Antonio Font¨¢n, un gran universitario
Como rector de una universidad en cuyos inicios Antonio Font¨¢n tuvo una responsabilidad fundamental y con la que siempre tuvo una vinculaci¨®n estrecha, quisiera subrayar la dimensi¨®n universitaria de su personalidad. Su primera vocaci¨®n fue la Filolog¨ªa Latina, disciplina en la que es una autoridad reconocida por la solidez de su tarea docente e investigadora. Catedr¨¢tico de esa especialidad, posee una fecunda obra que se ha convertido en una referencia de los estudios cl¨¢sicos en Espa?a. En su magisterio encontraron sus disc¨ªpulos una gu¨ªa estimulante, porque fue, en verdad, un maestro, rodeado siempre de j¨®venes a quienes formaba con magnanimidad para que volaran m¨¢s alto y m¨¢s lejos.
Sin perder su condici¨®n de latinista, el campo de la comunicaci¨®n atrajo con fuerza el coraz¨®n de Font¨¢n. Sobresale su esfuerzo por dignificar la profesi¨®n period¨ªstica, dignificaci¨®n que ¨¦l supo ligar a una mejora radical de la formaci¨®n de los periodistas, movido por las ense?anzas de ese enamorado del periodismo que fue San Josemar¨ªa Escriv¨¢, fundador de la Universidad de Navarra. Aqu¨ª se cre¨® el primer instituto universitario de periodismo, del que Font¨¢n fue director desde su puesta en marcha en 1958. En ese Instituto, luego convertido en Facultad, aprendieron varias generaciones de periodistas que han contribuido a elevar el nivel de profesionalidad de los medios de comunicaci¨®n. Y ese legado perdura en los alumnos que hoy estudian en la actual Facultad de Comunicaci¨®n.
Cap¨ªtulo aparte merece su actividad como promotor de empresas informativas. En una ¨¦poca en que el periodismo era habitualmente considerado como una longa manus del poder, las iniciativas impulsadas por Font¨¢n han tenido siempre como caracter¨ªstica el servicio a la audiencia. As¨ª lo atestiguan publicaciones como el diario Madrid. Al evocar la peripecia de este peri¨®dico, me viene a la memoria aquella frase de un autor querido por Font¨¢n, Marco Tulio Cicer¨®n: la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. Ciertamente, la historia del Madrid, su batalla por ofrecer la verdad sin mentiras ni silencios, merece admiraci¨®n como ejemplo de compromiso con la ¨¦tica period¨ªstica. As¨ª lo entendi¨® el Instituto Internacional de Prensa, que en el a?o 2000 incluy¨® a Antonio Font¨¢n entre los 50 h¨¦roes mundiales de la libertad de prensa.
Quisiera por ¨²ltimo ofrecer alguna pincelada de actividad pol¨ªtica, m¨¢s all¨¢ de su concreto pensamiento ideol¨®gico, por cuanto tiene de ejemplar para nuestra vida p¨²blica, atravesada con frecuencia por incomprensiones y enfrentamientos. Desde su participaci¨®n en el Consejo Privado de don Juan de Borb¨®n, hasta su labor integradora como presidente del Senado en la legislatura constituyente (un momento trascendental de nuestra historia reciente), su desempe?o es una muestra del valor de la Pol¨ªtica con may¨²sculas, esa noble tarea de servir al bien com¨²n en las circunstancias hist¨®ricas concretas. Su talante conciliador y dialogante, podr¨ªamos decir que humanista, con el que ejerci¨® sus responsabilidades, le ha valido el reconocimiento general por su contribuci¨®n al asentamiento de la democracia en Espa?a.
Se suele decir que las unanimidades resultan sospechosas, afirmaci¨®n que seguro que un liberal como don Antonio compartir¨ªa. Pero toda regla tiene su excepci¨®n, y ¨¦sta la tiene cuando lo que se despierta de modo un¨¢nime es el cari?o de los dem¨¢s. Eso ocurr¨ªa en vida con Antonio Font¨¢n y pasa ahora en estos momentos de dolor por su p¨¦rdida, como respuesta al afecto que prodig¨®, fruto de sus cualidades humanas y de sus convicciones cristianas. Me sumo a ese homenaje que hoy le rinde nuestra sociedad y, en nombre de la Universidad de Navarra, expreso nuestro agradecimiento al gran universitario que fue por su servicio leal y generoso.
Angel J. G¨®mez-Montoro, rector de la Universidad de Navarra.
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