Cada museo escribe su historia del arte
El Victoria&Albert reordena su colecci¨®n para proponer una nueva mirada a la Edad Media - El Reina Sof¨ªa, la Tate Modern y el Pompidou reinventan los c¨¢nones del siglo XX
La historia del arte ya no es un dogma inmutable. En el siglo XXI, museos de todo el mundo se enfrentan a la necesidad de redefinir periodos, recuperar artistas olvidados, bajar a otros de su pedestal... C¨¢nones que parec¨ªan incuestionables dejan de serlo y surgen as¨ª voces que hablan desde puntos de vista que nunca antes la historia oficial hab¨ªa tenido en cuenta.
El Victoria&Albert londinense ha sido el ¨²ltimo en anunciar una nueva lectura de la historia. Tras una reforma de 30 millones de euros y siete a?os de trabajo, una nueva ordenaci¨®n del periodo que abarca desde el a?o 300 despu¨¦s de Cristo hasta el 1600 se aparta de la visi¨®n oscurantista del medievo como ant¨ªtesis del luminoso Renacimiento para mostrar, en su lugar, una transici¨®n fluida a lo largo de esos siglos.
"El modelo del MoMA est¨¢ finiquitado", dice Borja-Villel
"Hay que dar una visi¨®n alternativa", dice el director de la Tate Modern
El museo neoyorquino mantiene su sucesi¨®n de 'ismos'
El Pompidou cambia el montaje de su colecci¨®n cada dos a?os
Pero si hay un campo en el que proliferan las revisiones hist¨®ricas, ¨¦se es el del arte contempor¨¢neo. Y el Museo Reina Sof¨ªa, con Manuel Borja-Villel como palad¨ªn, se ha colocado en el centro de esta tendencia. El pasado mayo, Borja-Villel present¨® La colecci¨®n reescrita, un nuevo montaje del millar de piezas que exhibe el centro seg¨²n un ideario que se aparta de la cronolog¨ªa lineal y de las salas dedicadas a un solo artista. Una historia del arte escrita con una "nueva cartograf¨ªa", seg¨²n Borja-Villel, porque ya no s¨®lo se centra en Europa y Estados Unidos, sino que recupera artistas y movimientos de otros lugares, como Latinoam¨¦rica.
El museo espa?ol no es el ¨²nico que se aparta de la historia del arte moderno y contempor¨¢neo que se impuso desde el MoMA despu¨¦s de la II Guerra Mundial. El Centro Pompidou, templo de las vanguardias del siglo XX, y la Tate Modern tambi¨¦n quieren reescribir lo que en d¨¦cadas se ha tenido como canon indiscutible. Tras declarar que el modelo MoMA "est¨¢ finiquitado", Borja-Villel se ha propuesto "escribir la historia del arte del Sur". El primer torpedo que lanz¨® fue pedir al Museo del Prado 16 grabados de Goya de las series Los caprichos, Los desastres de la guerra y Los disparates, porque es donde empieza la modernidad, en el caso del arte espa?ol, seg¨²n el director del Reina Sof¨ªa. Esa superposici¨®n de narraciones no s¨®lo se refiere a la cronolog¨ªa -que se salta sin miedo- sino al di¨¢logo entre g¨¦neros. Por eso, en el apartado dedicado al cubismo, Picasso, Braque y Juan Gris conviven con esculturas africanas, con una grabaci¨®n de la Danza sinuosa de Lo?e Fuller y con la pel¨ªcula de Buster Keaton, One week. "No podr¨ªa entenderse el cubismo sin el arte africano y sin el cine", dice Borja-Villel.
Mar¨ªa Garc¨ªa Yelo, directora de Arte Moderno y Contempor¨¢neo de Christie's Espa?a y ex subdirectora del Reina Sof¨ªa, opina que la reordenaci¨®n, al evitar el orden cronol¨®gico estricto, "busca tanto la complicidad como el an¨¢lisis cr¨ªtico del observador". El historiador del arte David Pastor tambi¨¦n aplaude el reto que se lanza al visitante: "Supone un cambio sustancial en el modo de percibir las obras. ?Por qu¨¦? Porque el modo en el que el p¨²blico -no especializado- se acerca al museo se ver¨¢ necesariamente transformado por una propuesta en la que el papel del visitante se tornar¨¢ en m¨¢s proactivo y personal. Del academicismo a la visi¨®n cr¨ªtica. De las cosas masticadas a las propuestas abiertas".
"Es otro museo, ha entrado la luz, est¨¢ vivo", opina Mar¨ªa Corral, que dirigi¨® el Reina Sof¨ªa entre 1991 y 1994. "Se basa en un criterio m¨¢s plural que ya no contempla la colecci¨®n hist¨®ricamente en el sentido de que hay un centro que se relaciona con las periferias. Ahora hay muchos centros", a?ade.
La colecci¨®n del Reina Sof¨ªa se distribuye ahora por el edificio Sabatini y por la ampliaci¨®n de Jean Nouvel. En la segunda planta del primero se encuentran las vanguardias hist¨®ricas hasta el final de los a?os treinta: fin de siglo, la Espa?a negra (Zuloaga, Guti¨¦rrez Solana) frente a la Espa?a blanca (Torres Garc¨ªa, Julio Gonz¨¢lez), simbolismo, cubismo, realismo, el Guernica y su contexto, surrealismo y la generaci¨®n del 27 (Dal¨ª, Bu?uel, Lorca). En la planta cuarta de Sabatini est¨¢n los a?os cuarenta y cincuenta: "Es lo que pudo haber sido y no fue", explica Borja-Villel. "Fueron el triunfo de la modernidad en el mundo pero en Espa?a se par¨® tras el fracaso de la Guerra Civil. La vanguardia se cort¨® y esta ¨¦poca queda como una burbuja". Los a?os sesenta y setenta est¨¢n en la planta uno de la ampliaci¨®n, mientras que la cero acoge la creaci¨®n art¨ªstica desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn hasta la actualidad.
