El casino del ?rtico
La crisis del sistema financiero deja muchos parados de alta cualificaci¨®n
La tentaci¨®n de la met¨¢fora. Islandia es un pa¨ªs de excesos -de vikingos y poetas, seg¨²n la definici¨®n acu?ada por John Carlin- y es dif¨ªcil resistirse. "S¨ª, r¨ªase, pero aqu¨ª sabemos bien qu¨¦ es eso de la bola de nieve en los mercados financieros". As¨ª habla Geir Oddur Olafsson, un joven de 30 a?os que apura una bebida de nombre impronunciable en un local concurrido que desaf¨ªa a la recesi¨®n en el centro de Reikiavik. "La liquidez se congela; la banca es un Titanic; somos el casino del ?rtico", dispara con buen humor.
Oddur trabaj¨® durante los a?os del boom en Landsbanki, el banco actualmente m¨¢s odiado de la isla: es el responsable de Icesave, que deja una factura de casi 50.000 euros por familia y ha desatado un monumental cabreo. El tipo cuenta una historia sabrosa, mitad triste, mitad esperanzadora: "Me pagaban unos 6.000 euros mensuales m¨¢s el bonus vendiendo derivados [armas financieras de destrucci¨®n masiva, seg¨²n la definici¨®n de Warren Buffet, que ha ganado y perdido algunos millones con ellos] y operando en el mercado de divisas. Pero lleg¨® octubre de 2008 y a las primeras de cambio me echaron a la calle, como a tantos otros. Unos meses despu¨¦s, la cuota de la hipoteca se multiplic¨® por dos, como por arte de magia".
La familia como refugio: la natalidad creci¨® un 3,5% el a?o pasado
Tras unos meses en paro -"en estado de shock, como todo el pa¨ªs"-, abri¨® una consultora financiera con dos ex compa?eros. Lo acabaron dejando. Habla varios idiomas y es licenciado por la Universidad de Reikiavik y m¨¢ster en Econom¨ªa por la de Copenhague. Pero al final ha dicho basta de finanzas. Sus padres regentan un peque?o hotel en un fiordo, no demasiado lejos de Reikiavik, y una peque?a agencia de viajes. ?se ser¨¢ su futuro. Pero no su presente: acaba de ser padre y disfruta de tres meses -tres- de permiso de paternidad. Vuelve la vista atr¨¢s y recuerda "un buen ambiente de trabajo en medio de un ecosistema supercompetitivo y apenas ninguna pista de lo que iba a pasar hasta que pr¨¢cticamente lo tuvimos encima". "Compet¨ªamos por llevarnos los clientes a esquiar a Suiza, al f¨²tbol a Espa?a; era algo tan absurdo como general. Un d¨ªa le contar¨¦ a mi hija que brind¨¢bamos con champ¨¢n a mil d¨®lares la botella y no se lo creer¨¢. Porque yo nunca hab¨ªa visto un crash anteriormente, aunque lo estudiara en los libros, y probablemente a ella le suceda lo mismo". Hay que aprender de la historia para escapar de ella.
Su reto?o es uno m¨¢s de los kreppa babys, los hijos de la crisis. La natalidad aument¨® un 3,5% en Islandia el pasado a?o, uno de los ritmos m¨¢s elevados de las ¨²ltimas d¨¦cadas. La familia como refugio en tiempos de crisis: Ragnhildur J¨®nsd¨®ttir tiene 30 a?os, est¨¢ apenas a dos semanas de dar a luz -le esperan al menos seis meses de permiso de maternidad- y tambi¨¦n tiene un historial en banca que ha pasado a mejor vida. "Trabaj¨¦ en el banco central y despu¨¦s en Glitnir, una de las grandes entidades financieras, en el servicio de estudios y despu¨¦s en el ¨¢rea de banca privada. Hasta que lleg¨® la crisis y decid¨ª dejarlo. Me fui a California y estudi¨¦ para convertirme en profesora de pilates, aunque tengo una licenciatura y un m¨¢ster en Econom¨ªa colgado en alguna pared de casa. Tal vez no gane lo mismo, pero lo prefiero de largo", explica. Olafsson y J¨®nsd¨®ttir dejan en el aire una frase redonda y pr¨¢cticamente id¨¦ntica: "Es mejor trabajar en algo constructivo". Es de suponer que por contraste con el trabajo que consiste en hinchar burbujas, en "acumular aire refinado", dec¨ªa Daniel Defoe. -
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