La pobreza de hoy tiene un rostro joven
El perfil del nuevo pobre se aleja del anciano y dibuja a un trabajador precario con ni?os peque?os - El reto es doble: crear empleo y fortalecer una red social que impida heredar la exclusi¨®n
Casi 80 millones de personas son pobres en Europa, una inmensa legi¨®n que no se debe a estos dos a?os de crisis y que tampoco ha podido combatir una d¨¦cada de bonanza econ¨®mica. La pobreza va cambiando su aspecto, del rostro envejecido que ha mostrado siempre, engordado a base de magras pensiones de jubilaci¨®n, ha pasado a perder arrugas y ahora son millones los hogares de gente joven que corren el riesgo de caer en el pozo de la miseria. Y encima, la penuria se hereda, como muy bien perciben los ciudadanos europeos: un 25% piensa que criarse en una familia sin recursos perpetuar¨¢ esa suerte. Y as¨ª es, en muchos casos, porque se cerrar¨¢n las puertas a la formaci¨®n y ser¨¢ dif¨ªcil sobreponerse a un entorno social de cierta marginaci¨®n.
El 11% de los trabajadores son pobres en Espa?a. En Europa, un 8%
La crisis ha afectado a personas que estaban ya en situaci¨®n vulnerable
Si no es de calidad, el empleo no basta para frenar la miseria
En Espa?a hay unas 300.000 personas que no tienen hogar
Empadronar a los que viven en la calle es dif¨ªcil, eso les hace perder ayudas
La Uni¨®n Europea quiere luchar para que la miseria no se herede
"La educaci¨®n, que hasta ahora hab¨ªa ayudado a moderar las desigualdades sociales, es ahora un terreno donde se generan", dice el irland¨¦s Fintan Farrell, director de la European Anti-Poverty Network (EAPN), una red de organizaciones que luchan contra la pobreza. Farrell, de visita en Madrid para participar en las conferencias que abren el A?o Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social, advierte que este fen¨®meno no es de hoy, sino que tuvo su origen en pol¨ªticas ultraliberales, como las de Reagan (EE UU) y Thatcher (Reino Unido), que "generaron unos niveles de desigualdad que no hubo forma de reconducir en los a?os siguientes".
Los problemas que la EAPN est¨¢ detectando en Europa son los cl¨¢sicos: de acceso directo a comida diaria, a la vivienda, a la formaci¨®n acad¨¦mica. Los universitarios, dice Farrell, est¨¢n rejuveneciendo el rostro de la pobreza.
Y la crisis poco tiene que ver con este panorama, por ahora, pero dejar¨¢ una nueva oleada de exclusi¨®n en unos a?os, si no se vira el tim¨®n. Porque poner diques para contener el desempleo, que es la medida en la que se emplean los responsables pol¨ªticos, no es la ¨²nica soluci¨®n. "La crisis s¨®lo ha mostrado las verg¨¹enzas. Espa?a est¨¢ seis puntos por debajo de la media europea en inversi¨®n social y la pobreza relativa alcanza al 19% de la poblaci¨®n. Eso no se ha mejorado en nada la pasada d¨¦cada, los a?os de mayor crecimiento econ¨®mico", afirma Carlos Sus¨ªas, responsable en Espa?a de la organizaci¨®n europea que preside Farrell, la EAPN. En ella se agrupan organizaciones tan influyentes como la Cruz Roja, C¨¢ritas, el Secretariado Gitano, Cocemfe, hasta 14 estatales. "El empleo no podr¨¢ por s¨ª solo mejorar esta situaci¨®n", prosigue Sus¨ªas, "porque no basta con tener un trabajo si este no es de calidad, si es precario", si uno recibe el finiquito cuando se tienen dos hijos y una hipoteca por pagar. "Ya antes de la crisis hab¨ªa un 11% de trabajadores pobres en Espa?a, un 8% como media en Europa". Ah¨ª arranca ese vergonzoso dato del 24% de pobreza infantil, la que est¨¢ afectando a los menores de 16 a?os.
Los consultados coinciden en que este dram¨¢tico fen¨®meno que va de la pobreza a la exclusi¨®n social es tan estructural en Europa como en otros continentes menos favorecidos, porque la causa est¨¢ en el modelo: "La cohesi¨®n social no resulta del crecimiento econ¨®mico, sino que es por s¨ª misma la que tiene capacidad de generar ese crecimiento", resume Sus¨ªas. Y reclama acciones inmediatas para evitar que esa situaci¨®n de miseria se herede de padres a hijos. "No hay que crecer para distribuir, eso ya lo hemos hecho y no ha funcionado, sino cambiar la forma de crecimiento econ¨®mico". A su modo de ver, la protecci¨®n social no puede basarse en parches econ¨®micos que capeen el temporal sino en solventes sistemas de protecci¨®n social. Y el espa?ol no es de los mejores.
