Gehry, adi¨®s al pol¨¦mico museo
El arquitecto abandona el proyecto del edificio de la Tolerancia en Jerusal¨¦n - Su patrocinador, el Centro Simon Wiesenthal, ha reducido el presupuesto
Sobre el proyecto para construir el denominado Museo de la Tolerancia de Jerusal¨¦n, una iniciativa que no hace sino desatar furias por diversos motivos, se amontonan los escollos. El ¨²ltimo, pero de gran relevancia, la espantada del arquitecto Frank Gehry, cuya empresa advirti¨® al Centro Simon Wiesenthal, patrocinador del museo, de que no podr¨¢ utilizar su dise?o de titanio, cristal y piedra. El motivo de la retirada: la petici¨®n de la fundaci¨®n para que el arquitecto redujera la magnitud de la obra y su coste financiero, que en plena crisis econ¨®mica rondaba los 175 millones de euros. "Ya no estamos implicados en el proyecto", ha afirmado Craig Webb, uno de los socios de la firma Gehry Partners. Y, en efecto, en la p¨¢gina web del Centro Simon Wiesenthal, el apartado dedicado al Museo de la Tolerancia est¨¢ en construcci¨®n. Cualquier referencia al proyecto inicial ha desaparecido. Mientras, los responsables de las instituciones, de la fundaci¨®n y de la empresa del laureado arquitecto guardan silencio.
En todo caso, la fundaci¨®n ya est¨¢ buscando otro arquitecto para un edificio que se levantar¨¢ en el predio que ocupa el cementerio musulm¨¢n de Mamilla, en pleno coraz¨®n de la ciudad santa, sobre una superficie de 30.000 metros cuadrados. El emplazamiento es causa de agria controversia porque las organizaciones isl¨¢micas en Israel consideran que el museo profanar¨¢ la santidad de este campo santo en el que nadie es enterrado desde 1920.
El Tribunal Supremo autoriz¨® la construcci¨®n en 2008, empleando un argumento curioso: en 1960 ya se construy¨® un aparcamiento en parte del cementerio y nadie protest¨®. No son s¨®lo los religiosos musulmanes quienes se oponen a que prosiga la construcci¨®n. Rabinos jud¨ªos tambi¨¦n consideran sagradas las tumbas, especialistas en arquitectura consideran que el dise?o de Gehry era megal¨®mano y que destrozar¨ªa la vida del antiguo barrio de Nahalat Shiva, que d¨¦cadas atr¨¢s ya soport¨® la amenaza de ser derribado para edificar torres. Nunca se llevaron a cabo. En una de las ciudades m¨¢s pobres de Israel, el fara¨®nico dise?o inicial de Gehry se top¨® tambi¨¦n con el rechazo de sectores pol¨ªticos inclinados a la izquierda y de ex diplom¨¢ticos israel¨ªes que trataron de persuadir para que abandonara el proyecto al arquitecto nacido en Toronto (Canad¨¢) en 1929. El actual alcalde de la ciudad, el derechista Nir Barkat, ha asegurado: "No veo que haya ning¨²n problema con la ubicaci¨®n". Los hay. "Hay algo profundamente inquietante en la idea de situar un museo de la tolerancia en un lugar donde los musulmanes han estado sepultando a sus muertos durante 800 a?os", ha respondido el rabino estadounidense Eric Yoffie.
El caso es que, en pocos a?os, las murallas alzadas por Suleim¨¢n el Magn¨ªfico a mediados del siglo XVI son cada vez menos visibles desde sus inmediaciones en el lado occidental de la ciudad. Centros comerciales y hoteles han borrado una vista que pod¨ªa contemplarse s¨®lo hace un lustro. Pero otras disputas versan tambi¨¦n sobre el propio objeto del museo: las tradiciones jud¨ªas y las relaciones de Israel con los pa¨ªses ¨¢rabes, marcadas por cualquier nota distintiva salvo la de la tolerancia.
Tambi¨¦n est¨¢ en guardia el Museo del Holocausto de Jerusal¨¦n, que no desea que el genocidio perpetrado por los nazis sea abordado en el futuro museo, cuyo autor, dise?o y estilo son ahora una inc¨®gnita.
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