Camus, la justicia
En El existencialismo es un humanismo, Sartre cuenta que, durante la guerra, un alumno suyo vino a pedirle consejo. El chico ten¨ªa verdaderamente un dilema moral. Su padre hab¨ªa abandonado a la familia y tend¨ªa al colaboracionismo, mientras que su hermano mayor hab¨ªa sido abatido en la ofensiva alemana de 1940. El alumno quer¨ªa vengarlo. Pero he ah¨ª que "su madre viv¨ªa sola con ¨¦l, muy afligida por la traici¨®n del padre y por la muerte del hijo mayor, y su ¨²nico consuelo era ¨¦l. Este joven ten¨ªa, en ese momento, la elecci¨®n de partir para Inglaterra y entrar en las Fuerzas francesas libres, o bien de permanecer al lado de la madre, y ayudarla a vivir. Se daba cuenta perfectamente de que esta mujer s¨®lo viv¨ªa para ¨¦l y que su desaparici¨®n -y tal vez su muerte- la hundir¨ªa en la desesperaci¨®n". Es decir, se encontraba frente a dos tipos de acci¨®n diferentes: "una concreta, inmediata, pero que se dirig¨ªa a un solo individuo; y otra que se dirig¨ªa a un conjunto infinitamente m¨¢s vasto, a una colectividad nacional, pero que era por eso mismo ambigua, y que pod¨ªa ser interrumpida en el camino. Al mismo tiempo, dudaba entre dos tipos de moral. Por una parte, una moral de simpat¨ªa, de devoci¨®n personal; y por otra, una moral m¨¢s amplia, pero de eficacia m¨¢s discutible".
?Qui¨¦n pod¨ªa ayudarlo a elegir? La doctrina cristiana, no (?qu¨¦ pr¨®jimo poner en primer lugar?); la doctrina kantiana, tampoco (?y si tomar a alguien como fin significa tomar a otros como medio?). As¨ª que Sartre le dio la ¨²nica respuesta digna de un maestro del existencialismo; en realidad, un no consejo: "usted es libre, elija, es decir, invente. Ninguna moral general puede indicar los que hay que hacer; no hay signos en el mundo".
Unos doce a?os despu¨¦s de que Sartre escribiera esto, a Albert Camus le concedieron el premio Nobel de Literatura. Era 1957. En Estocolmo dio multitud de entrevistas y conferencias. En una de ellas, un estudiante argelino le increp¨® por su actitud equidistante en el conflicto entre el Frente de Liberaci¨®n Nacional argelino y el ej¨¦rcito franc¨¦s, exigi¨¦ndole justicia. Al joven le parec¨ªa inaudito que el escritor no apoyara el avance hacia la independencia de Argelia, con bombas y tortura, si eso era lo que hac¨ªa falta. Camus, ya agotado, le respondi¨®: "En estos momentos est¨¢n poniendo bombas en los tranv¨ªas de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranv¨ªas. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre".
La frase, generalmente descontextualizada ("Entre la justicia y mi madre, elijo a mi madre") alcanz¨® fama mundial. Aunque Camus pensaba realmente en su madre y no estaba ofreciendo ninguna respuesta al dilema expuesto por Sartre, no puedo evitar relacionar ambas historias. Este lunes se han cumplido 50 a?os desde que muriera en un accidente de coche. Ambos grandes pensadores y escritores, Sartre y Camus se distinguen, tal vez, por algo tan sencillo como esa respuesta.
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