Alguien est¨¢ en situaci¨®n de pobreza relativa cuando su renta est¨¢ por debajo del 60% de la mediana de las rentas del pa¨ªs de que se trate. Y as¨ª extrae Eurostat ese dato del 19% espa?ol, tres puntos por encima de la media europea. "Pero hay que a?adir que un 7% de esos espa?oles est¨¢ bajo la pobreza extrema", dice Jos¨¦ Manuel Caballol, director general de la Fundaci¨®n RAIS, Red de Apoyo a la Integraci¨®n Sociolaboral. La pobreza extrema es una situaci¨®n combustible que prender¨¢ a poco que se arrime a esa mecha un factor de exclusi¨®n, drogas, la ruptura de una relaci¨®n. Y ese es un viaje del que no siempre se vuelve.
Benito Artal naci¨® en una familia de pastores en Teruel. Cuando acab¨® el servicio militar se puso a trabajar en la Tudor, "la de las pilas". Pero aquello dur¨® hasta que "circunstancias de la vida" le llevaron a la c¨¢rcel. Y no por un delito menor, precisamente: pag¨® 20 a?os de prisi¨®n. Entr¨® en 1978 y cuando sali¨® no le esperaba m¨¢s que la calle. Busc¨® trabajo en la construcci¨®n, pero todos sab¨ªan que hab¨ªa estado entre rejas. Tiene un hermano del que no quiere saber nada (o quiz¨¢ al rev¨¦s) y hubo una novia que desapareci¨® mientras ¨¦l estaba encerrado. Hoy ha ido a comer al Albergue Municipal de Zaragoza y quiz¨¢ aparezca de nuevo para dormir, pero eso no es m¨¢s que una posibilidad. En su caso es dif¨ªcil determinar si fue la pobreza la que le llev¨® a la exclusi¨®n o la exclusi¨®n social la que le dej¨® en la calle para siempre. La trabajadora social que lleva su caso lamenta una circunstancia que estos d¨ªas est¨¢ en el candelero: el empadronamiento. Para que Benito Artal cobre un subsidio social necesita un a?o de empadronamiento, pero eso ya ser¨¢ imposible porque en 2010 cumple 65 a?os y pierde el derecho a esa prestaci¨®n. Le queda entonces la pensi¨®n no contributiva, pero las condiciones son a¨²n m¨¢s restrictivas para eso: se precisa una decena de a?os empadronado en alg¨²n sitio y dos a?os m¨¢s consecutivos empadronado antes de cobrar. "?C¨®mo cumplimos ese requisito administrativo?", se rebela la trabajadora social. Las leyes que son b¨¢sicas para el com¨²n de las personas se vuelven kafkianas con los excluidos.
As¨ª que Benito, con las piernas d¨¦biles, "como si estuviera borracho", pasea las calles de Zaragoza en un ir y venir sin mucho rumbo. No pide, pero le dan y se lo gasta en alg¨²n bocadillo, unas cervezas...
?Qu¨¦ es la exclusi¨®n social? "No se trata s¨®lo de tener un mejor nivel econ¨®mico porque hay pobres que tienen buenas relaciones sociales, que le ven sentido a la vida, pero los hay que tienen un trabajo para el que se levantan por la ma?ana como aut¨®matas y vuelven a la pensi¨®n de mala muerte despu¨¦s de un par de cervezas en soledad", dice Jos¨¦ Manuel Caballol, de RAIS. "Pero si no estuvi¨¦ramos convencidos de que se puede salir de la exclusi¨®n no estar¨ªamos aqu¨ª, trabajando en ello cada d¨ªa", se?ala animoso.
Muchas organizaciones est¨¢n en la calle con estas personas que Caballol no quiere llamar indigentes, porque lo ve peyorativo, ni mendigos, "porque la mayor¨ªa no lo son". Trabajan con ellos, les proporcionan alojamiento, comida, y les ense?an a pescar, porque es la ¨²nica forma de salir de la espiral miserable.
La crisis s¨ª ha golpeado, sin embargo, a aquellas personas que ya se encontraban en situaci¨®n de vulnerabilidad social y a otras muchas las colocar¨¢ en ese escal¨®n de precariedad.
El inmigrante es uno de los nuevos perfiles de personas con problemas de pobreza. El desempleo entre los extranjeros es feroz y a muchos puede v¨¦rseles en la cola de los comedores sociales. Los africanos son los m¨¢s afectados entre ellos, como se?ala el informe anual de vulnerabilidad social de la Cruz Roja. No hay un solo perfil para estas personas en riesgo: afecta a las mujeres mayores de 65 (peores pensiones), a los hombres entre 25 y 49; y m¨¢s a las personas solteras que a las casadas. Tener hijos acrecienta el riesgo y ellos tienen m¨¢s que la media: 1,8 frente a 1,3. Todos estos datos los extrae Cruz Roja de una inmensa muestra de 189.186 personas atendidas en 2007. Pero en su bolet¨ªn de julio de 2009 hay informaci¨®n reciente a partir de encuestas a casi 23.000 personas atendidas. El 56% opina que la crisis ha influido en su situaci¨®n econ¨®mica mientras que al 37% no le ha afectado. El empleo y la vivienda se se?alan como los dos grandes problemas que se han agravado con la recesi¨®n econ¨®mica. La precariedad en el empleo ha afectado a m¨¢s de uno de cada cuatro, que ha cambiado de trabajo en el ¨²ltimo a?o. Toda esto ha revuelto la vida de aquellos que ya estaban expuestos a un alto nivel de riesgo en 2008, dice el informe de Cruz Roja. El 91% declara haber tenido problemas familiares, peleas por temas de dinero, y el 80% manifiesta angustia permanente u ocasional. El lenguaje con el que se redactan los resultados de las encuestas puede ser aburrido y fr¨ªo, pero en esos datos est¨¢ la mecha que enciende la exclusi¨®n social.
