Tensi¨®n sin resolver

El ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco, present¨® ayer en el Congreso el nuevo modelo de gesti¨®n de los aeropuertos espa?oles con el objetivo declarado de aumentar su eficiencia y competitividad. La situaci¨®n aeroportuaria es claramente insatisfactoria. S¨®lo nueve de los 48 aeropuertos que controla AENA tuvieron beneficios operativos en 2009 -Madrid-Barajas presenta unas p¨¦rdidas de 300 millones de euros y El Prat de 42 millones- y la deuda acumulada del conjunto asciende a 11.412 millones de euros. Mientras los aeropuertos con mayor tr¨¢fico pierden dinero, presumiblemente por soportar costes excesivos, los m¨¢s peque?os obtienen beneficios escu¨¢lidos, insuficientes para soportar el sistema.

La propuesta de Fomento parte de un diagn¨®stico correcto -es necesario reducir costes- y acierta al prescindir de los controladores en los aeropuertos con menos de 50 operaciones diarias. Pretende separar las tareas de gesti¨®n de las de navegaci¨®n y aporta una soluci¨®n ecl¨¦ctica al deseo de algunas autonom¨ªas (singularmente el caso de Catalu?a y El Prat) de gestionar sus aeropuertos. La soluci¨®n consiste en mantener una mayor¨ªa (el 51% de los derechos de voto) en manos de AENA en las filiales que se constituyan para gestionar los aeropuertos, dejar el 39% a representantes de las autonom¨ªas, ayuntamientos y c¨¢maras de comercio, y reservar el 10% al capital privado. Blanco argumenta que las decisiones se tomar¨¢n por mayor¨ªa cualificada, lo cual convierte en muy valiosos todos y cada uno de los votos del 49% del consejo que no est¨¢ en manos de AENA. Pero no convenci¨® a CiU ni al resto de los partidos catalanes.

El problema es que las posiciones de Fomento y de los partidos catalanes no son conciliables. El ministro propone un sistema integrado, pensado para la operaci¨®n de una compa?¨ªa a¨¦rea dominante, Iberia. El modelo probablemente conseguir¨¢ reducir p¨¦rdidas y deuda imponiendo dr¨¢sticos recortes del gasto en toda la red. El modelo que se le enfrenta es el de una gesti¨®n auton¨®mica de cada aeropuerto que, en teor¨ªa, conceder¨ªa margen a la competencia entre aerol¨ªneas. Ambos son viables a condici¨®n de que se apliquen de forma homog¨¦nea; no caben mezclas de gesti¨®n integrada con capacidad auton¨®mica plena de decisi¨®n. El plan Blanco constituye un intento voluntarioso de hacer part¨ªcipes a las autonom¨ªas en la gesti¨®n aeroportuaria, pero no parece suficiente para resistir las presiones del modelo de gesti¨®n local.