Disparos a la realidad
El festival Fotoencuentro, de Murcia, centra sus exposiciones en torno al documento y la actualidad
"?Qu¨¦ nos queda? Todo y nada: el ¨¢rbol de la esperanza en el que se recorta sobre las monta?as del valle herido y la extensi¨®n de la ciudad agonizante. Ese ¨¢rbol resisti¨® todas las cat¨¢strofes humanas e inhumanas y sigue all¨ª y reverdece. Con su arte de fot¨®grafo, Pablo Ortiz Monasterio ha asegurado el triunfo de la luz en medio del coraz¨®n de las tinieblas". Con tan vehementes palabras concluye su texto Jos¨¦ Emilio Pacheco (premio Cervantes 2009) para presentar la obra del mexicano Pablo Ortiz en el Centro Cultural Las Claras, sede principal de la d¨¦cima edici¨®n de Fotoencuentros, evento fotogr¨¢fico que patrocina la Fundaci¨®n Cajamurcia y que coordina Paco Salinas.
Las 17 exposiciones del festival se aglutinan en torno a un interrogante: "Humanos ?c¨®mo somos?". La concisa pregunta aboca la propuesta a un registro documentalista en el que lo variado de la oferta no permite que se sucumba frente al estereotipo del compromiso maniqueo. El poliedro creativo queda fijado por la mirada subjetiva de cada fot¨®grafo, quien centra su trabajo en una realidad concreta que se momifica y congela. Si nosotros podemos ser espectadores de estas instant¨¢neas temporales es por la firmeza, la insistencia dispendiosa y gratuita de la mirada de cada uno de estos fot¨®grafos; estas obras no se pueden concebir fuera de sus singulares circunstancias: el obturador act¨²a como una guillotina del tiempo y la imagen es la huella de la luz sesgada. Cada toma nos hace conscientes de que la caja oscura no es un agente reproductor neutro sino una m¨¢quina que produce efectos deliberados. Cada fotograf¨ªa ha reducido el hilo del tiempo a un punto. Ya saben: "El tiempo de la foto no es el del Tiempo", aquello que sentenciara Denis Roche. Alegato obvio pero enfatizado si hablamos de fotograf¨ªas documentales expuestas, ahora, sobre paredes desnudas con acompa?amiento escaso de palabras; im¨¢genes que se desprenden del anclaje al que las somete el texto que las acompa?a cuando aparecen editadas en medios gr¨¢ficos para instalarse en el m¨¢s all¨¢ acr¨®nico e inmutable de la imagen sobre la pared.
Fotoencuentros 10
Festival internacional de fotograf¨ªa
Murcia y Cartagena
Organizado por Fundaci¨®n Cajamurcia
Hasta el 28 de febrero
www.fotoencuentros.es/10
En Fotoencuentros se recogen trabajos pausados que recorren una vida (o casi) como los de Jos¨¦ Miguel de Miguel (Centro Cultural Cajamurcia, Cartagena), cuya obra atrapa el tiempo de cigarros y lega?as de la posguerra espa?ola. Un trazo en la historia a la que toma el pulso el periodista y editor de la revista FOTO Manuel L¨®pez (Muralla Bizantina, Cartagena) y a quien el ex presidente Felipe Gonz¨¢lez, en el texto de presentaci¨®n, reivindica como testigo activo. Frente a la Historia con may¨²sculas, relevos generacionales. Susana Gir¨®n (Centro Cultural Las Claras), con las instant¨¢neas capturadas en su entorno familiar, nos sugiere que los cambios del tiempo no operan exclusivamente en la gran Historia sino tambi¨¦n en el interior de esa peque?a historia cuya medida puede ser la existencia de cada uno de nosotros. Met¨¢foras del tiempo que tambi¨¦n destila la obra de ?scar Fernando G¨®mez (Puertas de Castilla, Murcia), que con sus tomas desde su taxi en Monterrey practica las tres virtudes que constituyen al verdadero artista: la vigilancia, la sabidur¨ªa y, la m¨¢s parad¨®jica de todas, la fragilidad.
Estas bondades nos hacen reconocer al fot¨®grafo como h¨¦roe privilegiado que no puede esconderse atemorizado por los acontecimientos, m¨¢s bien los mira de frente y hace suyo el principio de atestiguamiento al datar ontol¨®gicamente la existencia de lo que da a ver. Tomo como ejemplos las im¨¢genes del periodista Vidal Coy (galer¨ªa Detr¨¢s del Rollo, Murcia) dando fe del remoto ¨¦xodo de los kurdos iraqu¨ªes, los bell¨ªsimos retratos del medio rural de Bert Teunissen (Molinos del Ri¨®, Murcia), las po¨¦ticas enso?aciones de ?ngel Haro (galer¨ªa Bambara, Cartagena) sobre los personajes que habitan los lindes de r¨ªo Ncomati en Mozambique, la espont¨¢nea adolescencia de David Hornback (Ram¨®n Alonso Luzzy, Cartagena) o el registro voluntarioso y en clave de admiraci¨®n que sobre la vida de Ram¨®n Gaya realiza Juan Ballester (Archivo General, Murcia).
El festival concluir¨¢ a finales del mes de febrero. Por recortes de presupuesto este a?o no habr¨¢ Fotomarat¨®n: el aut¨¦ntico encuentro documental que congrega a todos los aficionados. Tampoco se editar¨¢ cat¨¢logo. Paradojas de una edici¨®n en la que careceremos del documento que prolonga la vida del festival m¨¢s all¨¢ de estas fechas concretas.
![La alegr¨ªa de vivir (1966), de Jos¨¦ Miguel de Miguel.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HM42ZSH5XACTS7WNXERDXI6GSQ.jpg?auth=af9373f266793df55c715d59da84133087f1e7df2671a3eb9ff1e41b1090c922&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.