La faraona destroyer
La diputada M¨°nica Oltra fue la primera en anunciar que se pondr¨ªa delante de las m¨¢quinas, y parte del vecindario se dispone a abrazar los edificios condenados en El Cabanyal. Estos prop¨®sitos acent¨²an m¨¢s si cabe el tono ¨¦pico de una prolongada resistencia popular que ha encarado diversas fases. En la actual el bando destroyer gimotea, a la desesperada y en el colmo de la demagogia, que se le ha herido profundamente en ese sentimiento bautizado por Josep Torrent como el "nacionalismo paleto". Su c¨ªnica queja: "El Gobierno central invade nuestras competencias y cercena nuestra autonom¨ªa municipal y comunitaria" (para machacar un barrio, aunque esto ¨²ltimo no lo dicen).
Debemos comprender que tienen razones para el cabreo, tanta esperanza hab¨ªa alentado el titubeo ministerial. Yo, al menos, me disgustar¨ªa mucho si, siendo la faraona-matriarca-alcaldesa, me demostraran que estoy expoliando el patrimonio de la ciudad bajo mi custodia. Algunos sin¨®nimos de expoliar: estafar, sustraer, robar, explotar, quitar, abusar, atropellar, chantajear, enga?ar, defraudar, timar, usurpar, birlar, forzar...
Siempre llama la atenci¨®n lo poco y mal que se conservan los lugares y las memorias cuando son administrados por conservadores, cuyas ¨¦ticas y est¨¦ticas no maridan con aquellas "antiguallas" en las que con los rayos X de la especulaci¨®n nada m¨¢s ven dividendos. Y no s¨®lo en Valencia. "Concebidos en Alicante" es una campa?a de la asociaci¨®n de hoteles en la que te preguntan si seguro que no eres de all¨ª, si por tu cuerpo tal vez no corre "sangre levantina". No merecer¨¢ premio, pero mi respuesta es: s¨ª, s¨¦ perfectamente lo que pas¨® en Alicante entre mi padre y mi madre, en aquellos tristes a?os cincuenta. Y s¨ª, soy de Alicante porque aqu¨ª super¨¦ el famoso bachillerato, que otorga carta de identidad quiz¨¢ porque suele coincidir con la revoluci¨®n hormonal... Pero tambi¨¦n les dir¨¦ que no reconozco la Alicante que la piqueta ha tenido a bien "remodelar" entre mis idas y venidas. A zarpazos, seg¨²n el acertado t¨ªtulo del libro de Mariano S¨¢nchez Soler. (Sin¨®nimos de zarpazo: desgarr¨®n, garfiada, herida...) As¨ª que, paseando por la tierra donde me concibieron, nac¨ª y crec¨ª, me ocurre lo que a Antonio Mu?oz Molina en ?beda: que se me pone en la garganta un nudo de congoja y que envidio los peque?os pueblos y ciudades europeas que Atila no arras¨®.
Algo ocurri¨® en Valencia entre el padre y la madre de mi hijo, hace 20 a?os y a cuatro pasos de El Cabanyal. Ahora tratamos de impedir que se le arrebate tambi¨¦n a su generaci¨®n una memoria sentimental, un paisaje urbano, una forma de vida... Que el esc¨¢ndalo pol¨ªtico no se les acabe convirtiendo, como al escritor de M¨¢gina, en ¨ªntima desolaci¨®n.
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