Encaje de bolillos para repartir cargos

Los dirigentes europeos se han visto obligados a practicar una suerte de encaje de bolillos en el reparto de poderes de los nuevos cargos que crea el Tratado de Lisboa. Una industria bien conocida desde hace siglos en Espa?a, B¨¦lgica, Reino Unido y Francia. La posible pugna por el protagonismo entre el presidente de turno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero; el presidente permanente, Herman Van Rompuy, y la Alta Representante, Catherine Ashton, se ve frenada por las dependencias rec¨ªprocas entre ellos que prev¨¦ el propio tratado y modulada por el estilo vaticanista que impregna los modos comunitarios desde la fundaci¨®n de la UE.

El presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, se encuentra absorbido por las comparecencias de sus comisarios ante el Parlamento Europeo, que empiezan hoy. En estos primeros d¨ªas y de cara a la galer¨ªa todo son buenas palabras. Habr¨¢ que esperar seis meses para hacer un balance.

Zapatero sorprendi¨® con la lista de cumbres que quiere celebrar en Espa?a

El flamenco y flamante presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, convoc¨® por sorpresa y con notable celeridad, en su primer d¨ªa de trabajo, la primera cumbre extraordinaria de jefes de Estado o de Gobierno para el 11 de febrero para "abordar la crisis econ¨®mica y la respuesta al cambio clim¨¢tico". Pero para evitar recelos tuvo el cuidado de asegurar que tomaba la iniciativa "despu¨¦s de consultar con el primer ministro Zapatero y el presidente Barroso".

Zapatero, por su parte, no ha desaprovechado ocasi¨®n para asegurar por activa y por pasiva que renuncia a todo protagonismo y que su ¨²nico deseo es facilitar las tareas al nuevo presidente permanente de la UE. No obstante, ha presentado una larga lista de cumbres internacionales que se celebrar¨¢n en Espa?a -con Am¨¦rica Latina, EE UU, Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo, Marruecos, Pakist¨¢n, M¨¦xico y Egipto- que quita el hipo y ha levantado m¨¢s de una ceja en Bruselas. En cualquier caso, ha quedado claramente establecido que estas reuniones internacionales ser¨¢n presididas por Van Rompuy, que estar¨¢ acompa?ado a su derecha por Zapatero como anfitri¨®n.

Donde realmente Espa?a mantiene el poder es en el control de las agendas y en la presidencia de los consejos sectoriales. Los ministros espa?oles presidir¨¢n todos los Consejos Europeos a excepci¨®n del de Exteriores, que dirigir¨¢ Ashton. Pero tanto la agenda del Consejo de Exteriores como la del Consejo Europeo se elaborar¨¢n en el Comit¨¦ de Representantes Permanentes -presidido y controlado al mil¨ªmetro por el embajador Carlos Bastarreche- y en el Consejo de Asuntos Generales, dirigido por el titular de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos.

La realidad es que hoy por hoy tanto Van Rompuy como Ashton cuentan con equipos humanos muy reducidos y precisan del apoyo constante de toda la maquinaria europea, que en estos momentos depende en buena medida de la presidencia rotatoria. Esto no quita que, a pesar de su poder incipiente, Catherine Ashton est¨¦ forjando un equipo con un peso m¨¢s que considerable de diplom¨¢ticos brit¨¢nicos, empezando por su jefe de gabinete y siguiendo por el director del Consejo y otros cargos. Algo que no est¨¢ pasando inadvertido en Bruselas, donde todo se calibra.