El jugador m¨¢s rico de la NBA

Elijan la mejor respuesta entre varias opciones. El jugador mejor pagado de la NBA es... (A) Kobe Bryant; (B) Kevin Garnett; (C) Shaquille O'Neal; (D) Lindsay Hunter; (E) Ninguno de los anteriores.

Como esto es un recurso ret¨®rico que utilizo para exponer un razonamiento, la respuesta es, l¨®gicamente, (E) Ninguno de los anteriores. Se podr¨ªa perdonar que uno eligiera cualquiera de las otras opciones. De hecho, Kobe Bryant es el segundo en la lista de ricachones de la NBA. Kevin Garnett firm¨® en una ocasi¨®n un contrato legendariamente fabuloso, por lo visto a perpetuidad. En cuanto a elegir como respuesta a Shaquille O'Neal, pues la verdad es que da la impresi¨®n de que gana mucho dinero.

Y, si hubiera dormido poco (y, seamos sinceros, estuviera completamente borracho), una persona podr¨ªa convencerme de que -por alguna chiripa contable- Lindsay Hunter es el jugador de baloncesto mejor remunerado del mundo.

Pero ninguna de esas respuestas es correcta. Porque el jugador mejor pagado de la NBA es Tracy McGrady, el del ojo vago, los pantalones anchos y cadenas de ADN muy parecidas a las de Vince Carter. Y en a?os recientes, el de las lesiones, la ropa de calle y, ¨²ltimamente, la actitud de disgusto con sus jefes, los Rockets de Houston.

A finales de diciembre, los Rockets dijeron a McGrady que se mantuviera alejado del equipo (o, m¨¢s bien, se lo pidi¨® la directiva del equipo porque las naves espaciales -un rocket es un cohete- raras veces hablan ingl¨¦s). En otras palabras, hicieron a McGrady lo mismo que a Jamaal Tinsley. Abundan las conjeturas sobre el destino de McGrady en el baloncesto. Mientras tanto, una cosa sigue estando clara: Tracy McGrady tiene mucho dinero.

Es inevitable que a los jugadores de baloncesto les paguen demasiado. Pero la escala del robo que McGrady est¨¢ cometiendo contra los Rockets es alucinante. No es un caso sin precedente; en los ¨²ltimos a?os, Allen Iverson y Stephon Marbury han estado entre los l¨ªderes de la NBA en d¨®lares por cada vez que respiran, sin que, por as¨ª decirlo, se ganen el sueldo. Por tanto, ser¨ªa normal pensar que los propietarios de equipos de la NBA aprenden de sus errores. Aunque esos errores los cometan otros propietarios. Pero no. Sirva como ejemplo Gilbert Arenas, de los Wizards de Washington, que parece ir derechito a por su propio trofeo del Penny Hardaway Memorial.

Y como, por lo visto, los propietarios no son capaces de averiguar c¨®mo funciona la cosa, voy a darles una chuleta. Nunca la encontrar¨¢n, porque no creo que ning¨²n propietario de la NBA viva en Espa?a, pero me sentir¨¦ mejor despu¨¦s de d¨¢rsela al mundo. Aqu¨ª la tienen:

Si, en alg¨²n momento, da la impresi¨®n de que un jugador est¨¢ desmotivado, por poco que sea, peca de ego¨ªsmo o es propenso a lesionarse, no firmen con ese jugador, bajo ninguna circunstancia, un contrato de varios a?os que les obligue a pagarle m¨¢s de 20 millones de d¨®lares (14 millones de euros) al a?o. Fin.

El p¨¢rrafo anterior emplea una l¨®gica que supera el nivel de comprensi¨®n del 40% de los encargados de las operaciones de los equipos de la NBA. Y por esa raz¨®n seguir¨¢n d¨¢ndose situaciones como la de McGrady. Y tambi¨¦n por esa raz¨®n no debemos culpar a McGrady por el contrato que tiene. ?Rechazar¨ªan ustedes 23 millones de d¨®lares (16 millones de euros) por jugar al baloncesto? ?sta se la voy a soplar: No, no lo har¨ªan.

De modo que, en lugar de re¨ªrse de Tracy McGrady, r¨ªanse de los Rockets de Houston. Porque Tracy McGrady no es el tonto. Quien quiera que firme sus cheques lo es.