Problemas pendientes
El Gobierno necesita cerrar la reforma financiera, racionalizar el gasto y cambiar el mercado laboral
La econom¨ªa espa?ola inicia 2010 con signos evidentes de que la recesi¨®n se est¨¢ moderando de forma significativa. Las predicciones para el ejercicio avaladas por los economistas y las instituciones de an¨¢lisis econ¨®mico indican que en 2010 se registrar¨¢ una contracci¨®n del PIB algo inferior al 1% (frente al 3,5% de 2009), que el consumo tambi¨¦n desacelerar¨¢ su ca¨ªda y que la recuperaci¨®n econ¨®mica europea permitir¨¢ una mejora de las exportaciones espa?olas, circunstancia que a su vez facilitar¨¢ la transici¨®n desde la fase recesiva, m¨¢s prolongada en el caso espa?ol que en el europeo o estadounidense, hacia una lenta reactivaci¨®n, que podr¨¢ confirmarse quiz¨¢ a finales de este a?o o comienzos de 2011.
Ahora bien, el hecho de que la recesi¨®n se suavice -o, como dice la vicepresidenta Salgado, que "lo peor ha pasado"- no deber¨ªa generar excesivos entusiasmos gubernamentales. Parece oportuno aclarar qu¨¦ se entiende por recuperaci¨®n; si se considera que es el retorno a tasas de crecimiento positivo, entonces puede decirse con relativa certeza que habr¨¢ crecimientos moderados del PIB en t¨¦rminos intertrimestrales a partir del segundo trimestre (o antes) y que en 2011 se volver¨¢ a la senda de un crecimiento interanual positivo. Pero si por recuperaci¨®n se entiende conseguir tasas de crecimiento que generen aumentos netos de empleo, es poco probable que esa situaci¨®n se d¨¦ antes de 2012. Dado que el paro y el hundimiento de la ocupaci¨®n son los problemas m¨¢s graves que tiene la econom¨ªa espa?ola, con una tasa de desempleo que superar¨¢ el 19% este a?o y que las finanzas p¨²blicas dif¨ªcilmente podr¨¢n soportar durante un periodo prolongado, parece m¨¢s correcto definir la recuperaci¨®n en t¨¦rminos de creaci¨®n de empleo.
La pol¨ªtica econ¨®mica se enfrenta en 2010 a la tarea de apuntalar un mercado laboral en ruinas, que ha expulsado m¨¢s de 1,5 millones de ocupados entre junio de 2008 y septiembre de 2009 y que se ha demostrado discriminatorio e ineficiente. Una gran cantidad de j¨®venes preparados sufre las inclemencias de la contrataci¨®n precaria y el desempleo, a pesar de que podr¨ªan sustituir con solvencia a una parte de la poblaci¨®n laboral que tiene contratos inamovibles. La rigidez del mercado laboral impide que se trasladen recursos humanos desde sectores agotados a otros de futuro. Empieza a ser vital que las fuerzas sociales negocien un acuerdo que reduzca la dualidad del mercado y corrija las deficiencias citadas. Para ello no hay necesidad de entrar en la eterna reclamaci¨®n de la CEOE del abaratamiento del despido.
Adem¨¢s, el Gobierno tiene que dar respuesta de una vez por todas a la reestructuraci¨®n del sistema financiero. Tal reestructuraci¨®n es urgente, m¨¢s incluso que la laboral, porque la supervivencia de muchas empresas viables depende de la obtenci¨®n de cr¨¦dito y ese cr¨¦dito desaparece si las entidades no aclaran sus balances cargados de activos depreciados. Sin embargo, el proceso de fusiones avanza con notable lentitud, boicoteado por los intereses pol¨ªticos de las comunidades aut¨®nomas y bajo la sospecha de que no existe fuerza institucional para imponer las fusiones ¨²tiles, las que re¨²nen entidades de diferentes comunidades aut¨®nomas.
El Gobierno se resiste a aceptar que la pol¨ªtica econ¨®mica ya no puede estar basada s¨®lo en la aprobaci¨®n de paquetes confusos de ayudas p¨²blicas. Han sido ¨²tiles y sostienen m¨¢s de un mill¨®n de empleos, pero los tiempos han cambiado. Es el momento de articular una reforma del gasto p¨²blico que permita asignar recursos a educaci¨®n e inversi¨®n al tiempo que se reduce el d¨¦ficit p¨²blico. Sin esa reforma, se bordea el riesgo de acabar con un coste de financiaci¨®n de la deuda inasumible para la estructura fiscal del pa¨ªs. La cuesti¨®n es si este Gobierno est¨¢ preparado para hacer frente a estos desaf¨ªos y tiene la fuerza pol¨ªtica para hacerlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.