Amor-odio hacia la UE
El trato recibido en plena debacle econ¨®mica ha fulminado el apoyo social al proyecto europeo
La revoluci¨®n de las antorchas y las cacerolas. As¨ª se llam¨® hace justo un a?o a la protesta que aglutin¨® todo el descontento social y econ¨®mico en Islandia y que acab¨® con la renuncia del Gobierno de centro-derecha, colaborador necesario (y probablemente algo m¨¢s) en los a?os de excesos de la banca. Un nuevo Ejecutivo de centro-izquierda tom¨® las riendas del pa¨ªs, con Johanna Sigurdardottir a la cabeza, y se produjo un peque?o se¨ªsmo en el Parlamento, con clara mayor¨ªa de mujeres, que han tomado el poder, las finanzas y algunas de las grandes empresas.
Ha sido un a?o de peque?as revoluciones: en julio, y por primera vez en su historia, el Parlamento aprob¨® una propuesta para pedir la entrada en la Uni¨®n Europea. Todas las encuestas parec¨ªan indicar que era el momento adecuado, tras a?os de recelos: b¨¢sicamente, los islandeses deber¨ªan renunciar a parte de sus cuotas pesqueras y en los a?os de bonanza (y seguramente tambi¨¦n ahora, en cuanto amaine el temporal) ser¨ªan contribuyentes netos a las arcas de la UE. Aunque la propuesta gan¨® la votaci¨®n por un solo esca?o.
Un empresario resume el sentir: "Euro, s¨ª; Uni¨®n Europea, no"
La solicitud de Islandia est¨¢ directamente relacionada con el p¨¢nico a la soledad, al fr¨ªo invierno de la recesi¨®n. Eso sigue vigente y, sin embargo, la UE ha perdido apoyos con rapidez. Las tornas han cambiado. "La insolidaridad de la UE ha sido incre¨ªble en estos meses, sometida a la presi¨®n de brit¨¢nicos y holandeses por el caso Icesave", asegura Elvira M¨¦ndez Pinedo, profesora de Derecho Internacional en la Universidad de Reikiavik. "Si la crisis da la medida de c¨®mo va a tratar la UE a Islandia, el pa¨ªs no va a querer la adhesi¨®n. Hay numerosas lagunas legales en este caso, que deja a muchas familias al borde de la ruina. Y la UE se empe?a en mirar hacia otro lado", insiste.
En el fondo, Europa saca a la superficie un mix de nacionalismo, desconfianza e indignaci¨®n por el ¨²ltimo episodio con Reino Unido, aprensi¨®n a perder soberan¨ªa sobre la pesca y el impulso ancestral a enfrentarse a la crisis, a las fuerzas de la naturaleza, a lo que sea, en solitario: como vikingos. Frosti ?lafsson, de la C¨¢mara de Comercio islandesa, expresa el sentir del empresariado y de buena parte de la sociedad tras los ¨²ltimos acontecimientos: "Euro, s¨ª; Uni¨®n Europea, no". La prueba de que las aguas bajan revueltas es que el ministro de Finanzas expresa abiertamente su rechazo al ingreso en la UE pese a la resoluci¨®n del Parlamento: "No ser¨ªa bueno para la agricultura y la pesca. Y el euro puede ser de gran ayuda para evitar ataques especulativos, pero a la vez la devaluaci¨®n de la moneda ha sido fundamental para mantener la crisis bajo control: ha permitido impulsar las exportaciones de pescado, de la industria, y ha impulsado el turismo... Nos ha permitido sortear muchos problemas, aunque muchas de las deudas est¨¢n en moneda extranjera, y ¨¦sa es una dificultad adicional. Todo hubiera sido mucho m¨¢s duro sin la posibilidad de devaluar. F¨ªjese en otros casos dentro de la Uni¨®n. Irlanda. Grecia. ?Espa?a?".
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