Indiferencia ciudadana

En unas declaraciones que realiza Juan Enciso, alcalde de El Ejido, desde la c¨¢rcel y que se ha emitido por Ejido TV, dice: "No voy a dimitir. Uno dimite con cargo demostrado". Si es as¨ª, hay alcalde para largo. Lleva ya 90 d¨ªas en prisi¨®n, los que le quedan y a la espera de juicio. Cuando estas situaciones se originan uno se pregunta c¨®mo es posible que pueda gobernarse, dirigirse un Ayuntamiento, desde la prisi¨®n. C¨®mo es posible que los intereses privados est¨¦n por encima de los particulares. Qu¨¦ serenidad puede tener este alcalde para atender los intereses de los ciudadanos.

Humanamente, tengo que entender que su mayor preocupaci¨®n en estos momentos es su defensa. Y, l¨®gicamente, tengo que pensar que si no deja la alcald¨ªa es porque le beneficia su permanencia y que los intereses p¨²blicos pasan, una vez m¨¢s, a un segundo plano.

No es, el de este alcalde, un caso aislado. En la provincia de Sevilla, la Fiscal¨ªa est¨¢ investigando a 16 alcaldes por corrupci¨®n urban¨ªstica. A estos alcaldes y otros en M¨¢laga, Almer¨ªa, Baleares, etc¨¦tera, les acompa?an en su discurrir por los juzgados funcionarios, arquitectos, abogados, notarios, constructores y hasta el sursuncorda si fuera menester. La raz¨®n no es otra sino que por s¨ª solos, sin estos apoyos, no ser¨ªa posible realizar una serie de actuaciones delictivas -si las han cometido- que son complejas por tener que desarrollarse en diversas ¨¢reas, departamentos e instituciones.

Se trata, por lo dem¨¢s, de unas situaciones que no responden a tiempos recientes, ni a las que resultan ajenas ning¨²n partido pol¨ªtico. Es algo que viene de antiguo y sigue sin resolverse. Muchas veces, entiendo, por la creencia de unos y otros, que estos comportamientos perjudican m¨¢s al adversario. Se dice que al Partido Popular le perjudica menos. Se considera que el ciudadano sensible a este grupo, en el momento de votar, pasa a un segundo plano circunstancias y se gu¨ªa s¨®lo por sus intereses. Que si un gobernante u otro le vende bienestar y se lo concreta en el d¨ªa a d¨ªa, termina si¨¦ndole indiferente que hagan el egipcio o se lo lleven calentito. En fin, no s¨¦.

Lo que s¨ª creo saber es que no se han adoptado mecanismos legales suficientes que frenen y eviten la expansi¨®n de la corrupci¨®n. Tambi¨¦n que, si no se adoptan criterios legales n¨ªtidos, uniformes y claros, seguir¨¢ ocurriendo, extendi¨¦ndose sin l¨ªmite. Confiando, cada uno de estos personajillos de lo criminal, en que los grupos pol¨ªticos a los que representan les ayudar¨¢n a sacar las casta?as del fuego para evitar que ¨¦ste les alcance. Tambi¨¦n sabiendo, estos mismos personajillos, de que a la larga son m¨¢s lo beneficios que obtienen -las penas a imponer no son elevadas y durante el procedimiento gozan de unos instrumentos de defensa superiores a los dem¨¢s- por lo que siguen actuando y extendiendo su ejemplo, lo que puede determinar que el ciudadano piense que todos son iguales y no influya en su voto estas conductas.

Tal vez, a la vista de esta extensi¨®n y que afecta a todos los grupos pol¨ªticos, pudieran buscarse soluciones para evitar la indiferencia del ciudadano y lograr una mayor eficacia en la erradicaci¨®n de estos comportamientos. El establecimiento de unas leyes con penas m¨¢s agravadas y la fijaci¨®n legal de un tiempo a partir del cual dejaran su acta de concejal ayudar¨ªa estos efectos. La acusaci¨®n -no imputaci¨®n- por parte del Ministerio P¨²blico y la apertura del acto de juicio podr¨ªan servir con car¨¢cter cautelar y la sentencia con car¨¢cter definitivo. En cualquier caso, es necesario un pacto de todos para no tener que soportar algo tan esperp¨¦ntico como ver a un alcalde en prisi¨®n usando la televisi¨®n del Ayuntamiento como si fuera suya, extendiendo un ejemplo que puede favorecer que estos comportamientos nunca acaben.