Alerta en Yemen
Obama tiene poco margen de maniobra para contrarrestar los designios de los terroristas
El fallido atentado de Detroit contra un avi¨®n comercial ha hecho que la atenci¨®n de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo se dirija hacia un pa¨ªs que, hasta ahora, no hab¨ªa permanecido al margen, pero s¨ª en un discreto segundo plano: Yemen. La debilidad de sus estructuras estatales, y el hecho de que cuente con una poblaci¨®n mayoritariamente musulmana, lo convierten en un candidato id¨®neo para que Al Qaeda lo incorpore a la corriente central de su estrategia. Los yihadistas pretenden que algunos de sus ataques m¨¢s espectaculares no s¨®lo causen da?os en Estados Unidos o sus aliados, sino que contribuyan a desestabilizar alguna regi¨®n en la que hacerse fuertes. Es el caso de Yemen; tambi¨¦n, por cierto, el de Somalia.
El momento escogido por Al Qaeda para el recrudecimiento de su ofensiva terrorista no es casual. Se acerca la retirada norteamericana de Irak y Obama se ha visto obligado a reforzar su apuesta militar en Afganist¨¢n. Es ahora cuando los yihadistas tratan de demostrar que no existen diferencias de fondo entre la actual pol¨ªtica de la Casa Blanca y la de Bush. Es decir, tratan de inducir respuestas de Estados Unidos que les permitan mantener inalterado su discurso. Y lo m¨¢s grave es que, por su parte, Obama dispone de escaso margen de maniobra para contrarrestar estos designios de los terroristas. Declaraciones como la del ex vicepresidente Cheney, que acusa a Obama de no creer que Estados Unidos se encuentra en guerra contra el terrorismo, tampoco facilitan su tarea.
Porque el principal dilema al que se enfrenta la Administraci¨®n de Obama no es dictaminar si la amenaza terrorista ha disminuido, que no lo ha hecho, sino si el medio m¨¢s adecuado para hacerle frente es una nueva guerra. El peor error que podr¨ªa cometer la Casa Blanca es implicar al Ej¨¦rcito norteamericano en Yemen, arriesgando a¨²n m¨¢s el desenlace de la guerra en Afganist¨¢n y ofreciendo un teatro de operaciones adicional a los yihadistas. Como ha demostrado la experiencia en Irak y Afganist¨¢n, Estados Unidos no tiene dificultad para obtener victorias militares convencionales; s¨ª para sostenerlas en el tiempo y convertirlas en un instrumento eficaz antiterrorista.
Obama ha dado instrucciones de cerrar la Embajada estadounidense en la capital yemen¨ª, San¨¢, lo mismo que el primer ministro brit¨¢nico Gordon Brown. En un primer momento, el Gobierno espa?ol hizo un anuncio equivalente si bien luego precis¨® que s¨®lo se restringir¨ªan las entradas a la legaci¨®n diplom¨¢tica. Es una decisi¨®n dif¨ªcil, en la que el Ejecutivo deber¨ªa contar con el respaldo de las fuerzas parlamentarias. Y siempre sin descartar el horizonte de seguir los pasos de Washington y Londres, puesto que el riesgo para los intereses espa?oles, como para los de otros pa¨ªses europeos, aumentar¨¢ a medida que se vayan blindando los de nuestros principales aliados.
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