El l¨ªo
El a?o empieza fuerte en los ambientes televisivos. Me pasa lo que dec¨ªa la genial Mar¨ªa Barranco cuando, tras arrasar con su papel en Mujeres al borde de un ataque de nervios, s¨®lo o¨ªa hablar de la crisis del cine espa?ol: "A ver si ahora que he triunfado yo, va y se acaba el cine". Pues yo lo suscribo. A ver si ahora que me han dado a m¨ª una columna, va y se acaba la tele. Porque, no lo dudemos, la televisi¨®n convencional ha muerto. Pongan la fecha que quieran en la esquela, pero la idea de los programadores de los canales como farmac¨¦uticos de nuestra vida diaria ha desaparecido. Ahora cada ciudadano puede hacerse su tele, lo audiovisual se ha convertido en algo tan l¨ªquido que cada uno puede recoger su garrafa y beberla como le plazca. Puedes picotear entre la oferta y la reoferta, las multidifusiones, las web y todo lo que se te ocurra hasta saciar el hambre, que eso s¨ª lo hay, de im¨¢genes.
Pero los per¨ªodos de transici¨®n son largos y complicados. Un Gobierno capaz de democratizar el nombramiento de presidente de RTVE tras treinta a?os de derecho de pernada, no ha tenido el mismo acierto a la hora de hacer m¨¢s plural el panorama de la televisi¨®n. Su dirigismo no ha sido tan zafio como el de algunas Comunidades Aut¨®nomas, que dan concesiones televisivas como cuando el franquismo te daba un estanco. Pero, al final, unas y otras se han encontrado con que por encima de cualquier ideolog¨ªa manda el dinero. Y sobre el dinero s¨®lo manda el mucho dinero.
En estos primeros d¨ªas del a?o, la televisi¨®n p¨²blica ha perdido su derecho de explotaci¨®n publicitaria y ahora s¨®lo hace publicidad de s¨ª misma, transmitiendo una sensaci¨®n de bucle. Uno puede entrar en TVE y quedarse dando vueltas como en la plaza de la Concordia en Par¨ªs, sin poder salir de la rotonda. Mientras tanto, las privadas se rumorea que ya han pactado la subida de la tarifa publicitaria. No ser¨ªa de extra?ar que dentro de poco volvieran a llorar por nuevas reformas a la carta, y ya van unas cuantas. Y a Telecinco le han abierto un expediente por jugar con consoladores en horario infantil. Todo el mundo sabe que multar a una televisi¨®n por imp¨²dica y perjudicial es como multar a las religiones por prometer el m¨¢s all¨¢.
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