y el propio Cucchi. Hoy, el artista cultiva su soledad y su despiste en su estudio de la V¨ªa del Orso, que parece un laboratorio de la Bauhaus, pensando mucho m¨¢s en Piero della Francesca que en sus contempor¨¢neos.
Enseguida, empieza a hablar de sus amigos, de su tiempo. "He le¨ªdo las cartas de Ortega y Gasset, y me he acordado de Goya y de Vel¨¢zquez. Vel¨¢zquez es un laico involuntario, tiene una marcha m¨¢s. Goya tiene un coraz¨®n de enamorarse". Y m¨¢s: "Ser artista es hoy el ¨²nico privilegio. Dicen que la pintura est¨¢ obsoleta, mejor as¨ª. Mucho mejor eso que el escaparate y el escaparatismo, con sus pompas y vanidades. El privilegio m¨¢s grande es la cultura. La idea del escenario y de la fascinaci¨®n por los grandes personajes es una bobada. Dicen que el cine es m¨¢s importante que la pintura porque se ve m¨¢s. Pero no deja de ser una omnipotencia aburrida. Julian Schnabel por ejemplo, que es amigo y muy simp¨¢tico, se mea encima si le llaman Coppola o Scorsese".
PREGUNTA. ?La Transvanguardia fue s¨®lo un invento de Bonito Oliva para colmar el vac¨ªo art¨ªstico que dejaron los a?os sesenta?
RESPUESTA. Hemos vivido muchas incomprensiones. Mis colegas eran tipos generosos, incluso demasiado. La Transvanguardia se expuso en el Guggenheim cuando el Guggenheim era todav¨ªa serio, cuando no hac¨ªa falta tener sponsor para exponer. Me invitaron a m¨ª y no a mis compa?eros, y los mercantes se enfadaron. A Fontana le pas¨® lo mismo, porque no ten¨ªa en cuenta la mercadotecnia. La Transvanguardia fue una gran aventura. Pero no me interesa ni lo estetizante ni lo decorativo.
P. ?Sigue vi¨¦ndose con Chia y con Clemente, las otras dos ces?
R. Sandro Chia es como un hermano, est¨¢ lleno de iron¨ªa. No importa qui¨¦n empez¨®, ¨¦l fue valiente y vino detr¨¢s de m¨ª. Es inteligente y generoso. Siempre dice que le interesa mi trabajo. Al final, la s¨ªntesis es la competici¨®n. Los artistas saben todo, pero la verdad no la dicen. Tiziano lucha bien con Vel¨¢zquez, pero si pones cerca a Piero se calma todo. Piero della Francesca es el m¨¢s grande y m¨¢s laico de todos. Durante tres siglos nadie le entendi¨®. Dec¨ªan que era un artista menor. Pero los artistas de su tiempo sab¨ªan muy bien qui¨¦n era: era la regla, la tabla de medir.
P. ?Es la pintura un arte en decadencia?
R. La decadencia est¨¢ en la materia humana, no en la pintura. Espero que la pintura no acompa?e esa decadencia, si no haremos ilustraci¨®n, buena decoraci¨®n para las paredes. El arte va hacia atr¨¢s, no hacia delante. ?D¨®nde co?o est¨¢ el futuro? El arte no se ocupa de eso. Para eso est¨¢n los periodistas. El arte no es un telediario. Mirando a Duchamp entendemos el siglo XX mejor que leyendo todos los libros de historia. Duchamp tiene una gran coherencia ¨¦tica, es una persona buena, y con su calidad contar¨ªa mejor que nadie lo que pasa ahora. Warhol es otro artista maravilloso, el mejor entre los americanos, los dem¨¢s son todos acad¨¦micos.
P. ?Qu¨¦ piensa del minimalismo, del arte conceptual?
R. Cosas de profesores de universidad, pajas mentales.
P. ?Cu¨¢l es su forma de trabajar, su m¨¦todo?
R. No creo en el gui¨®n, ni en la inspiraci¨®n. Lo importante son los signos, cosas absurdas, raras, que no s¨¦ lo que son. Todo parte de un estado informe, de peque?as emociones que no funcionan. La imagen es importante pero siempre trabajo deprisa, mis cuadros nunca est¨¢n acabados, soy el primero que voy contra m¨ª, no me da miedo retocar, al rev¨¦s, me encanta. Y odio las exposiciones gigantes.
P. ?C¨®mo ha destruido Italia su cultura en s¨®lo 30 a?os?
R. Ma?ana tengo que ir a las termas de Diocleciano. All¨ª hay un quiosco de Miguel ?ngel que da miedo de lo bonito que es. Lo visitan 200 personas al a?o. Es el lugar m¨¢s importante del mundo, aunque los que hacen escaparates no lo saben. All¨ª trabaja una se?ora con dos restauradores. Hay miles de piezas important¨ªsimas, la se?ora ya se ha jubilado. Pero sigue yendo a trabajar porque nadie la sustituye. El Gobierno ni siquiera sabe que existe ese lugar. Parece imposible, pero es as¨ª. Nadie sabe nada, menos a¨²n, no quieren saber.
Enzo Cucchi habla a borbotones, sus ideas se alborotan y se pisan, pero al final se parecen mucho a sus dibujos. Lugares desolados, donde nos presenta una humanidad desnuda, o en ba?ador, sin atisbos de sexualidad, andr¨®ginos atrofiados que se miran en el desconsuelo global. Los ni?os han evolucionado en la especie con p¨²as de faquir, o de puercoesp¨ªn, ante una sociedad aguerrida, indiferente. Las casas se estiran como f¨¦retros en la congoja del papel que desempe?aron, hay ¨¢rboles calcinados, negros como el pecado mortal. As¨ª, Cucchi, con los ojos muy abiertos y separados, transforma lo que interpreta en sus paseos ma?aneros y al caer del sol, como un ciclista o un espadach¨ªn.
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