Van Rompuy, ZP y Mr. Bean
Ha tenido que aparecer Mr. Bean, el genial personaje c¨®mico interpretado por el actor ingl¨¦s Rowan Atkinson, para que los ciudadanos tomen conciencia de que Espa?a preside, de manera compartida y desde el trasport¨ªn, la Uni¨®n Europea. Su irrupci¨®n tramposa en la web oficial de la presidencia espa?ola ha logrado lo que no han conseguido los discursos oficiales ni la iluminaci¨®n azul televisada de edificios emblem¨¢ticos en la Nochevieja. Un signo de lo desmedido del tiempo actual. Desvanecidos ya los efectos especiales y repuestos los ojos del sue?o alado de Tamara Rojo en el concierto de anoche en el Teatro Real, con el que la c¨²pula europea celebr¨® el nacimiento de la nueva presidencia, cabe hacerse la pregunta que ya se plante¨® Lenin refiri¨¦ndose a la democracia. ?Europa, para qu¨¦?
Ya tenemos el Tratado de Lisboa. Pero esto no se traduce necesariamente en una Europa m¨¢s eficiente
Ya tenemos nuevo traje, el Tratado de Lisboa, y nuevas instituciones. Pero esto no se traduce necesariamente en una Europa m¨¢s eficiente, m¨¢s cercana y ¨²til a sus 500 millones de ciudadanos ante una crisis econ¨®mica que ha elevado a 23 millones el n¨²mero de desempleados en la Uni¨®n. Europa se enfrenta a la urgencia de concretar, pasar a la acci¨®n. La pancarta desplegada por L¨®pez de Uralde y sus compa?eros de Greenpeace en Copenhague era un buen recordatorio: "Los pol¨ªticos hablan, los l¨ªderes act¨²an". ?D¨®nde est¨¢n los l¨ªderes? ?Nacionales, europeos? ?Es Angela Merkel frau Europa (la se?ora Europa), como la bautiza en la portada esta semana la revista Time? ?O barrer¨¢ para casa? Es posible que Nial Ferguson tenga raz¨®n al afirmar que "vivimos el final de 500 a?os de predominio occidental". Aunque esta p¨¦rdida de peso relativo sea cierta y no podamos pretender desde Europa definir el rumbo mundial, todav¨ªa debi¨¦ramos ser capaces de suministrar las ideas adecuadas desde el punto de vista de correcci¨®n de los excesos del capitalismo, cohesi¨®n social y equilibrio ecol¨®gico. No caigamos otra vez en el europesimismo.
El puente de mando de la presidencia espa?ola est¨¢ abarrotado. Lo que se presenta como una oportunidad, presidir los primeros para desarrollar el Tratado de Lisboa, no lo es tanto. Herman Van Rompuy, el pol¨ªtico belga dem¨®crata cristiano, ultra cat¨®lico que se retira un par de veces al a?o a un monasterio para meditar, h¨¢bil, poco medi¨¢tico, es el verdadero presidente. Conducir¨¢ a los jefes de Estado y de Gobierno en los Consejos de la UE, desplazando a Zapatero. Cabe preguntarse por la necesidad de mantener esta redundante bicefalia. La manifiesta debilidad de la econom¨ªa espa?ola, la ¨²ltima en la salida de la recesi¨®n y la primera en paro, lastra nuestra presidencia, como ejemplo para poner a Europa en la senda del crecimiento econ¨®mico. Espa?a tampoco presidir¨¢ los consejos de Exteriores, funci¨®n que asume la nueva ministra de Exteriores europea, la brit¨¢nica Catherine Ashton. Y adem¨¢s cuenta tambi¨¦n, para la coordinaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica de los pa¨ªses del euro, el presidente del Eurogrupo, el luxemburgu¨¦s Juncker. Cuatro cabezas son muchas para un solo cuerpo, ha advertido Van Rompuy. Sin contar con una quinta importante, el presidente de la Comisi¨®n, Dur?o Barroso.
Van Rompuy es el encargado de impulsar el inter¨¦s europeo secuestrado por los Gobiernos nacionales. Pero antes habr¨¢ que definir cu¨¢l es el inter¨¦s general, el m¨ªnimo com¨²n denominador. En la ampliaci¨®n, ?integrar a Turqu¨ªa contra el inter¨¦s particular de Alemania y Francia? ?Qu¨¦ pol¨ªtica energ¨¦tica europea? ?La relaci¨®n con Rusia admite un m¨ªnimo com¨²n? ?Cu¨¢ndo retirar las muletas fiscales del pap¨¢ Estado? ?Cuando le venga bien a Alemania o a todos? Conviene releer la intervenci¨®n de Van Rompuy (www.consilium.europa.eu) el jueves en un acto en Alemania, en la que describi¨® con precisi¨®n, un toque de escepticismo, y realismo ausente de la habitual hojarasca declarativa bruselense, su papel en lo que defini¨® como "el comienzo de una nueva aventura".
El presidente del Consejo Europeo entiende que Europa debe responder a dos cuestiones fundamentales: la r¨¢pida desindustrializaci¨®n del continente, con la excepci¨®n de Alemania. Y, en segundo lugar, la deuda, asumida para evitar lo peor durante la crisis, pero trasladando el dolor financiero hacia el futuro, que no debe hacer olvidar la necesidad de una consolidaci¨®n fiscal en el l¨ªmite m¨¢ximo de 2013. Van Rompuy se pregunta tambi¨¦n, como muchos ciudadanos, si el Tratado de Lisboa es un barco nuevo capaz de navegar las tormentas globales o es el viejo casco oxidado con una capa de pintura nueva. Creo que el patr¨®n europeo va a demostrar que desaloja m¨¢s volumen de lo que parec¨ªa pesar. Pronto saldremos de dudas.
fgbasterra@gmail.com
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