Estos problemas, con todo, no son propios ni exclusivos de Espa?a. La estrategia de Lisboa no ha surtido el efecto deseado en una d¨¦cada y ahora hay planes para 2020. La ministra de Sanidad y Pol¨ªtica Social, Trinidad Jim¨¦nez, present¨® la conferencia de hoy, que reunir¨¢ a expertos con motivo del a?o Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social. Jim¨¦nez reconoci¨® problemas comunes a los europeos y fij¨® los objetivos para este a?o: visualizar el problema y acercarlo a la agenda pol¨ªtica, propiciar la coordinaci¨®n entre las instituciones p¨²blicas y las organizaciones sociales para contribuir a incrementar la cohesi¨®n social. Y renovar los compromisos europeos y nacionales. El comisario europeo de Asuntos Sociales, el checo Vladimir Spidla, admiti¨® que Europa no tiene gran poder sobre los Estados miembros para imponer pol¨ªticas pero quiso hacer hincapi¨¦ en las recomendaciones que alumbrar¨¢n futuras reuniones, como el impulso de empleo de calidad o la lucha contra la transmisi¨®n de la pobreza como una herencia ineludible. Spidla record¨® que "trabajar en los sistemas educativos y en capital humano es m¨¢s importante que las infraestructuras", a pesar de que muchos planes econ¨®micos emprendidos por los Gobiernos para espantar la crisis han apoyado esta ¨²ltima v¨ªa del empleo temporal.
Mientras los pol¨ªticos se re¨²nen otra vez para sacar adelante nuevas estrategias de inclusi¨®n social, para ahuyentar el fantasma de la pobreza en una Europa que ha hecho gala tradicionalmente de una buena protecci¨®n social, unas 30.000 personas no tienen hogar en Espa?a, el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de esta cadena. "La crisis no ha agudizado en nada la situaci¨®n de esta gente, porque el que nada tiene, nada pierde...", dice Gustavo Garc¨ªa Herrero, responsable desde hace m¨¢s de 13 a?os del Albergue Municipal de Zaragoza. Su amplia experiencia y los datos recogidos en todo ese tiempo muestran que apenas ha cambiado el panorama. Los hombres sin hogar siguen siendo la amplia mayor¨ªa del colectivo y los extranjeros siguen representando algo m¨¢s del 50%. La infravivienda y el hacinamiento afecta sobre todo a estos ¨²ltimos. "Lo que s¨ª percibimos es un leve repunte de la cronificaci¨®n, es decir, los que no pueden salir del pozo porque las oportunidades son menos, y de eso s¨ª tiene la culpa la crisis. Los anuncios de empleo de los peri¨®dicos que ponemos en el tabl¨®n del albergue son escas¨ªsimos", lamenta Garc¨ªa Herrero. Y entre los sin hogar, que no entre los pobres, s¨ª se aprecia, prosigue, un ligero envejecimiento. Garc¨ªa Herrero advierte que la cuesti¨®n econ¨®mica no es la que lleva a la calle si se tiene vivienda.
"Incluir en las estad¨ªsticas la posesi¨®n de una vivienda en propiedad mejorar¨ªa sustancialmente los datos de pobreza espa?oles y los de los pa¨ªses mediterr¨¢neos en general", dice el presidente del Comit¨¦ de Protecci¨®n Social de la UE, Aurelio Fern¨¢ndez. Y tiene raz¨®n. Hay criterios que cambiar¨ªan las gr¨¢ficas.
Pero sustancialmente nada mejorar¨¢ mucho "si hay pol¨ªticas de empleo y vivienda pero no se refuerzan las redes profesionales de apoyo a estas personas para que salven los conflictos y el abandono, para que no pierdan la motivaci¨®n", dice Garc¨ªa Herrero. El responsable del Albergue de Zaragoza reconoce el "esfuerzo que est¨¢n haciendo todas las administraciones por incrementar los recursos para la inclusi¨®n y la inserci¨®n as¨ª como para ayudas urgentes". Pero todo se quedar¨¢ en "asistencialismo", asegura, si no hay una red de atenci¨®n a personas sin hogar. "Y en muchas grandes ciudades eso todav¨ªa no existe".
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