"Ahora es m¨¢s f¨¢cil llegar a la gente y exportar creaci¨®n"
Junkera y Uribe destacan las oportunidades del mundo global la difusi¨®n y enriquecimiento de las culturas minoritarias
Las creaciones de Kepa Junkera y Kirmen Uribe hunden sus ra¨ªces en el Pa¨ªs Vasco, pero son totalmente universales. Con largas estancias en Am¨¦rica, los dos artistas euskaldunes han trasladado all¨ª su m¨²sica y su literatura, logrando un ¨¦xito hasta ahora inalcanzable para muchos creadores vascos. Ambos ejemplifican, actualiz¨¢ndolo, el car¨¢cter viajero y aventurero de su pueblo, as¨ª como las oportunidades que la globalizaci¨®n brinda a una cultura. Recientemente galardonado con el Premio Nacional de Narrativa por su primera novela, Bilbao-New York-Bilbao, el joven escritor de Ondarroa afirma que este premio supone un "espaldarazo" a su carrera y "una apuesta definitiva por las nuevas formas de narrar". Por su parte, la incansable busca de nuevas sonoridades hace del trikitilari un explorador en tierras lejanas, y su ¨²ltimo disco se convierte en un regalo a los latinoamericanos de origen vasco.
"La nueva novela es mucho m¨¢s abierta, como si fuera una nube que va cambiando"
"Hablar mal de los dem¨¢s no te hace mejor escritor. En Euskadi tenemos muchos 'curas Santa Cruz"
"Nos hemos dado cuenta de que el equipo tiene mucha fuerza. La sensaci¨®n de equipo es importante"
"Lo tengo clar¨ªsimo. No hubiera sido escritor sin Bernardo Atxaga, Gabriel Aresti o Xabier Lete"
"En las m¨²sicas minoritarias, hay que ir poco a poco. Prefiero tocar diez veces para diez que una para mil"
"Para poder hacer lo que hacemos han tenido que existir Oskorri, Mikel Laboa, o Imanol".
Pregunta. Despu¨¦s de un cierto tiempo en Am¨¦rica, ?os afecta la nostalgia del exiliado, la necesidad del regreso a Bilbao?
Kirmen Uribe. Mi novela es un billete de avi¨®n. Habr¨ªa sido muy diferente si se hubiera titulado Bilbao-New York, m¨¢s una huida. Pero con Bilbao-New York-Bilbao sabes que alg¨²n d¨ªa regresar¨¢s. Es ese movimiento de ida y vuelta que hacemos Kepa y yo, y otros muchos artistas.
P. Entonces, ?necesit¨¢is ese regreso?
Kepa Junkera. Ahora estoy viviendo en San Francisco. Me fui en agosto y vine hace tres semanas para promocionar este nuevo proyecto de Kalea, y ahora me marcho y no vuelvo hasta febrero. Y no s¨¦. Lo que pasa es que ahora me voy con la familia y las sensaciones son muy diferentes de cuando iba a dar conciertos. Esa necesidad de volver, en esta temporada casi ni me la planteo. La dejo como m¨¢s abierta. Voy a experimentar, a vivir el d¨ªa a d¨ªa, a conocer y a disfrutar de ese momento, porque no es forzado, evidentemente.
P. Pero en su caso es distinto porque va exportando algo, su cultura, su vivencia, a gente distinta, sea o no de tradici¨®n vasca, mientras Kirmen va con otros ojos. Va a comprar, a digerir lo que recibe de all¨ª, y es en otra perspectiva, por lo menos hasta ahora.
K. U. S¨ª, hasta el momento es otra perspectiva. Pero a m¨ª lo que me interesa sobre todo es el movimiento, y en la novela lo que quer¨ªa plasmar es el movimiento de ir. Y luego, si se da el caso, volver. No centrar la novela ni en Bilbao, ni en Nueva York, ni en Ondarroa, ni en Vitoria, sino centrarla en un vuelo, en un movimiento. Es lo que quer¨ªa transmitir: el c¨®mo vivimos ahora mismo.
P. ?Y c¨®mo vive un joven vasco en Nueva York?
K. U. Pues muy bien. All¨¢ en Nueva York, en M¨¦xico, en Buenos Aires, donde tambi¨¦n he estado, se aprende mucho, tambi¨¦n como persona. Ah¨ª la gente convive. Respeta las creencias de cada uno, c¨®mo piensa, c¨®mo escribe, lo que hace. El individuo, con sus decisiones y su tradici¨®n, es mucho m¨¢s respetado que aqu¨ª. En eso he aprendido much¨ªsimo.
