Avances m¨¦dicos con intereses ocultos
Un reportaje sobre el dolor muestra la eficacia de ciertas campa?as de la industria farmac¨¦utica para promover sus productos. La ocultaci¨®n de las fuentes induce a enga?o
Con frecuencia llegan a las redacciones estudios y datos aparentemente rigurosos y fiables que, sin embargo, pueden inducir a enga?o a los lectores o esconder intereses publicitarios o comerciales. Descubrirlos y evitarlos es un deber del periodismo riguroso. Quienes, siendo m¨¦dicos o pacientes, han de lidiar con el dolor cr¨®nico, debieron sentir un gran alivio al leer que "en el ¨²ltimo Congreso Europeo del Dolor, celebrado en Lisboa, se present¨® tapentadol (...), el primer analg¨¦sico que aparece en 25 a?os de una nueva generaci¨®n que marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s", y que "los expertos aseguraron en Lisboa que se inicia una nueva era en el manejo dif¨ªcil del dolor agudo y cr¨®nico". Lo afirmaba Mayka S¨¢nchez, colaboradora de EL PA?S para temas de salud, en el reportaje "El dolor como quinto signo vital", publicado el 22 de diciembre en Sociedad. En el mismo se describ¨ªa una situaci¨®n lamentable: "A pesar de que nueve millones de espa?oles sufren dolor cr¨®nico, s¨®lo el 10% de los facultativos de atenci¨®n primaria emplean escalas de medici¨®n para su mejor abordaje terap¨¦utico, un problema que provoca que hasta en la mitad de los casos, ese dolor pueda llegar a ser un s¨ªntoma mal tratado". La conclusi¨®n era clara: la mayor¨ªa de los m¨¦dicos no act¨²an correctamente y la mayor¨ªa de los pacientes est¨¢n mal tratados. Para paliar esa situaci¨®n hab¨ªa surgido la Plataforma sin Dolor, una iniciativa cuyo objetivo era "sensibilizar" a los m¨¦dicos y a la sociedad de que "con los avances de la medicina, el dolor puede y debe controlarse".
Varios m¨¦dicos llamaron a la Defensora para quejarse de que se diera tan mala imagen de su trabajo sin citar el origen de la estad¨ªstica. Pero uno de ellos, Enrique Gavil¨¢n, de Plasencia, observ¨® algo m¨¢s: "He estado buscando en la principal base de datos de estudios cient¨ªficos, la librer¨ªa PubMed de Estados Unidos, he analizado los estudios que se han publicado sobre este nuevo medicamento y, cr¨¦ame, los resultados muestran que no es muy superior al placebo y en todo caso es muy similar en cuanto a eficacia respecto de otros de los que hay mucha m¨¢s experiencia cl¨ªnica y cuyo precio, sospecho, ser¨¢ muy inferior". En su escrito a la Defensora pide que investigue si se trata de un caso de publicidad encubierta y conflicto de intereses.
Mayka S¨¢nchez aclara que los datos est¨¢n extra¨ªdos de la Gu¨ªa de Buena Pr¨¢ctica Cl¨ªnica en Dolor y que su valoraci¨®n del tapentadol se basa en las declaraciones que hizo Anthony Dickenson, uno de los especialistas que ha participado en los ensayos cl¨ªnicos, en el congreso de la Asociaci¨®n Europa para el Estudio del Dolor, celebrado en Lisboa, al que ella asisti¨®. El f¨¢rmaco, dice, est¨¢ avalado por "177 art¨ªculos, publicados en revistas y congresos internacionales", todos ellos dotados de "un comit¨¦ editorial y cient¨ªfico que vela por la veracidad, objetividad y calidad de los trabajos presentados".Para Mayka S¨¢nchez, la sospecha de publicidad encubierta a la que se refiere el doctor Gavil¨¢n "es una opini¨®n muy subjetiva y sin base en el texto publicado", ya que, dice, se limita a hablar de una de las mol¨¦culas presentadas en Lisboa, sin mencionar su nombre comercial. A la Defensora, esta explicaci¨®n no le parece suficiente. Todos los estudios sobre nuevos f¨¢rmacos, incluidos los que cita Mayka S¨¢nchez sobre el tapentadol, est¨¢n financiados por los laboratorios productores y a veces tambi¨¦n los congresos en los que se presentan. Sobre los sesgos en la investigaci¨®n cl¨ªnica y la publicaci¨®n de sus resultados existe una amplia literatura cient¨ªfica. La labor de un periodista es verificar la informaci¨®n y evitar los sesgos de parte que pueda contener.
