Animales prehist¨®ricos en el Metro
La estaci¨®n de Carpetana expone restos de f¨®siles encontrados durante unas obras
La estaci¨®n de metro de Carpetana (l¨ªnea 6) es, desde el pasado lunes, un museo paleontol¨®gico abierto a los usuarios del ferrocarril metropolitano. Como tal fue inaugurado el lunes por Ignacio Gonz¨¢lez, vicepresidente del Gobierno regional y titular de la Consejer¨ªa de Cultura, departamento que ha supervisado el ins¨®lito descubrimiento que en aqu¨¦lla se expone.
Nadie podr¨ªa imaginar que la instalaci¨®n de un ascensor de viajeros en la estaci¨®n pudiera permitir un hallazgo arqueol¨®gico de la importancia y envergadura del all¨ª encontrado, depositado tras siglos de sedimentaciones y arrastres. A partir de los ocho metros de profundidad y hasta los 22 metros, operarios de la constructora Sacyr -receptora de la encomienda de Metro para realizar las obras- comenzaron a hallar en esa porci¨®n del subsuelo madrile?o desde marzo de 2008 hasta 15.000 restos de f¨®siles con 14 millones de a?os. As¨ª lo explica Juan Antonio M¨¢rquez, coordinador de las obras por parte de Metro.
La excavaci¨®n arqueol¨®gica ha sido dirigida por el arque¨®logo David Sancho. Su colega y colaboradora Elena Nicol¨¢s se?ala que la importancia del descubrimiento reside en su extraordinaria riqueza, que da cuenta de la diversidad existente en aquella etapa del mioceno medio. Las excavaciones, en dos focos, fueron seguidas con inter¨¦s por vecinos del barrio. Las obras, cuya duraci¨®n se previ¨® inicialmente en 10 meses, se han prolongado hasta los 26 y culminan ahora con la musealizaci¨®n del hallazgo.
Los f¨®siles encontrados compon¨ªan una singular¨ªsima pl¨¦tora de vestigios de seres vivos petrificados, entre los que destacaban los procedentes de un mastodonte, de cuatro metros de altura, con cuatro defensas, dos curvas, de marfil, y dos planas inferiores, juntas y planas; los del oso-perro, de temible mand¨ªbula, con 300 kilos de peso; su cong¨¦nere el feroz oso-lobo; adem¨¢s de pumas, rinocerontes, jabal¨ªes, ant¨ªlopes, ginetas, peque?os caballos con pezu?as de tres dedos, tortugas de una tonelada de peso y grandes predadores, como el temible Amphicyon giganteus, que los acosaba a casi todos ellos.
Tal repertorio, al que hay que a?adir valiosos p¨®lenes de especies arb¨®reas como laureles y hayas, ilustra la riqueza paleontol¨®gica del subsuelo madrile?o, m¨¢s precisamente la generada durante la ¨¦poca mioc¨¦nica media, de la que ya afloraron vestigios en las obras de O'Donnell, en Paracuellos, Barajas y Alhambra, seg¨²n explica Jorge Morales, del Museo Nacional de Ciencias Naturales y director de la excavaci¨®n del Cerro de Batallones.
Para dar cuenta de la val¨ªa de este elenco de f¨®siles hallados durante las obras, el vest¨ªbulo de la estaci¨®n madrile?a muestra en una gran vitrina la reproducci¨®n en resina de la impresionante mand¨ªbula del mastodonte Gomphoterium angustidens, con molares del tama?o del pu?o de un hombre maduro, y otra de su formidable colmillo superior.
Prosigue la exposici¨®n con un relato dibujado sobre la pared que muestra una descripci¨®n de esta fauna f¨®sil en dibujos, y se completa el recorrido en una sala con un panel de dos metros de altura por cinco de longitud con fotomontajes sobre c¨®mo era la regi¨®n madrile?a hace 14 millones de a?os: una suerte de para¨ªso terrenal de los animales desplegado en una sabana con praderas y tierras encharcadas, ricas en fauna y flora.
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