El amanecer de otra econom¨ªa
"No hay nada m¨¢s poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento" (V¨ªctor Hugo)
Todo lo que ha sucedido a lo largo de 2009 no ha sido bueno ni malo. Simplemente ha sido necesario. Al tomar un poco de perspectiva, concluimos que las crisis no son m¨¢s que puntos de inflexi¨®n en nuestra larga historia de transformaciones sociales y econ¨®micas. En realidad, son el puente entre lo que somos y lo que estamos destinados a ser.
Esta ¨²ltima crisis, por ejemplo, nos ha servido para darnos cuenta de que estamos evolucionando de forma inconsciente. A grandes rasgos, hemos creado un sistema que nos obliga a trabajar en proyectos en los que no creemos para poder comprar cosas que no necesitamos. Y encima pagando un precio muy alto: la progresiva deshumanizaci¨®n de nuestra sociedad, as¨ª como la contaminaci¨®n del medio ambiente, del que ya casi no formamos parte.
El sistema obliga a trabajar en proyectos en los que no se cree para poder comprar cosas que no se necesitan El capitalismo favorece el crecimiento, pero no es eficiente en el fomento del bienestar y la felicidad social
Lo sucedido en 2009 tambi¨¦n ha puesto de manifiesto que como sociedad y sistema todav¨ªa no sabemos qui¨¦nes somos ni hacia d¨®nde vamos. Adem¨¢s, esta falta de prop¨®sito y de sentido nos genera un gran vac¨ªo en nuestro interior. Y por m¨¢s que triunfe la cultura de la evasi¨®n y el entretenimiento, no logramos llenarlo con nada del exterior. El problema es que hemos comenzado la casa por el tejado. Nos falta lo m¨¢s esencial: los pilares sobre los que sostenerla. Y la soluci¨®n pasa por aprender lo que la crisis nos ha venido a ense?ar.
Entre otras lecciones, nos ha revelado que la econom¨ªa es como un tablero de juego que hemos incrustado sobre la naturaleza, en el que a trav¨¦s del dinero se relacionan e interact¨²an tres jugadores principales: el sistema, las empresas y los seres humanos. Y todo ello regulado por leyes dise?adas por los Estados, que a su vez est¨¢n sujetas a una ley superior denominada "causa y efecto", por la que cada individuo, organizaci¨®n y naci¨®n termina por recoger lo que cosecha.
Aunque el capitalismo ha demostrado su eficacia a la hora de promover crecimiento econ¨®mico, ha resultado ineficiente para fomentar bienestar y felicidad en la sociedad. La negatividad, el estr¨¦s, la ansiedad y la depresi¨®n son las enfermedades m¨¢s comunes de nuestro tiempo. La paradoja reside en que somos m¨¢s ricos que nunca, pero tambi¨¦n mucho m¨¢s pobres. En este caso, la inconsciencia ha consistido en querer crecer por crecer, sin considerar la finalidad y las consecuencias de dicho crecimiento.
Las empresas, por su parte, se han consolidado como las instituciones predominantes. Tanto es as¨ª, que el mundo se ha convertido en un negocio orientado a maximizar el lucro de las organizaciones en el corto plazo, sin importar los medios que emplean para conseguirlo ni los efectos que su exceso de codicia ocasiona sobre los seres humanos y el planeta en el que vivimos.
Cabe recordar que desde la ¨®ptica empresarial, todo lo que est¨¢ vivo es considerado como un "recurso". Y como tal, es usado y explotado para fines mercantilistas. Eso s¨ª, la falta de valores y de sentido ha provocado que el coraz¨®n de las organizaciones -las personas que las componen- haya dejado de latir. La mayor¨ªa de trabajadores se levanta los lunes por la ma?ana deseando que llegue el viernes para comenzar el fin de semana. De ah¨ª que la improductividad derivada de la gesti¨®n mecanicista amenace la supervivencia de las compa?¨ªas socialmente m¨¢s irresponsables.
Nos guste o no, estas circunstancias socioecon¨®micas forman parte de un proceso evolutivo del que todos somos corresponsables. Y es precisamente la asunci¨®n de esta responsabilidad personal el pilar del nuevo paradigma econ¨®mico que est¨¢ emergiendo. Se trata de una semilla de la que est¨¢ empezando a brotar la denominada "econom¨ªa consciente", cuyo objetivo es que el sistema, las empresas y los seres humanos cooperen para crear un bienestar social y econ¨®mico verdaderamente eficiente y sostenible.
El primer gran reto que promueve la econom¨ªa consciente es la responsabilidad social corporativa, que consiste en alinear el af¨¢n de lucro de las empresas con la humanizaci¨®n de sus condiciones laborales y el respeto por el medio ambiente. Otra caracter¨ªstica es el comercio justo, que apuesta por establecer una relaci¨®n comercial voluntaria e igualitaria entre productores y consumidores, de manera que todos salgamos ganando.
En paralelo, tambi¨¦n est¨¢ cobrando fuerza el consumo responsable y ecol¨®gico, que nos invita a comprar lo que verdaderamente necesitamos en detrimento de lo que deseamos, tratando de que con nuestras compras apoyemos a organizaciones que favorezcan la paz social y la conservaci¨®n del medio ambiente. Por ¨²ltimo, cada d¨ªa est¨¢ ganando m¨¢s adeptos el ahorro consciente, que consiste en poner nuestro dinero en bancos ¨¦ticos, que, a diferencia de los convencionales, s¨®lo invierten en proyectos que realmente benefician a la sociedad.
La transformaci¨®n de las empresas y del sistema siempre comienza con el cambio de mentalidad de los seres humanos. No en vano, nosotros dise?amos y ejecutamos los planes y objetivos de las empresas. Nosotros consumimos sus productos y utilizamos sus servicios. Y en definitiva, con nuestra manera de ganar dinero y de gastarlo construimos d¨ªa a d¨ªa el sistema en el que vivimos. S¨®lo al asumir que somos co-creadores del mundo que habitamos podemos decidir cambiarlo, cambi¨¢ndonos primeramente a nosotros mismos. Y, lo queramos ver o no, es una decisi¨®n que tomamos cada d¨ªa.
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