?Estaba justificado presentar este f¨¢rmaco como un medicamento que marca "un antes y un despu¨¦s" o "una nueva era" en el tratamiento del dolor? Para aclararlo he consultado a los catedr¨¢ticos Xavier Carner, presidente del Comit¨¦ de Evaluaci¨®n de Medicamentos de la Agencia Espa?ola del Medicamento, y a Rafael Maldonado, investigador de la Universidad Pompeu Fabra que trabaja para los Institutos Nacionales de Salud de EE UU. Ninguno de los dos considera que el f¨¢rmaco sea una gran novedad. Ni siquiera el laboratorio que lo produce va tan lejos como Mayka S¨¢nchez. En la nota de prensa con que lo present¨® en junio afirma que "muestra una eficacia comparable a los opioides cl¨¢sicos" aunque ofrece "un perfil de tolerabilidad m¨¢s favorable". Y tampoco es una novedad: tiene el mismo mecanismo de acci¨®n que el tramadol, del mismo laboratorio.
Pero no hay s¨®lo un problema de exageraci¨®n. La forma en que se presenta la informaci¨®n justifica las sospechas del doctor Gavil¨¢n, pues se disimula que todo el contenido procede de una ¨²nica fuente, y se omite revelar que esa fuente es, en ¨²ltima instancia, el laboratorio productor del f¨¢rmaco. Cita a la Fundaci¨®n Gr¨¹nenthal como impulsora de la Plataforma sin Dolor, pero no aclara que ¨¦sta pertenece al laboratorio Gr¨¹nenthal Pharma, especializado en terapias analg¨¦sicas, que es quien financia la plataforma y la campa?a de medici¨®n del dolor. El reportaje tampoco aclara que el f¨¢rmaco que presenta como revolucionario pertenece a ese laboratorio. S¨®lo los lectores que ya conozcan a ese laboratorio pueden adivinar la relaci¨®n.
La informaci¨®n sigue peligrosamente el esquema de las nuevas estrategias que la industria farmac¨¦utica emplea para promover la prescripci¨®n de sus f¨¢rmacos, una vez erradicados los escandalosos incentivos con que premiaban a los m¨¦dicos. De hecho, los m¨¦dicos no son ya el ¨²nico objetivo de los departamentos de mercadotecnia de los laboratorios. Ahora tratan de influir sobre la prescripci¨®n a trav¨¦s de los propios pacientes. Esa estrategia consiste en hacer emerger (a veces incluso crear) un problema de salud, movilizando a especialistas de prestigio y si es posible, pacientes, con el objetivo de "sensibilizar" sobre el problema para el cual tienen la soluci¨®n.
Dada la suspicacia con que es recibida la informaci¨®n procedente de la industria, ¨¦sta se ha visto obligada a buscar formas indirectas y de mayor autoridad para vehicular su actividad. Para ello han creado fundaciones y plataformas te¨®ricamente independientes y sin ¨¢nimo de lucro, integradas por acad¨¦micos y especialistas, pero financiadas por la propia industria.
Todo ello est¨¢ presente en este caso. El reportaje comienza describiendo el grave problema del dolor, basado en estudios financiados por la industria; presenta a continuaci¨®n a la plataforma que va a luchar contra esta lacra, sin decir que est¨¢ promovida y financiada por el laboratorio, y acaba informando de un f¨¢rmaco que presenta como revolucionario, sin decir que es del mismo laboratorio. Para mayor abundamiento, el titular del reportaje coincide con el eslogan central de la campa?a financiada por Gr¨¹nenthal. Y ni siquiera es una informaci¨®n novedosa, pues la propia Mayka S¨¢nchez hab¨ªa publicado tres meses antes el mismo tema en El Pa¨ªs Semanal. Lo ¨²nico nuevo era la referencia al f¨¢rmaco. El reportaje cita el congreso de Lisboa pero no menciona que Mayka S¨¢nchez viajo a la capital lusa invitada por el laboratorio. El Libro de Estilo de EL PA?S establece al respecto: "El peri¨®dico, como norma general, no acepta invitaciones para elaborar informaciones. Las excepciones habr¨¢n de autorizarse expresamente por la Direcci¨®n. En las informaciones hechas tras aceptar una invitaci¨®n, se har¨¢ constar que el viaje ha sido patrocinado".
Sobre todo ello, la subdirectora responsable de Sociedad, Berna Gonz¨¢lez Harbour, afirma: "El peri¨®dico es cada d¨ªa el objetivo de una ingente marea de informes y estudios, muchos de ellos de parte, cargados de conclusiones a primera vista interesantes pero que pierden su legitimidad en cuanto se comprueba el inter¨¦s de su propio promotor. Nuestra tarea es analizar, distinguir y someter todo ello al m¨¢ximo escrutinio, y filtrar y publicar s¨®lo aquello que est¨¢ verdaderamente contrastado y que es de inter¨¦s objetivo para nuestros lectores. Los controles no han funcionado en este caso y pedimos disculpas. Ese art¨ªculo es un ejemplo de lo que no debemos hacer".
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