?Cercan¨ªas sin v¨ªas?
Coincidiendo con el fin del a?o, se ha producido el traspaso a la Generalitat del servicio de trenes de cercan¨ªas. Como ya nos tienen acostumbrados, las reacciones ante este acuerdo se dividen entre las que pretenden que se trata de un hecho hist¨®rico (voces pertenecientes al actual Gobierno) y las que lo consideran un fracaso, si no una verg¨¹enza (las que salen de algunos partidos de la oposici¨®n y algunos medios afines). No es mi intenci¨®n entrar en la pol¨¦mica, sino aportar algunas consideraciones para que los ciudadanos puedan llegar por s¨ª mismos a formarse un juicio al respecto, ya que las simplificaciones que se han hecho y se hacen no ayudan en nada a la comprensi¨®n.
Hay servicios, sean p¨²blicos o privados, que para ser prestados necesitan unas infraestructuras. En el caso de los servicios de transporte, siempre ocurre as¨ª. No puede haber servicio de transporte a¨¦reo sin aeropuertos, ni servicio de transporte en autob¨²s sin carreteras, ni servicios de transporte por ferrocarril sin v¨ªas. Esto ocurre tambi¨¦n en los servicios de telecomunicaciones, para los que son imprescindibles los cables u otros medios f¨ªsicos de transporte de se?ales el¨¦ctricas.
En el tema del servicio de cercan¨ªas hay que entender que no es posible traspasarlo todo. Hay elementos que hay que compartir
A lo largo del siglo XX ha habido grandes debates sobre si era mejor que la empresa que presta un servicio fuera al mismo tiempo propietaria y gestora de la correspondiente infraestructura. En algunos casos, como las carreteras, este debate era in¨²til por que su resultado era evidente; ?imaginemos que se obligara a cada empresa de transportes por autob¨²s a construir su propia carretera! La soluci¨®n ideal es que exista una ¨²nica infraestructura, p¨²blica (autov¨ªas) o privada (autopistas de peaje), y que sobre ella circulen las empresas de transportes. Lo mismo ocurre con los aeropuertos y las l¨ªneas a¨¦reas. Y as¨ª deber¨ªa ocurrir en la telefon¨ªa, aunque en Espa?a no se ha conseguido separar la propiedad y la gesti¨®n de las infraestructuras de telecomunicaci¨®n, de la actividad de las distintas empresas que prestan servicios telef¨®nicos. En el caso del ferrocarril, el debate sigue abierto debido al car¨¢cter p¨²blico y monopolista de esta modalidad de transporte. En Europa hay diversos modelos, pero siempre separando conceptualmente el servicio y la infraestructura f¨ªsica.
En estos ¨²ltimos d¨ªas he o¨ªdo y le¨ªdo a menudo como motivo de cr¨ªtica y casi de esc¨¢ndalo: "?Se ha traspasado el servicio de cercan¨ªas y no se han traspasado las v¨ªas!". Repito que no quiero ahora juzgar si el traspaso es mejor o peor; pero s¨ª quiero decir tajantemente que, a pesar de haberse utilizado mucho, ¨¦ste no es un argumento v¨¢lido. Se ha traspasado un servicio y sobre estas mismas v¨ªas van a seguir circulando otros servicios (regionales, nacionales e internacionales), por lo que es perfectamente comprensible que la gesti¨®n de las v¨ªas siga donde estaba. No es posible traspasarlo todo, ya que hay elementos que hay que compartir.
Para juzgar la bondad o no del traspaso hay que conocer fundamentalmente dos cosas. En primer lugar, partiendo de la evidencia de la insuficiente calidad actual de las instalaciones, hay que saber qu¨¦ compromisos de dinero y de calendario se han adquirido en el acuerdo de traspaso, para garantizar que el propietario de las mismas recupere la falta de inversi¨®n de los ¨²ltimos tiempos y alcancen el nivel necesario de acuerdo con la voluntad de la Generalitat. Y en segundo lugar, conocer los detalles del convenio que se haya establecido entre el gestor de la infraestructura (Adif) y el titular del servicio (la Generalitat) para asegurar la continuada inversi¨®n en mantenimiento y mejora de las instalaciones que permita ir aumentando el nivel del servicio y que dote a la Generalitat de la necesaria capacidad de decisi¨®n en la eventualidad de un conflicto con Adif o con Renfe.
No conozco con detalle estos extremos y por ello no puedo pronunciarme rotundamente, pero no tengo ninguna raz¨®n para pensar que todo esto no se haya previsto, ya que creo que quienes han negociado saben lo que tienen entre manos. De la misma forma que la aceptaci¨®n, hace unos meses, del nuevo acuerdo de financiaci¨®n por parte del consejero Castells me inclino a presuponer que era un buen acuerdo, igualmente la aceptaci¨®n final, despu¨¦s de varios rechazos, por parte del consejero Nadal me hace pensar lo mismo. Espero no equivocarme.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro.
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