Juan Manuel Bonet, que dirigi¨® el museo entre 2000 y 2004, ve luces y sombras en el nuevo montaje. "Me gusta el enganche con Goya. Me gusta el di¨¢logo entre Novell y Medardo Rosso. Me gusta que se ense?e el Transiberiano, de Cendrars y Sonia Delaunay. Me gusta que aparezca en escena Lo?e Fuller. Me gusta que vuelva a estar visible Un mundo, de ?ngeles Santos, y cerca la cabecita de Rebull. Me parecen muy bien las salas en torno al Guernica. Estupendos tambi¨¦n el espacio dedicado a la Escuela de Nueva York, y aqu¨¦l donde coexisten Gego, Mira Schendel, Lygia Clark y Lygia Pape". En el reverso, Bonet cree que Guti¨¦rrez Solana deber¨ªa ocupar m¨¢s sitio y le parece "inaudito" que se haya excluido La tertulia del Caf¨¦ Pombo. Pero Bonet tiene m¨¢s reservas: "Se ensalza a gran n¨²mero de nuestros conceptuales, incluidos algunos de quinta. La pintura ¨²ltima se reduce a unos pocos nombres, como si fuera un g¨¦nero en proceso de extinci¨®n. No hay cuadros internacionales m¨¢s all¨¢ del de Richter: ni rastro de Katz, Ruscha, Federle o Kuitca. Ausencia de Gursky y dem¨¢s fot¨®grafos alemanes. Todo ello coherente con el gusto conceptualista del director, gusto respetable como todos, pero que se nota en exceso, como se nota tambi¨¦n en exceso en la programaci¨®n temporal, escorad¨ªsima de ese lado". En el lado de los cr¨ªticos se sit¨²a tambi¨¦n el especialista en est¨¦tica Jos¨¦ Luis Brea, que considera que los cambios no son tan profundos: "Se trata de una reordenaci¨®n de la presentaci¨®n, es decir, de una operaci¨®n de superficie y sobre lo meramente superficial".
Borja-Villel no est¨¢ solo en su empe?o de reescribir la historia del arte del siglo XX y aportar su grano a la del XXI. Apenas aterriz¨® Vicente Todol¨ª en la Tate Modern en 2003, puso en marcha un montaje que agrupaba la colecci¨®n de arte moderno y contempor¨¢neo del museo londinense en torno a cuatro n¨²cleos: Poes¨ªa y sue?o (surrealismo), Estados de flujo (cubismo, futurismo y vorticismo), Gestos materiales (expresionismo abstracto e informalismo europeo) e Idea y objeto (minimalismo). "No pod¨ªa ser una ordenaci¨®n cronol¨®gica porque la Tate Modern no es enciclop¨¦dica. Enga?ar¨ªamos al p¨²blico. Adem¨¢s, hay que dar una visi¨®n alternativa, no dogm¨¢tica u ortodoxa, de la historia del arte que no refleje planteamientos fosilizados. No hay una historia del arte: hay historias del arte", explica Todol¨ª. La presentaci¨®n del MoMA, asegura, no deja de ser un punto de vista: "Es una historia del arte que no se contemplar¨ªa igual desde Suecia o desde Brasil". Para Todol¨ª, todo es susceptible de ser replanteado. Por eso estaba previsto este a?o estructurar la colecci¨®n seg¨²n otros cuatro criterios. Por falta de presupuesto s¨®lo se ha podido sustituir un n¨²cleo, Idea y objeto, por Energ¨ªa y proceso, en torno al arte povera. Todol¨ª tiene previsto reinstalar la totalidad de la colecci¨®n en 2012. Un proceso que comenzar¨¢ en 2011. ?C¨®mo? "No partimos de un modelo abstracto. Vamos a la colecci¨®n y a partir de ah¨ª dise?aremos la estructura".
Pero incluso una instituci¨®n enciclop¨¦dica como el Centro Pompidou se ha embarcado en mostrar otras lecturas del arte contempor¨¢neo. La quinta planta del edificio dise?ado por Richard Rogers y Renzo Piano sigue albergando las colecciones "hist¨®ricas" con los grandes maestros de la primera mitad del siglo XX. Pero el cuarto piso de la instituci¨®n que dirige Alfred Pacquement se dedica desde hace cuatro a?os a un montaje tem¨¢tico, como si de una exposici¨®n temporal se tratara, pero con la peculiaridad de que se hace siempre con obras de la colecci¨®n permanente.
En 2005, con el t¨ªtulo Big Bang, el centro mostr¨® su visi¨®n sobre la destrucci¨®n en el arte contempor¨¢neo. En 2006, con El movimiento de las im¨¢genes, explor¨® la relaci¨®n entre arte y cine. El a?o pasado, sin embargo, en lugar de un tema se opt¨® por un criterio: recorrer la historia del arte moderno y contempor¨¢neo con obras de mujeres artistas con el montaje elles@centreprompidou. "Normalmente cambiamos cada planta a los dos a?os", se?ala Camille Morineau, comisaria de esta presentaci¨®n.
Mientras, el MoMA mantiene una impresionante sucesi¨®n de ismos que ha sido referencia de generaciones. Una visi¨®n "esquem¨¢tica y simplista", opina Todol¨ª, que puede ser rica si se posee una colecci¨®n tan completa como la de este museo. "Pero es su canon, no el universal". Por si no hubiera quedado suficientemente claro.
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