K. J. Yo he ido muchas veces a Estados Unidos y siempre me ha ca¨ªdo bien su p¨²blico, que no es nada vergonzoso. Hace poco, tambi¨¦n toqu¨¦ en el sur de San Francisco y en el escenario, de repente, apareci¨® un se?or curioso que puso una alfombra, se coloc¨® en ella y hasta que termin¨® el concierto no par¨® de bailar. Aqu¨ª creo que tambi¨¦n hay ganas de sacar esa alfombra y de bailar, pero nos puede ese vivir en un sitio tan peque?o, en donde nos conocemos todos, y nos puede ese pudor y lado vergonzoso de no soltarnos. Nos inhibimos m¨¢s.
K. U. Ellos son muy abiertos. En Estados Unidos leo en euskera, luego se da la traducci¨®n en ingl¨¦s, y ellos lo toman con absoluta naturalidad. No hay demasiadas preguntas sobre nuestro idioma. Aceptan la tradici¨®n y la lengua en la que escribes, y al mismo tiempo no te ligan a ella. Si escribes en euskera, pues est¨¢ muy bien, y nada m¨¢s.
P. Vuestra generaci¨®n comienza a tener una proyecci¨®n exterior nacional e internacional y un reconocimiento que casi nunca alcanz¨® nuestra cultura. ?A qu¨¦ se debe ese ¨¦xito?
K. J. Yo creo que hac¨ªa falta cimentar las cosas. Hay momentos que toca vivir y puedes volar, pero en otros momentos est¨¢s, quiz¨¢, haciendo el nido. Aqu¨ª hay creadores que han tenido que hacer ese nido. Han tenido que ir recogiendo las ramas. Pero muchas veces la sociedad ha ido a un ritmo distinto.
K. U. Lo tengo clar¨ªsimo. No hubiera sido escritor si no hubiera existido un Bernardo Atxaga, un Gabriel Aresti, o un Xabier Lete. Ha habido muy buenos autores, y ahora nuestra generaci¨®n est¨¢ recogiendo esos frutos. Adem¨¢s, se ha trabajado sin interrupciones en un periodo en el que se ha podido producir en euskera sin demasiados sobresaltos, y el euskera ha pasado de un ¨¢mbito privado a un ¨¢mbito p¨²blico, y en literatura se ha avanzado much¨ªsimo. Ahora es mucho m¨¢s f¨¢cil llegar a los sitios y a las personas, a exportar la creaci¨®n.
K. J. Tambi¨¦n ocurre en mi caso. Entrando un poco en mi contradicci¨®n personal, por ejemplo, me sigue emocionando mucho la trikitixa tradicional; la de una generaci¨®n que no pensaba ni grabar, ni hacer una entrevista, y a m¨ª es lo que me emociona. Pero para poder hacer lo que hacemos tambi¨¦n ha tenido que existir un Oskorri, un Imanol, un Mikel Laboa, y todo ese mundo coral amateur que se re¨²ne para cantar. Y t¨² lo vas recibiendo, y puedes tener la oportunidad de esculpirlo, de moldearlo de otra forma.
P. Hay un resurgir literario, como en el mundo de Kirmen, y un resurgir de la m¨²sica folk que vuelve a las ra¨ªces. A Junkera, con su trikitixa, ?c¨®mo le ven en Nicaragua o en Chile?
K. J. En estas m¨²sicas que son minoritarias y artesanales tienes que ir ganando amigos uno a uno; es como tiene que ser. No entiendo lo contrario. Yo prefiero tocar diez veces para diez que una para mil. A nosotros nos conocen pocos pero, igual que Kirmen, admiro a mucha gente que no es conocida por el gran p¨²blico, pero que est¨¢ ah¨ª y tiene mucha calidad humana y art¨ªstica.
P. ?Y Kirmen con qu¨¦ gente se relaciona en Am¨¦rica?
K. U. Con poetas y escritores. Incluso, poetas que no publican libros y que s¨®lo hacen recitales. Poetas del Pen American Center, del Bower y Poetic Club. Me relaciono con gente que adem¨¢s va apareciendo en esos encuentros, y que es alucinante. Creo que siempre ha habido esas dos fuerzas, y m¨¢s en las culturas peque?as: una que mira siempre para adentro, que trata de conservar, y hay otra que tira para afuera, que quiere salir, trata de ense?ar aquello que t¨² amas y quiere compartirlo con el mundo. Es el caso de Claudio Magris. Adem¨¢s, en literatura hay un movimiento muy interesante. Antes los escritores se juntaban en la Plaza Nueva o, en Madrid, en el Caf¨¦ Gij¨®n, pero ahora ya te puedes relacionar con cualquier escritor del mundo. Eso a nivel de creaci¨®n es muy positivo. Y en ese sentido hay toda una generaci¨®n de escritores, m¨¢s o menos de mi edad, que ven la novela como una forma libre de creaci¨®n, no algo cerrado como la del XIX o comienzos del XX. Ya es una novela abierta, como una nube que va cambiando.
P. Acostumbrados a residir algunas temporadas fuera de Euskadi, ?c¨®mo logr¨¢is al regresar sustraeros al ambiente cargado, incluso violento, que seguimos padeciendo, y c¨®mo os afecta?
K. J. ?Hombre!, te afecta. Pero yo tengo una sensaci¨®n cada vez m¨¢s global de las cosas que te afectan. En los viajes, visitas una favela en Brasil, vas a M¨¦xico a unas colonias y ves miseria y violencia. Siempre te preocupan todos los temas de un sitio u otro, pero al final lo que queda es gente sufriendo. Y entonces te duele, pero no solo aqu¨ª, te duele en cualquier parte del mundo, y cada vez nos afecta m¨¢s.
K. U. A m¨ª me afecta much¨ªsimo la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Yo sufro mucho. Adem¨¢s, escribiendo en euskera y siendo un autor euskaldun, me duele. Pero me afecta sobre todo como persona. Me acuerdo de mis abuelos y de mi padre que dec¨ªan: "Esto se va a arreglar antes de que me muera", y se murieron. Es ese sufrimiento que tenemos los vascos, el querer ver nuestro pueblo en paz y libertad, lo que he tratado en la novela. La violencia est¨¢ muy presente en toda ella. Hay como un hilo de violencia. Se habla de la guerra, se habla del franquismo, de c¨®mo vivimos ahora con esta violencia. Pero al mismo tiempo yo he querido buscar ese lado de cohesi¨®n, de c¨®mo siempre la sociedad trata de no fragmentarse, de cerrar heridas, de superar sus miedos. Y eso puede ser positivo aunque padezca esa dura realidad.
P. Al o¨ªros parece la vuestra una generaci¨®n muy solidaria.
K. J. Parto de una generaci¨®n que ha sido muy competitiva, pero en mi caso no tengo esa sensaci¨®n.
K. U. Una vez me dijo Atxaga que en las plazas donde s¨®lo hay un bar no va nadie. Hace falta que haya varios para tener ambiente. Eso resume muy bien lo que sentimos.
K. J. A ese nivel creo que cada vez m¨¢s nos hemos dado cuenta de que el equipo tiene mucha fuerza, de que la sensaci¨®n de equipo es importante. Aunque sabemos que muchas veces la soledad nos acompa?a y duele.
K. U. Hay escritores que se dedican a hablar mal de los dem¨¢s y descuidan su propia obra. Le o¨ª una vez a Lobo Antunes decir que hablar mal de los dem¨¢s no te hace mejor escritor. Al final, cada uno se tiene que sentar en su obra. Pero en Euskadi tambi¨¦n tenemos otro componente; creo que hay muchos curas Santa Cruz, que se creen los salvadores de la cultura y tratan de poner en duda todo lo que se ha hecho, o lo que hace otra gente, lo que hacen las instituciones o lo que hacen otros grupos que llevan trabajando muchos a?os.
Kirmen Uribe
- Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) naci¨® en una familia de arrantzales. Estudi¨® en Vitoria Filolog¨ªa Vasca e hizo el postgrado de Literatura Comparada en Trento (Italia). Ha trabajado como profesor y guionista, y ha traducido poemas de Raymond Carver y Wislewa Szymborska, entre otros, adem¨¢s de colaborar en la revista New Yorker. Bilbao-New York-Bilbao, su primera novela, ha obtenido el Premio Nacional de Narrativa 2008. Uribe ha publicado tambi¨¦n varios libros de cuentos y de poes¨ªa, como el poemario Mientras tanto dame la mano.
Kepa Junkera
- Kepa Junkera naci¨® en 1965 en Bilbao y empez¨® bebiendo de las fuentes tradicionales. Su abuelo con la pandereta y su madre en la danza tradicional le se?alaron el camino. Autodidacto, se ha convertido en el m¨²sico m¨¢s internacional de Euskadi. Maestro de la trikitixa, ha editado quince ¨¢lbumes; entre ellos, K, ganador en el 2004 del Premio Grammy Latino al mejor ¨¢lbum folk. Caetano Veloso, Dulce Pontes, Phil Cunningham, Pablo Milan¨¦s, Carlos N¨²?ez o Juanes han colaborado con ¨¦l sus ¨²ltimos trabajos, como Kaleak.
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